>>Aunque la economía china sorprendió positivamente en su crecimiento del tercer trimestre, los datos esconden problemas de fondo por los que atraviesa el gigante asiático. El consumo interno no despega, la tasa de desempleo sigue en aumento, el sector inmobiliario sigue desplomándose, y los datos de exportaciones e importaciones mostraron caídas mayores a las esperadas. Esta situación, genera preocupación a nivel internacional y en Uruguay, puesto que China es uno de los principales motores de una economía mundial que acumula dificultades en diversos frentes.
“La locomotora del mundo”. Así se denominaba a la economía china, fundamentalmente tras el estallido de la crisis financiera internacional de 2008. Con el mundo desarrollado golpeado por una crisis no vista desde la Gran Depresión, el gigante asiático se transformó en el principal motor del crecimiento mundial. La irrupción de la pandemia en 2020, con epicentro inicial en la ciudad de Wuhan, y la posterior paralización de actividades a escala global, parecía augurar que la economía china sería una de las más afectadas. Por el contrario, al cierre de 2020 la situación era inversa, y China había logrado salir como uno de los grandes vencedores de la pandemia, siendo la única gran economía mundial que pudo crecer respecto a 2019.
A cartas vistas, parecía que China era inmune a la desaceleración económica.
Sin embargo, en los últimos meses esa realidad cambió radicalmente. La actividad económica muestra señales de alerta, el mercado hipotecario se ha convertido en una importante amenaza, y el comercio internacional –que parecía ser la principal fortaleza de su economía- muestra señales de preocupación.
Esta situación despierta especial preocupación a nivel internacional, donde los problemas en la economía se siguen acumulando y los riesgos bajistas están cada vez más presentes. Además, en el caso de Uruguay también tiene importantes repercusiones, puesto que China es, desde el año 2012, el mayor socio comercial del país y el año pasado fue el destino del 28% de las exportaciones de bienes medidas en dólares, con US$ 3.277 millones.
El termómetro del comercio
Si bien el Producto Interior Bruto (PIB) de China creció 3,9% en el tercer trimestre, lo que supuso un repunte frente a la caída de 2,6% del segundo trimestre, el dato esconde problemas de fondo por el que atraviesa su economía. El consumo interno sigue sin repuntar, la tasa de desempleo continúa en aumento y el sector inmobiliario sigue desplomándose. Todo ello, anticipa una desaceleración de la economía mayor a la anticipada por las autoridades, que esperan una expansión anual de 5,5% este año.
Además, los datos de exportaciones e importaciones mostraron caídas mayores a las esperadas.
Las exportaciones en dólares cayeron un 0,3% en octubre respecto al año anterior, según informó la Administración General de Aduanas de China, muy por debajo del aumento del 4,5% previsto por los economistas y del 5,7% de setiembre. Es la primera vez desde mayo de 2020 que las exportaciones registran un dato interanual negativo. Por su parte, las importaciones cayeron 0,7%, lo que implica la primera baja de las adquisiciones del país desde agosto de 2020.
Las ventas externas de China se contrajeron tanto a EEUU, como a la Unión Europea, debido al enfriamiento de estas economías y la caída de su demanda, en un escenario de alta inflación y políticas monetarias más restrictivas.
En cuanto a las importaciones, el descenso fue generalizado. Las importaciones chinas de materias primas se debilitaron en general en octubre, ya que la ralentización de la economía limitó los envíos de productos como el gas natural, el cobre y la soja. Las importaciones de mineral de hierro en los diez primeros meses de 2022 descendieron con respecto al año pasado, ya que la continua caída de la construcción de viviendas destruye la demanda de acero y otros materiales de construcción.
En el caso de la relación con Uruguay, cabe destacar que China perdió su lugar de principal destino de los bienes exportados por nuestro país, ocupando en los últimos meses el segundo lugar del ranking por detrás de Brasil. En octubre, las ventas al gigante asiático alcanzaron los US$ 138 millones, lo que implica un 47% menos que en igual mes de 2021, según los últimos datos del instituto Uruguay XXI. Ello se debe, principalmente, a las menores compras de carne bovina y de subproductos cárnicos, aunque también cayeron las ventas de lácteos.
Política “covid cero”
Para China, la fuerte caída de la demanda de sus productos en el extranjero elimina un puntal clave para el crecimiento en un momento en el que su economía se ve presionada por la política “covid cero” del gobierno y la grave situación del sector inmobiliario.
Tras el XX Congreso del Partido Comunista, que culminó con la reelección de Xi Jinping como el líder supremo, trascendió el rumor de que el Gobierno estaría evaluando relajar las estrictas restricciones por covid. Sin embargo, el pasado fin de semana, las autoridades reafirmaron que –al menos por ahora- mantendrán su estrategia.
Los confinamientos forzados han afectado a la actividad económica a lo largo del año y la amenaza de nuevas medidas para sofocar incluso los más pequeños brotes de covid-19 lleva a los consumidores a mostrarse reticentes a gastar y a las empresas a invertir, lo que agrava el problema del mercado inmobiliario.
No obstante, no todas son pálidas. Las restricciones por covid y la caída de los precios de algunas materias primas están presionando a las empresas para bajar los precios. Analistas consultados por la agencia de noticias Bloomberg ven muy probable que el índice de precios al productor (IPP) probablemente haya sido deflacionario en octubre por primera vez en casi dos años.
Un menor nivel de precios podría ampliar el margen para que el Gobierno chino flexibilice sus políticas, y a nivel internacional podría contribuir a frenar el problema de la inflación mundial.