El Fondo Monetario Internacional (FMI) afirma que los canjes de deuda innovadores pueden ayudar a los gobiernos con acceso limitado a mecanismos tradicionales de subvenciones climáticas o alivio de la deuda. Por su parte, El Banco Mundial (BM) estudia el diseño de un instrumento de financiamiento soberano “muy novedoso”, que apoye la transición climática. En octubre, la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, había instado a los organismos multilaterales a “dar créditos donde la tasa de interés se comprometa con aspectos ambientales”.
En el marco de las reuniones anuales del FMI y el BM que tuvieron lugar en el mes de octubre, la ministra Arbeleche instó a los organismos multilaterales a implementar mecanismos de financiamiento soberano que incorporen el cumplimiento de objetivos ambientales.
“Es momento para que los organismos multilaterales estén dispuestos a dar créditos donde la tasa de interés se comprometa con aspectos ambientales”, dijo la jerarca.
La propuesta parece haber sido bien recibida por los organismos que planifican diversos instrumentos de financiamiento soberano, que vayan en esa dirección.
Durante su reciente visita a Uruguay y en el marco de un diálogo con medios especializados del que participó CRÓNICAS (ver edición del 9 de diciembre), Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del BM para América Latina y el Caribe, sostuvo que “la ministra ha sido muy efectiva en presentar ese argumento”. “En un contexto muy dinámico, sobre todo en la agenda de cambio climático, donde todos están buscando facilitar esa transición, con instrumentos económicos, instrumentos de deuda, se podrían lograr impactos”, explicó.
A su entender, Arbeleche realizó un “excelente planteamiento”, que fue tomado “muy en serio” por el BM, y por ello se trabaja en base a esa orientación para diseñar un instrumento, que sería “muy novedoso” para el organismo. “Es una excelente propuesta en momentos en que estamos tratando de apoyar esta transición climática. Nos gusta porque es un compromiso serio con metas serias”.
Si bien no quiso aventurar una fecha sobre cuándo estaría disponible, comentó: “Espero que pronto”. “No puedo dar una fecha exacta, porque se puede hacer algo muy novedoso y va a tener que recibir aprobación del consejo directivo, (…) pero me gustaría que fuese en el 2024”, señaló.
Liberar sin desatar
En una línea similar, aunque con otro enfoque, un estudio del personal técnico del FMI, señala que los países más vulnerables al cambio climático -y a la pérdida asociada de biodiversidad natural- suelen ser los que menos capacidad de inversión tienen para fortalecer la resiliencia, porque sus presupuestos están presionados por la deuda.
En ese sentido, se interpreta que “los canjes de deuda por acción climática y por naturaleza tienen como objetivo liberar recursos fiscales para que los gobiernos puedan mejorar la resiliencia sin desatar una crisis fiscal o sacrificar el gasto en otras prioridades de desarrollo”.
En un artículo publicado en el blog del FMI y firmado por la directora gerenta, Kristalina, Georgieva, y los funcionarios Marcos Chamon y Vimal Thakoor, se explica que “los acreedores ofrecen alivio de la deuda a cambio de que el gobierno se comprometa, por ejemplo, a descarbonizar la economía, invertir en infraestructura resiliente al clima o proteger la biodiversidad de los bosques o los arrecifes”.
En los casos en que la acción climática no se habría concretado sin el canje, el mecanismo promueve la acción climática o protege la naturaleza. Y, en la medida en que la reducción de la deuda supere los nuevos compromisos de gasto, los prestatarios obtienen alivio fiscal en forma de ahorro presupuestario.
Los canjes podrían incluso generar ingresos adicionales para los países con una biodiversidad valiosa, al permitir que cobren a los demás por proteger esa diversidad y mantener un bien público mundial. Esto también es cierto para los sumideros de carbono, entornos naturales que absorben dióxido de carbono de la atmósfera y que forman parte importante de la transición hacia una economía con menos emisiones de carbono.
El FMI subraya que para que los canjes tengan un impacto real, el número y la magnitud de las operaciones deben aumentar de forma importante. Esto significa abordar los obstáculos a la ampliación y mejorar las condiciones financieras con las que se realizan los canjes.
El personal técnico del FMI propuso estructurar acuerdos en torno a objetivos climáticos y ambientales amplios, como la descarbonización del sector energético, la inversión en adaptación o la protección de la naturaleza; dejar atrás los proyectos a medida y respaldar el gasto presupuestario en clima en países con una gestión financiera pública sólida y credibilidad de las políticas, y vincular los canjes a indicadores de fácil seguimiento, como las emisiones de carbono, la deforestación o la explotación de los océanos.