El comercio internacional no atravesaba justamente por su mejor momento, cuando la pandemia del Covid-19 y las medidas de confinamiento para contener los contagios provocaron una paralización de los flujos de intercambio internacionales. Sin embargo, no todos perdieron, sino que hubo sectores que se beneficiaron de la coyuntura, como aquellos asociados al comercio electrónico, según analizó el director de la Escuela de Negocios de la Universidad Católica, Marcos Soto. En cuanto a Uruguay, dijo que se registró una fuerte caída de las exportaciones que “era esperable, pero no por ello deja de ser grave”.
El nombre de la videoconferencia no era particularmente original, pero era sumamente claro respecto al contenido tendría la disertación del director de la Escuela de Negocios de la Universidad Católica (UCU), Marcos Soto: “El comercio internacional en la nueva normalidad”.
En el evento, organizado por la Cámara Oficial Española de Comercio y Navegación, Soto evaluó que se atraviesa por un momento de “incertidumbre muy importante”, y puso como ejemplo de ello las últimas proyecciones divulgadas por la OCDE donde se trazan dos posibles escenarios a futuro, uno en el que el Covid-19 permanece bajo control a nivel internacional (generando una recuperación en V), y otro en el que se registra una segunda ola de contagios (provocando una nueva caída de la actividad y reactivación más lenta, es decir, una recuperación en W) (ver nota página 16).
Soto aclaró en su disertación que el comercio no refiere solo al intercambio de bienes, sino que abarca también al comercio de servicios, que ha registrado un importante crecimiento, adquiriendo una relevancia muy fuerte en el mundo, tanto en producción, cómo empleo e inversión. “No podemos olvidarnos que el sector servicios va a ser fundamental de aquí en más y va a ser uno de los grandes generadores de trabajo, y de trabajo calificado”, comentó.
El mundo del comercio internacional previo a la pandemia tampoco era color de rosas, y así lo hizo ver Soto en su disertación, recordando que estábamos en un “mundo multipolar” pero con “tendencia bipolar” por la guerra comercial que enfrentaba a las dos mayores economías del mundo: Estados Unidos y China. Asimismo, se verificaba una “vuelta al proteccionismo” y economías emergentes atravesaban por “problemas latentes o crónicos” que les generaban vulnerabilidades de forma constante.
En este escenario, la institucionalidad internacional aparece “muy debilitada” con la Organización Mundial del Comercio (OMC) estancada en sus negociaciones desde el año 2001, debido a la parálisis impuesta por potencias internacionales que “quieren imponer su juego”. En ese sentido, estimó que a futuro el organismo “debe recobrar su institucionalidad y credibilidad, adaptando su funcionalidad a tiempos actuales”.
El mundo también se caracterizaba por las cadenas globales -o regionales- de valor, que si bien tenían una ventaja de eficiencia, presentaban un riesgo de interdependencia que se materializó con el Covid-19. “Esa forma de configurar la producción mundial de bienes guardaba una trampa que era la interdependencia, donde si se quiebra un eslabón, se quiebra el circuito natural de producción”, sostuvo.
Impactos
Soto evaluó que atravesamos por una “coyuntura nunca vista” con “un apagón cuasi-voluntario de la mayoría de las economías del mundo” y cuyos efectos definitivos aún “son bastante inciertos”. No obstante, proyectó que la recuperación de la actividad económica va ser fraccionada, al tiempo que los países registrarán aumentos de los niveles de deuda pública.
En cuanto a los impactos sobre Uruguay, mencionó la caída interanual del 17,7% registrada en las exportaciones de bienes entre enero y mayo, “era esperable, pero no por ello deja de ser grave”. Además, dijo que “preocupa el comportamiento”, ya que la mayoría de nuestros principales clientes registraron fuertes caídas: las ventas a China cayeron 40%, a Brasil 35%, Argentina 28% y México 25%. Sin embargo, del lado lleno del vaso se observan los fuertes crecimientos de “destinos no tradicionales” como Argelia (a donde las exportaciones crecieron 31%), Egipto (+202%) y Canadá (+79%), principalmente por ventas de “lácteos” y “algo de carne”. A su entender, el país tiene una oportunidad de diversificación en estos destinos que permitirían reducir la concentración de ventas a China. “La concentración de mercados implica una concentración de riesgos”, opinó.
