La baja de la inflación y las menores expectativas llevaron al Banco Central (BCU) a definir una reducción de la Tasa de Política Monetaria (TPM) de 50 puntos básicos (pb). El presidente de la entidad, Diego Labat, destacó que el descenso de las expectativas de inflación “es un proceso que claramente de a poco se va consolidando, pero que todavía le falta consolidarse”. Asimismo, adelantó que “todo movimiento para adelante va a depender como siga evolucionando la inflación y las expectativas», pero que una vez se consolide la baja deberán “estar prontos” para “pisar el acelerador”.
El Comité de Política Monetaria (Copom) del BCU resolvió ayer jueves una reducción de TPM en 50 puntos básicos, de 11,25% a 10,75%, lo que constituye el segundo descenso en las últimas tres reuniones. De todas formas, se aclara que se mantiene la “fase contractiva de la política monetaria”.
El descenso registrado por la inflación (ver nota página 11) y las expectativas fue determinante para la decisión. El dato principal (5,98%) y subyacente (5,2%) se encuentran en niveles que no se observaban desde 2017 y 2009 respectivamente. Por su parte, en junio el promedio de los indicadores de expectativas de inflación a 24 meses se situó en 7,09%, por debajo del trimestre anterior (7,23%). Este promedio es el resultado de una reducción en todos los indicadores recopilados, con excepción de los empresarios.
En una conferencia de prensa brindada ayer jueves luego de la reunión, el presidente del BCU, Diego Labat, afirmó que el descenso de las expectativas “es un proceso que claramente de a poco se va consolidando, pero que todavía le falta consolidarse”. “Para nosotros es muy relevante el dato de las expectativas de la inflación, que lentamente vienen convergiendo hacia el objetivo que el banco tiene», señaló.
En función de los últimos datos y de la actual instancia de la política monetaria, el Copom espera nuevas reducciones de las expectativas en las próximas mediciones.
Por otra parte, se interpreta que “la rebaja de la inflación llega en un momento oportuno para reducir la inercia inflacionaria en las negociaciones salariales, las cuales siguen siendo un riesgo a los pronósticos de inflación”.
La proyección del BCU para el horizonte de política monetaria (24 meses) es de una inflación de 5,3%, manteniéndose en el rango objetivo durante todo el período.
“A partir del panorama general planteado y con el objetivo que la inflación y sus expectativas converjan en el horizonte de política monetaria a 24 meses, el directorio del BCU decidió mantener la fase contractiva de la política monetaria y fijar la TPM en 10,75%, señalando que los futuros movimientos de la tasa de interés estarán condicionados por la evolución de la inflación y de sus expectativas en el horizonte de 24 meses”, concluye el comunicado.
Labat reafirmó a la prensa que todo movimiento para adelante va a depender de cómo siga evolucionando la inflación y las expectativas. “Mientras la inflación no esté más abajo, es difícil dar ciertos pasos», comentó el jerarca. No obstante, agregó que deben “estar prontos” para cuando ello ocurra, porque eso va a implicar “pisar el acelerador en determinados aspectos”.
En cuanto al impacto del recorte de la TPM sobre el dólar, Labat no quiso aventurar pronósticos, y afirmó que “la mejor estimación sobre lo que va a pasar en cuanto al valor del dólar, es lo que vale hoy».
Cabe señalar que el dólar tuvo esta semana un quiebre en su tendencia a la baja en el mercado cambiario, y tuvo dos aumentos importantes los días miércoles y jueves, una vez conocidos los datos de inflación de junio. Ayer jueves el dólar interbancario cerró a 38,33 pesos la unidad, lo que implicó un aumento diario de 1,16%, superando el nivel de 38 pesos por primera vez desde el 16 de junio.