Un cierre de 2020 con menor dinamismo al previsto, el agravamiento de la pandemia y resultados peores a los estimados, llevaron a que BBVA Resarch recortara su previsión de crecimiento de Uruguay en 2021 de 4% a 2,7%. Sin embargo, la sólida posición institucional, el plan de vacunación, y el hecho de que los grandes desafíos “están en la agenda” y hay consensos sobre ellos, hacen ver con optimismo al futuro. “Argentina tiene más problemas que Uruguay y no están ni en agenda. Entonces, veo el futuro de Uruguay con optimismo”, aseguró a CRÓNICAS Marcos Dal Bianco, economista Jefe de BBVA Research para Uruguay y Argentina.
Por Ricardo Delgado | @ricardo_dl
BBVA Research, el área de investigación y análisis económico del banco, presentó su último informe Situación Uruguay, correspondiente al primer semestre del año, durante un webinar del que participaron Dal Bianco; la economista senior, Adriana Haring; y Juan Manuel Manías, economista principal para Uruguay y Argentina.
Luego de la presentación, los expertos conversaron con CRÓNICAS respecto al informe presentado, donde se refirieron al empeoramiento de la situación económica como reflejo del agravamiento de la pandemia, pero donde también mostraron un horizonte con optimismo.
Dedos de tijera
El agravamiento de la situación sanitaria y la evolución negativa de algunos indicadores adelantados llevaron a que BBVA Reserch recortara sus previsiones para Uruguay de un 4% para 2021 en diciembre, a tan solo un 2,7%.
En diálogo con CRÓNICAS, Haring explicó que el escenario se complejizó. En primer lugar, esperaban “un rebote mucho más grande” en la actividad del cuarto trimestre, que finalmente no ocurrió, y determinó que la caída del PIB en 2020 fuera de 5,9% y no 5,1% como se preveía. Otro factor fue el “recrudecimiento de la pandemia, que obliga a medidas de tipo restrictivas”, lo que junto con el cierre de fronteras y el desplome del turismo, incidieron negativamente.
“Lo que estamos viendo es que el rebote que esperábamos no se va a dar. Eso nos obligó, ya con un primer trimestre con muchos indicadores conocidos, a revisar a la baja las previsiones de crecimiento”, explicó Haring. Sin embargo, aclaró que ello “no quita que si después el avance de la vacuna va bien, y empieza a florecer la actividad, lo revisemos al alza, como también lo contrario, es decir, si se recrudece aún más, no llegan las vacunas necesarias y siguen las restricciones, podemos revisarlo a la baja”.
A diferencia de años anteriores, donde los primeros trimestres suelen arrojar buenos resultados como consecuencia del turismo, en esta oportunidad los datos del primer trimestre “no van a ser tan buenos cuando se den a conocer” adelantó Haring. No obstante, aseguró que será un período “muy difícil de comparar” en términos interanuales, porque incluye “medio mes con cuarentena estricta (marzo 2020)” en la comparación interanual que hace que “algunos indicadores crezcan pero con una comparación muy engañosa”.
A pesar de ello, insistió en que “lo peor” en cuanto a nivel de actividad lo estamos atravesando actualmente.
La economista Senior de BBVA Research evaluó que dado el escenario actual, “lo más certero es pensar que Uruguay –si sigue este camino de vacunación- va lograr una inmunidad de rebaño en el tercer trimestre”, lo que implicaría lograr un mejor desempeño económico en la segunda mitad del año.
Mucho, poquito, nada
Consultados respecto al gasto del gobierno uruguayo para atender la situación económica y sanitaria, Haring reflexionó que cada gobierno gasta de acuerdo a lo que tiene. “Uruguay venía de años que no lograba superávit primario (…). Dentro de las posibilidades, el gobierno hizo ajustes en otro tipo de gastos, pero priorizaron el gasto covid, priorizaron evitar el rompimiento de la cadena de pagos, ayudar a la población más vulnerable, a hogares más pobres y a las pymes”, señaló. “Uruguay es un país chico y tiene un presupuesto limitado. No es EEUU que puede mandar un estímulo fiscal como el que encaró”, agregó.
Manías destacó también que hubo políticas que “no pasan por la plata que se gasta” y puso como ejemplo las medidas del BCU sobre la reglamentación del sistema financiero y la baja de los encajes. “A veces son medidas difíciles de cuantificar. (…) Hay muchas medidas que Uruguay trató de hacerlas sin este tipo de costos”, sostuvo.