En cuanto a las importaciones, que Soto calificó como “tan importantes como las exportaciones” ya que refieren a la dinámica comercial interna y de producción, también tuvieron una caída, aunque menor a las exportaciones (-7,3%). Las mayores caídas fueron en vehículos (-30%), autopartes (-27%) y celulares (-20%), lo que refleja la caída del consumo doméstico. “Eso lo sufren las empresas”, comentó. Otro “punto clave” fue el importante aumento de 82% registrado por las importaciones de carne bovina, algo que -según Soto- “realmente preocupa”.
En materia de servicios, comentó que el turismo emisivo de Argentina ya estaba mostrando una tendencia a la baja, lo que sumado al Covid-19 genera un “importante desafío para Uruguay”.
And the winner is…
“No todos pierden”, dijo Soto al referirse al comportamiento mostrado y que se proyecta para el comercio electrónico, lo que ha repercutido en el precio de mercado de grandes empresas como Amazon. “Eso llegó para quedarse”, aseguró, aunque el ritmo de crecimiento dependerá “de cuánto se evangelice a los consumidores” a través de este canal. “Tiene un gran desafío este sector, para aprovechar la oportunidad e instalarse definitivamente. Los consumidores se están sintiendo a gusto”, agregó.
Respecto a los “medios de pago”, evaluó que han tenido “poca innovación” y se siguen utilizando los medios tradicionales como” cartas de crédito, medio pago engorrosos, caros, que muchas veces dependen de terceros”. En ese sentido, prevé que si el consumo internacional se comienza a individualizar “debería acelerarse medios de pago alternativos para comercio internacional”, por ejemplo, a través de las criptomonedas. “Todo lo vinculado con el uso de la tecnología podría verse fortalecido y en particular los medios de pago, que han innovado muy poco”, resumió.
Nueva temporada
En materia de integración , se refirió al problema de “desgaste del proceso regional del Mercosur”, de descoordinación macroeconómica que profundiza las asimetrías del bloque, y con una Argentina “sin posibilidad de mayor apertura” debido a que “no tiene capacidad de competir” con productos que vienen del exterior, debido a una industria local “paralizada y poco eficiente” (ver recuadro).
Evaluó que las negociaciones en curso con Canadá, Corea del Sur y Singapur deben continuar, aunque matizó que hay que ver qué acordamos y cómo. “Si nos dejan afuera productos clave, después nos sirve muy poco como instrumento de desarrollo. (…) Es muy seductor entrar a esos mercados, pero nos tienen que dejar hacerlo, y en iguales condiciones de como el Mercosur se abra”, sostuvo.
En cuanto al acuerdo con la Unión Europea, valoró que “es un hito histórico que marcará un mojón en el proceso de apertura”, aunque prevé que seguramente la novela “tenga más episodios”.
“Argentina en caída libre. No importa cuando lean esto”
Como si fuera una consigna de Twitter, Soto fue duro al momento de referirse a la situación económica de Argentina, país que atraviesa desde hace años por serias dificultades, y donde nada hace prever que esa situación vaya a cambiar. “Argentina (está) en caída libre. No importa cuando lean esto. Posiblemente sigue estando como tendencia en el próximo evento”, dijo el director de la Escuela de Negocios de la Universidad Católica.
El combo del país vecino es complejo: elevada inflación, tipos de cambios múltiples, cepo cambiario, medidas proteccionistas, entre otras debilidades.
Eso afecta a Uruguay por varias vías, pero fundamentalmente en el comercio de bienes y en la llegada de turistas argentinos a nuestro país. Recordó que aún teniendo fronteras abiertas, algo que “no depende sólo de Uruguay”, el escenario para el sector turístico local aparece como sumamente desalentador. Recordó que antes de enero de 2020 se esperaba una mala temporada (que finalmente “no fue tal”), pero que sería “un piso” para el futuro. Sin embargo, dada la coyuntura actual, “es probable que en enero de 2021 encontremos un nuevo piso”.
Empuje y competencia
En cuanto a Brasil, destacó que hace un año y medio había comenzado una recuperación que finalmente no logró confirmar, por lo que sigue siendo “una economía muy débil”. Indicó que se espera que el PIB brasilero caiga un 6,5% este año y en 2021 la recuperación sería lenta.
Soto comentó que Brasil es clave para muchos sectores de la economía uruguaya. “Precisamos un Brasil fuerte, estable y consumiendo. (…) No parece ser lo que vaya a ocurrir”, agregó.
Asimismo, dijo durante su disertación que el país norteño inició una apertura económica histórica, lo cual “puede empujarnos a diversificar mercados”, pero advirtió que “también puede guardar algún tipo de riesgo para nuestra economía” ya que está ingresando en mercados de competencia de Uruguay, como la carne.