El BCU resolvió comenzar un proceso de reducción de los encajes en moneda nacional, apostando por potenciar el proceso de desdolarización de la economía. Desde el sector bancario interpretan que la decisión es la consolidación de una medida que tenía carácter transitorio, y se interpretan como “medidas muy razonables dado el contexto” económico actual y que “tiene un impacto positivo en la disponibilidad de los bancos para dar préstamos en moneda local”.
El directorio del Banco Central del Uruguay (BCU) resolvió comenzar un calendario de reducción de los encajes bancarios en moneda nacional, “en el marco del proceso de desdolarización y reconstrucción de los mercados en pesos, del cual la rebaja de la inflación y el nuevo marco de política monetaria son pilar fundamental”, según señala el comunicado publicado por la entidad.
Esta reducción tendrá carácter permanente y “está en línea con las mejores prácticas en materia de política monetaria, que sugieren que no es recomendable hacer un uso intensivo de la normativa de encajes como variables política, sino que se recomienda darle al sistema bancario una mayor estabilidad en este aspecto”.
Además, la propuesta apunta a llegar a valores muy reducidos en los encajes para los depósitos a mayor plazo, fomentando así la captación de este tipo de depósitos. “El sistema muestra una marcada liquidez de los depósitos, lo que dificulta la posibilidad de los bancos de otorgar crédito en moneda nacional a mayor plazo”, sostiene el comunicado.
El cronograma establece tres instancias de ajuste durante 2021, una a partir de enero, otra en julio y la tercera en diciembre.
De esta forma, los encajes para los depósitos a plazos menores a 30 días pasaran del actual 22%, a un 20% en enero, 17% en julio y 15% en diciembre. Entre 30 y 90 días de plazo, bajara del 11%, a un 9%, luego al 5% y finalmente al 3%; entre 180 y 365 días de plazo bajaran del 7% al 5%, luego al 3% y en diciembre al 2%, y por último, los depósitos mayores a un año de plazo pasaran del actual 5%, al 3% en enero, al 2% en julio y llegarán al 1% en diciembre.
Una vez completada, esta medida representará una liberación total de fondos cercana a los 20.000 millones de pesos, lo que equivale a un 1% del PIB.
El BCU ya había resuelto una liberación de encajes para las entidades bancarias el pasado 24 de abril de carácter transitorio, atendiendo al contexto de emergencia sanitaria, junto a otras medidas para garantizar la liquidez del sistema y mantener así la cadena de pagos.
De acuerdo al BCU, la decisión “está en línea con las mejores prácticas en materia de política monetaria, que sugieren que no es recomendable hacer un uso intensivo de la normativa de encajes como variables política, sino que se recomienda darle al sistema bancario una mayor estabilidad”.
“Impacto positivo”
En ese sentido, el gerente de mercados globales de HSBC Uruguay, Santiago Vitacca, interpreta que la medida “busca darle carácter permanente” a un instrumento que tenía carácter transitorio debido a la crisis sanitaria. En su opinión, esta decisión genera condiciones para facilitar el crédito en una economía golpeada por la pandemia y, de esa forma, dinamizar la actividad.
En cuanto al objetivo de desdolarizar la economía, interpretó que genera “incentivos para endeudarse mayormente en pesos”, más aún dado el contexto internacional donde las tasas de interés en dólares están en niveles cercanos al 0%.
De acuerdo a Vitacca, la decisión no repercutirá en mayores presiones inflacionarias debido al contexto de caída de la actividad, sumado a las perspectivas de ajustes salariales con caídas en términos reales y el elevado desempleo. Además, advirtió por las “limitaciones” que tiene la política monetaria para incidir sobre el nivel de precios de forma aislada.
A modo de resumen, evaluó que son “medidas muy razonables dado el contexto” económico.
Por su parte, el director Financiero de BBVA, Alejandro Vinetz, evaluó que es una decisión “que sigue la lógica de lo enunciado y perseguido por el BCU, la tasa de interés como instrumento de regulación monetaria y un nivel de encajes más ‘normal’, no tan elevado como hasta el presente”.
En su opinión, “es un instrumento más que aporta para la desdolarización”, aunque estimó que la efectividad dependerá también de otros factores, entre ellos el comportamiento de la divisa, el nivel de inflación y la aceptación de la moneda local como medio de ahorro.
“La medida en si tiene un impacto positivo en la disponibilidad de los bancos para dar préstamos en moneda local, más que nada en 2022, que es cuando rige a pleno y ya no hubiera impactado la reducción parcial de encajes dispuesta con motivo del covid”, aseguró Vinetz.
“Rumbo correcto”
Por su parte, el economista Pablo Moya, de la consultora Oikos, evaluó que la decisión “va en el rumbo correcto”, aunque respecto a la efectividad para avanzar en la desdolarización de la economía, estimó que “es bastante exigente ponerle a una sola medida ese cometido”.
“No es sólo la medida de los encajes lo que va a hacer que uno pase de pesos a dólares”, comentó Moya, asegurando que la desdolarización depende de varias partes. “Si los precios no tuvieran sobresaltos, uno tendría más incentivos a hacer (transacciones) en moneda nacional”, estimó el experto.
En ese sentido, evaluó que más allá del objetivo, en cierta forma “llama la atención que se baje los encajes” ya que puede dar una señal al mercado de abaratar el crédito, en momentos en que la inflación “si bien ha mostrado una tendencia descendente, está lejos de la meta del BCU”. De todas formas, desestimó que exista un “riesgo inflacionario” ya que la economía está en recesión y así continuará según sus estimaciones durante la primera mitad del 2021.
Copom decidió “mantener una política monetaria expansiva” por la coyuntura económica
Si bien estaba previsto ir acomodando la política monetaria a medida que se normalizaran las condiciones económicas, el incremento de casos de covid-19 en el país y la adopción de nuevas medidas para contener los contagios llevó al Comité Política Monetaria (Copom) del BCU a mantener la actual instancia de política monetaria para acompañar la situación económica. Por ese motivo la tasa de interés de referencia (TPM) continuará en 4,5%.
El comunicado del Copom señala que el entorno económico internacional muestra una desaceleración global marcada por la incertidumbre, donde la noticia de la incipiente vacunación y el mantenimiento de políticas muy expansivas impulsan al alza expectativas de crecimiento y precios de activos. En las economías emergentes se destaca el ritmo de crecimiento de China y un importante retorno de capitales.
En la región, la crisis sanitaria sigue provocando un escenario de tensión junto a desequilibrios macroeconómicos persistentes.
En cuanto a la economía local, se destaca la recuperación del tercer trimestre, aunque se observa un enlentecimiento en el repunte del cuarto trimestre y las perspectivas para la temporada turísticas están afectadas por el cierre de fronteras y otras medidas sanitarias.
Por estos motivos, el Copom “considera necesario mantener una política monetaria expansiva acorde con la situación, tendiente a evitar restricciones de liquidez”. Sin embargo, se insiste en que “cuando las condiciones así lo permitan, y en tanto las expectativas de inflación continúen bajando, la evolución hacia un sesgo contractivo podrá realizarse en base a una corrección moderada del instrumento de política monetaria”.