En materia fiscal, se espera que el déficit se mantenga en el entorno del 5,4% del PIB, debido a la necesidad de continuar con los planes de apoyo, lo que estiman desaparecerá en 2022 cuando esperan que el déficit cierre en 3% del PIB. Consultados respecto a lo ambicioso de esa proyección, Haring explicó que tiene en cuenta la recuperación de los ingresos por mayor actividad y la eliminación del paquete covid.
“Esperamos que el año que viene no tengan necesidad de seguir asistiendo como lo estuvieron haciendo este año. Pero, nuevamente, esto es en el marco de una incertidumbre tan grande, que si llegamos a noviembre y vemos que todavía esto sigue igual, seguramente pondremos más gasto para el año entrante y el resultado final será otro”, explicó.
La experta remarcó la “iniciativa del Gobierno” en buscar reestructurar los gastos desde el comienzo de la gestión, pero reconociendo que ese objetivo tuvo que ser postergado por la pandemia. “Veo buena predisposición de hacerlo. Pero lo que pasa es que el muerto que le encajaron es muy grande como para poder resolverlo en un año sólo”, comentó.
Manías, a su turno, recordó que una de las cosas valoradas positivamente fue la introducción de una regla fiscal, pero ello “se tuvo que poner en pausa”, con un pragmatismo total. “Es parte también de esa previsión, que se ve como ambiciosa, que se retome aquella actitud que tuvo que dejar en pausa o que cambió momentáneamente por la pandemia”, expresó.
Riesgos y desafíos
En cuanto a las amenazas en el escenario económico, el equipo de BBVA Research coincidió en que “el riesgo transversal a todo es el sanitario”, aunque valoran que Uruguay ha realizado una correcta gestión. “Uruguay lo ha encarado bien, ya que en este momento la mejor política económica es un buen plan de vacunación”, sostuvo Manías.
Otro riesgo mencionado fue el alto endeudamiento, tanto de Gobierno como del sector corporativo, que puede generar un “efecto cascada” si se corta el flujo de capitales a los países emergentes. Sin embargo, enfatizaron que “Uruguay está bastante mejor posicionado que el resto”, no solo por su investment grade, sino por su posición institucional.
“La posición de Uruguay es envidiable. Tiene un nivel de deuda, que sí es alto, pero era previsible que fuera así, sobre todo porque no tiene margen fiscal para tomar esas medidas, porque venía con ciertos desequilibrios desde antes”, sostuvo Haring.
Entre los principales desafíos de Uruguay una vez superada la pandemia, remarcaron que el principal foco estará en “lograr la consolidación fiscal” y bajar los niveles de inflación.
En el plano fiscal, interpretaron que un “tema súper relevante” será la reforma de la seguridad social. “Hace tiempo que venimos diciendo que una de las reformas necesarias es la reforma del sistema previsional”, subrayó.
A propósito de estos temas, Dal Bianco destacó que la buena novedad para Uruguay es que todos los desafíos están en la agenda. “Argentina tiene más problemas que Uruguay y no están ni en la agenda. Entonces veo el futuro de Uruguay con optimismo”, puntualizó.
Manías agregó que además de estar en agenda, se trata de temas consensuados. “Nadie en Uruguay, salvo alguien muy extremo en su pensamiento, podría cuestionar este tipo de reformas; lo han consensuado los grandes sectores políticos, por lo cual la agenda está encaminada, es cuestión de ver la eficiencia y los tiempos”, reflexionó.
Transformación verde
La presentación del BBVA incluyó un análisis sobre el desempeño medioambiental de Uruguay, a cargo del economista Tomás Tirantafilo.
Explicó que Uruguay ha empeorado su desempeño desde 2008 a la fecha, tiene las emisiones de gases de efecto invernadero per cápita más altas de Sudamérica y no se encuentra entre los 40 países más atractivos para inversiones en materia ambiental. Por ello, estimó necesario “establecer una agenda de políticas que incentiven las inversiones en el país, y permitan reducir la emisión de gases”.
No obstante Triantafilo destacó que Uruguay tiene el menor nivel de emisiones de CO2 de la región y valoró la incidencia que tuvo el cambio de la matriz energética.
Por último, valoró que hay “dos señales muy positivas”, una del sector público, con el anuncio de una inversión de US$ 10 millones para fortalecer el uso de energías renovables en materia de transporte”. La segunda corresponde a “la emisión del primer bono verde en Uruguay para financiar proyectos de transporte limpio” que realizó recientemente el BBVA.
“Estamos en un muy buen camino y en muy buen lugar”, concluyó.
Manías dijo a CRÓNICAS que “Uruguay ha hecho gran parte del trabajo, quizás el más difícil, que es cambiar la matriz energética”.