Banco Mundial espera un “modesto” repunte, pero con aumento de la deuda y menor productividad

Advertencia > “Oleadas de acumulación de deuda no suelen tener final feliz”

La economía global se aceleraría levemente durante el año que comienza, y crecería en conjunto un 2,5%, de acuerdo con el nuevo pronóstico publicado por el Banco Mundial (BM). Pese a ello, se advierte por la presencia de riesgos importantes a escala global, así como el incremento del endeudamiento de los países emergentes y el menor aumento de la productividad en 40 años.

La economía mundial registraría un crecimiento en 2020 cercano al 2,5%, a medida que se recuperen gradualmente las inversiones y el comercio, señala la última actualización del informe Perspectivas económicas mundiales del BM.  Sin embargo, se advierte que aún persisten riesgos de que la situación empeore.

La actualización de las previsiones estima que el crecimiento del conjunto de las economías avanzadas se desacelere a un 1,4% este año, en parte debido a que persiste la debilidad en las manufacturas. En tanto, para los mercados emergentes y economías en desarrollo se espera que el 2020 venga con una aceleración de la economía que crecería en conjunto para estas economías en 4,1%. Sin embargo, se aclara que “este repunte no es generalizado, y para establecer esta proyección se da por supuesto que mejorará el desempeño de un pequeño grupo de economías grandes, algunas de las cuales están saliendo de un período de debilidad considerable”. De hecho, el BM prevé que cerca de la tercera parte de los mercados emergentes y las economías en desarrollo se desaceleren este año como consecuencia de que el volumen de las exportaciones y las inversiones será menor al esperado.

“En vista de que el crecimiento de las economías emergentes y en desarrollo probablemente se mantendrá bajo, los responsables de formular políticas deberían aprovechar la oportunidad para encarar reformas estructurales que impulsen un crecimiento de base amplia, factor esencial para reducir la pobreza,” sostuvo la vicepresidenta de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del BM, Ceyla Pazarbasioglu, según consignó el organismo en su comunicado de prensa. “Las medidas dirigidas a mejorar el clima para los negocios, el Estado de derecho, la gestión de la deuda y la productividad pueden contribuir a lograr un crecimiento sostenido”, especificó.

Riesgos

Por otro lado, predominan los riesgos de que las perspectivas mundiales empeoren, y la concreción de dichos riesgos podría desacelerar el crecimiento de manera considerable. Entre estos riesgos se incluyen una nueva escalada de las tensiones en las relaciones comerciales y la incertidumbre respecto de las políticas en esta área, y las conmociones financieras en los mercados emergentes y las economías en desarrollo.

Aun si estos mercados y economías se recuperan tal como está previsto, el crecimiento per cápita se mantendrá muy por debajo de los promedios de largo plazo y de los niveles necesarios para alcanzar los objetivos vinculados con el alivio de la pobreza.

“Las bajas tasas de interés mundiales ofrecen solo una protección precaria contra las crisis financieras”, sostuvo el director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial, Ayhan Kose. “La historia muestra que las oleadas de acumulación de deuda no suelen tener final feliz. En un entorno mundial frágil, es fundamental implementar mejoras en las políticas a fin de minimizar los riesgos asociados con la actual ola de endeudamiento.”

Deuda y productividad

Justamente, el informe del BM hace referencia a la reciente acumulación de deuda en las economías emergentes y en desarrollo. Según detalla, en los últimos 50 años se han registrado cuatro oleadas de acumulación de deuda. La más reciente, que comenzó en 2010, ha sido la más grande, la más rápida y la más generalizada de las cuatro. El organismo advierte que si bien los bajos niveles actuales de las tasas de interés mitigan algunos de los riesgos asociados con un endeudamiento elevado, las oleadas previas desembocaron en crisis financieras de amplio alcance.

Entre las políticas que pueden reducir la probabilidad de que surja una crisis o que pueden atenuar sus impactos en caso de que se produzca, se incluyen la elaboración de marcos fiscales y monetarios resilientes, la instauración de sólidos regímenes regulatorios y de supervisión, y la aplicación de prácticas transparentes de gestión de la deuda.

En otro orden, se advierte que la desaceleración del incremento de la productividad (fundamental para incrementar los ingresos y reducir la pobreza) producida desde la crisis financiera mundial ha sido la más abrupta y la más generalizada de los últimos 40 años. En los mercados emergentes y las economías en desarrollo, esta desaceleración ha reflejado la debilidad de las inversiones y la merma en los aumentos de la eficiencia, así como una menor reasignación de recursos entre los distintos sectores. El ritmo de las mejoras en relación con numerosos factores clave de la productividad laboral (incluidas la educación y las instituciones) ha decaído o se ha estancado desde la crisis financiera mundial.


América Latina crecería 1,8%

La economía de América Latina y el Caribe se aceleraría en 2020 a un 1,8%, a medida que se consolide el crecimiento en las economías más grandes y se eleve la demanda interna en toda la región. En Brasil, se prevé que el aumento de la confianza entre los inversionistas y la flexibilización gradual de las condiciones del financiamiento y el mercado laboral sirvan de base para que el crecimiento se acelere al 2%. En México, el crecimiento aumentará al 1,2 % debido a que la merma en la incertidumbre normativa contribuirá a que las inversiones repunten, mientras que se prevé que Argentina se contraiga a un ritmo más lento, del 1,3%.