El Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) organizó un conversatorio en el que varias figuras del ámbito educativo discutieron sobre cuál debería ser el rumbo de la educación durante el próximo período de gobierno. El evento fue moderado por Javier Lasida, presidente del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed); y contó con la palabra de Gonzalo Baroni, director nacional de Educación; Adriana Aristimuño, directora de Políticas Educativas de ANEP; Juan Pedro Mir, ex director nacional de Educación; y Leonardo Folgar, presidente de Ceibal.
Durante su charla introductoria en el auditorio del World Trade Center, el presidente del CED, Hernán Bonilla, resaltó la importancia de la educación en el desarrollo del país, y señaló que la agenda económica y la agenda social se “retroalimentan positivamente” y deben ir de la mano. “Necesitamos una economía que crezca más y genere más recursos para invertir en educación, y a su vez necesitamos una población mejor educada para tener una economía que crezca más”, declaró.
Por su parte, Lasida valoró como un logro de este período la aprobación de un currículo “razonable”, es decir, “una definición clara de lo que deben lograr los educandos”. Aun así, el presidente del Ineed fue crítico con el sistema de supervisión y sentenció que “Uruguay está entre que tiene un sistema de inspección malo y que carece de un sistema de inspección”. Opinó que la supervisión tendría que estar orientada al centro y no a los docentes, que debería centrarse en la parte pedagógica y no en lo burocrático, y que “hay que evitar ser juez y parte”: “si un organismo gestiona los centros, no puede ser el mismo organismo el que los inspecciona”.
En tanto, Mir advirtió que hay que ver la transformación educativa como algo constante, y resaltó la importancia de “ampliar la base social del sistema educativo”, de incorporar a los distintos actores en la toma de decisiones. Esto incluye a los profesionales, a los sindicatos, a los centros, a las familias y demás. El docente señaló que, por ejemplo, en Europa las familias tienen un rol mucho más activo en el sistema educativo, cosa que, si se fuera a implementar, nuestro país “ganaría mucho en democracia”.
Además, argumentó a favor de una mayor integración de los centros educativos en la comunidad y un mayor diálogo entre sí. Mir también recordó que hay alrededor de 800.000 uruguayos de entre 20 y 50 años que no han culminado la educación obligatoria, e instó a “rescatar a estos compatriotas”. A su vez, recordó que hay muchos docentes de secundaria y enseñanza técnica que no tienen título y destacó la importancia de trabajar hacia esa meta.
Potenciar el uso de datos
El presidente de Ceibal también remarcó el rol de la reinvención constante del sistema educativo, “porque la educación cambió, lo que llevaba a un niño a leer en 1960 no es lo mismo que lo lleva a leer hoy”. Folgar opinó que, ya habiendo desarrollado la infraestructura necesaria, “es hora de crear los equipos necesarios para aprovecharla y obtener mejores resultados”.
En esa línea, mencionó algunos ejemplos de datos que obtiene el sistema educativo actualmente que pueden ayudar a solucionar algunos problemas. Uno de los que presentó fue que, luego de la pandemia, se constató mediante datos de Ceibal que un 70% de los estudiantes eran ausentes crónicos, es decir, que asistían a clase, pero tenían más de 20 faltas anuales. Mediante estudios desarrollados por Ceibal consultando con las familias, encontraron que había una cuestión de percepción: las familias percibían 20 faltas anuales como un número muy alto, pero no dos faltas al mes. Este es un ejemplo, postuló, de cómo Uruguay puede “potenciar el uso de la infraestructura y los datos que tiene” para mejorar la educación.
Incentivos para los docentes
Por su parte, Baroni enlistó una serie de aspectos del sistema educativo que deberían mejorarse, como el sistema de concursos y puntajes docentes, o la elección de horas, y expresó que “ser inspector no puede ser el punto más alto de la carrera docente”. El director señaló que sería deseable que los docentes pudieran elegir horas para dos o más años consecutivos, en lugar de tener que hacerlo anualmente, y poder generar un vínculo más fuerte con el centro.
Asimismo, propuso que la paga fuera diferenciada dependiendo la zona en la que trabaja el docente: “no es lo mismo dar clase en una zona céntrica que en la periferia”, debería “haber un incentivo para que los docentes trabajen en zonas más complicadas”.
Baroni también destacó la importancia de una buena formación docente, que comprenda aspectos como educación tecnológica, idioma inglés, y entrenamiento en la detección de discapacidades y dificultades de aprendizaje. Por último, instó a “simplificar el sistema de inscripción” a la educación pública.
Formación y repetición
Para Aristimuño, la meta del próximo gobierno debería ser la de “seguir abriendo” el sistema educativo. Un gran eje, planteó, debe ser la ampliación de la matrícula de tiempo completo en primaria. La directora de políticas educativas apuntó que es importante replantearse el rol de los directores, que “están muy solos y tienen una enorme complejidad en su labor”. Además, señaló que al disminuir la repetición es muy importante dar más apoyo a los estudiantes para que puedan mantener el ritmo del curso, y destacó la pertinencia de la profesionalización de la docencia, de “mejorar el ecosistema de su formación”.