Aunque la actividad económica global “cobró mayor ímpetu”, el escenario “se presenta más complejo e incierto para la economía uruguaya de lo que se preveía el trimestre pasado, debido sobre todo a una mayor incertidumbre del contexto político internacional”, advierte el informe de Política Monetaria del Banco Central (BCU). Se espera que la actividad local continúe creciendo de forma moderada, aunque existen riesgos que, de materializarse, afectarían negativamente al equilibrio macroeconómico.
A nivel internacional, el BCU destaca que la actividad económica registró un “mayor ímpetu” en la segunda mitad de 2016, fundamentalmente en las economías avanzadas, donde “se observó una aceleración en Estados Unidos, Reino Unido, Japón y algunas economías de la zona euro”. Sin embargo, las economías emergentes siguieron mostrando un comportamiento heterogéneo, donde por un lado China mantuvo un buen ritmo de crecimiento, pero Brasil prolongó su recesión.
Al ritmo de esta recuperación de la actividad global, también mejoraron los precios de las materias primas: el índice de precios de productos primarios del FMI subió 15% entre agosto 2016 y febrero 2017. El mayor aumento se dio en los energéticos, liderados por el precio del petróleo, como consecuencia del recorte de la producción de los miembros de la OPEP y otros países relevantes, junto a las expectativas de dinamización de la demanda global. Por su parte, los precios de los metales aumentaron 24% entre agosto 2016 y febrero 2017, debido a la expansión de la inversión en China y al plan de desarrollo de infraestructura que se espera en Estados Unidos. En tanto, los precios de los alimentos se incrementaron en menor proporción, como consecuencia de la reducción de la sobreoferta existente en los meses previos.
En el caso de los precios relevantes del comercio exterior de Uruguay, en el último trimestre se destaca cierta reducción del precio de la soja, una mejora del precio de la carne y una disminución del precio del petróleo.
En ese sentido, en el “escenario base” esperado por el BCU (el de mayor probabilidad de ocurrencia), “la demanda externa relevante para la economía uruguaya mostraría un dinamismo similar al que se esperaba un trimestre atrás”. “La región continúa mostrando dificultades para retomar un crecimiento sostenido y se espera que crezca a una tasa moderada en 2017. Por su parte, Estados Unidos crecería apenas por encima del 2%, mientras que China continuaría su proceso de desaceleración estructural, manteniendo un crecimiento superior al 6%. Europa seguiría mostrando una expansión modesta, con varios riesgos a la baja”, detalla el informe.
Ni chicha, ni limonada
En lo que refiere a la economía uruguaya, registró en 2016 una mejora importante en los términos de intercambio, lo que se debe a la significativa caída de los precios de importación. De cara a este año, se espera estabilidad en el promedio anual pero en 2018 mostrarían “cierta reducción”. En cuanto al escenario financiero se muestra “más favorable que en los meses previos aunque existe una mayor incertidumbre derivada del contexto político, acerca del rumbo de la política económica tanto a nivel global como regional”. Asimismo, se advierte que el menor fortalecimiento del dólar determinaría un aumento de la inflación en dólares de los socios comerciales, en particular, de la región.
No obstante, los primeros indicadores de actividad que se han ido conociendo, muestran que la economía uruguaya habría continuado creciendo en el primer trimestre del año.
En lo que refiere al mercado laboral, este mostró un “ligero deterioro”, lo que se vio reflejado en la caída del empleo y en “cierto incremento en el desempleo”. De todas formas, evalúa que en una perspectiva de más largo plazo, la economía mantiene bajos niveles de desempleo, altos niveles de empleo, junto a una tendencia creciente del salario real y el ingreso real de los hogares.
En materia de competitividad, detalla que el tipo de cambio real efectivo (TCRE) global se depreció levemente en el primer trimestre de 2017 con respecto a diciembre (0,4%), como resultante de una depreciación respecto a la región (3,1%) que no fue compensada por la apreciación frente al resto del mundo (4,5%). Este comportamiento regional se observó tanto respecto a Argentina (+3.2%) como respecto a Brasil (+2.9%).
En lo que refiere a la inflación, recordó que la tasa interanual disminuyó en el primer trimestre del año, respecto al último de 2016, situándose en 6,7%, e ingresando en el rango meta fijado por el Comité de Coordinación Macroeconómica (conformado por el BCU y el Ministerio de Economía). Asimismo la inflación subyacente (que excluye precios volátiles y administrados) se ubicó en 6,6%, levemente por debajo del dato global. En este escenario, se ajustaron a la baja las expectativas para los próximos 24 meses, ubicándose la mediana en 8,1%, cifra que de todas formas, se encuentra por encima del rango objetivo de las autoridades.
Factor de riesgo
En este contexto, se espera que la economía uruguaya continúe creciendo de forma moderada y que la inflación registre un ajuste a la baja. Sin embargo, existen algunos riesgos de la economía global y regional que, de materializarse, afectarían negativamente al equilibrio macroeconómico de este escenario base.
En primer lugar, menciona el riesgo de que el nuevo gobierno de Estados Unidos implemente una combinación de políticas económicas que afecten el crecimiento y las condiciones financieras globales. “Este escenario supondría una serie de efectos derrame negativos sobre el resto del mundo: podría afectarse el crecimiento mundial ante mayores restricciones comerciales, y se observarían condiciones financieras internacionales más restrictivas ante las subas más pronunciadas de las tasas de interés de la Fed y de los bonos largos de Estados Unidos”, sostiene el informe. Esta situación provocaría “mayores costos de financiamiento para emergentes, mayor riesgo, mayor fortalecimiento del dólar y salidas de capitales”.
En lo que refiere a la zona euro, si bien persiste el riesgo de mayores tensiones financieras como resultado de las negociaciones por el Brexit, se redujo el riesgo de que las medidas tomadas por el BCE para reactivar la actividad e impedir la deflación sean insuficientes.
El informe de Política Monetaria también señala otros riesgos como mayores dificultades de la economía china, ya sea por una reducción significativa del crecimiento o por un aumento de la volatilidad financiera originada en diversos ámbitos (problemas bursátiles, deuda de los gobiernos regionales, banca en las sombras o depreciación del yuan).
Por último, advierte que “podría darse un aumento de las tensiones geopolíticas que repercutan en los precios de las materias primas y/o en la volatilidad de los mercados financieros”.
“Si bien la probabilidad de estos acontecimientos es relativamente baja, serán motivo de un monitoreo permanente dados los efectos negativos que generarían sobre el desempeño de la economía en caso de materialización”, sostiene el informe.