Por: Ricardo Delgado y Catalina Misson
“El mercado sube por escalera y baja por ascensor”, fue la frase repetida por varios analistas consultados por CRÓNICAS respecto a la sobrerreacción que mostraron los mercados internacionales durante el “lunes negro”. El temor a una recesión en EEUU y la decisión del Banco de Japón (BoJ) de aumentar la tasa de interés (lo que suele anticipar una recesión), generaron un pánico bursátil que implicó bruscas caídas en los principales indicadores internacionales. Para el caso de Uruguay, no se esperan grandes shocks gracias a la estabilidad e institucionalidad del país. Una buena calificación de deuda, mejores fundamentos y un riesgo país bajo, hacen menos sensible al país.
El comienzo de la semana para los mercados internacionales estuvo marcado por fuertes caídas generadas por el temor a una recesión en EEUU, lo que generó una tendencia a refugiarse en el dólar. En EEUU, el índice tecnológico Nasdaq retrocedió 4% tras haber comenzado la semana con pérdidas de hasta el 6%. El índice VIX, conocido como “el índice del miedo», que mide lo que pagan los inversores por protegerse del riesgo de caídas en Wall Street, se disparó hasta 42 puntos, mostrando niveles similares a los de la pandemia de 2020.
Al mismo tiempo, las acciones tecnológicas de las grandes empresas que generaron las alzas de Wall Street, denominadas «siete magníficas» (Nvidia, Alphabet, Microsoft, Apple, Meta, Amazon y Tesla), también han contribuido a la volatilidad, con un creciente escepticismo sobre las capacidades de la ampliamente publicitada inteligencia artificial para lograr el alto rendimiento esperado. Al otro lado del Atlántico, el índice de Euro Stoxx 50, que representa a las 50 mayores empresas de Europa, retrocedió el primer día de la semana un 1,4%, mientras que el Ibex 35, principal índice de la bolsa española, cayó un 3%, su peor jornada desde la crisis de Credit Suisse en marzo de 2023.
Las nubes pasan
La tormenta comenzó el pasado viernes con la publicación de un débil dato de empleo en Estados Unidos, donde se crearon 114.000 puestos de trabajo en julio, por debajo de los 175.000 esperados, y la tasa de desempleo aumentó dos décimas, hasta el 4,3%. Estos datos sorpresivos aumentaron los temores a una recesión de la economía estadounidense, que viene con una tendencia de desaceleración.
Otro detonante estuvo vinculado a Japón, ya que se entiende que el BoJ decidió subir la tasa de interés, lo cual suele anticipar “un momento complicado de la economía”, según explicó el analista de mercados Juan Manuel Patiño a CRÓNICAS. “Japón subió las tasas sobre finales de los 80 y en los 90 explotó la burbuja inmobiliaria. Subió las tasas a inicios de los 2000 y poquito después explotó la burbuja tecnológica. Subió las tasas en 2006-2007, y vino la crisis de 2008. Entonces suele ser un antecedente feo”.
Ese aumento de tasas impulsó el valor del yen frente al dólar estadounidense y hace que las acciones japonesas dependientes de las exportaciones sean menos atractivas, desarmando el carry trade. El gerente de inversiones del HSBC, Carlos Saccone, dijo a CRÓNICAS que el BoJ pudo haber visto “que la economía se estaba empezando a recalentar en términos de inflación, más allá de sus objetivos, y resolvieron subir la tasa de interés para contener este recalentamiento. Es lo que hacen todos los bancos centrales”.
Reacción exagerada
Para el gestor de carteras Oliver Blackbourn y el jefe global de multiactivos Adam Hetts de la firma Janus Henderson, es muy claro que los mercados se adelantaron a sí mismos. Según una columna a la que accedió CRÓNICAS, las expectativas optimistas gracias a los buenos resultados de ganancias y la espera de recortes de tasas de interés, chocaron con la realidad de los informes del mercado laboral norteamericano. Esto «fue el catalizador para que muchos se dieran cuenta de que todavía hay una posibilidad razonable de recesión». Este tipo de eventos demuestra que el mercado es extremadamente sensible a cualquier noticia económica negativa. Según explicaron, a pesar de lo doloroso de la volatilidad, hay una ventaja en un reajuste después de un período de optimismo excesivo, que podría llevar a un mercado “más saludable”. La resiliencia de algunas áreas de los mercados globales “muestra que hay oportunidades para aquellos dispuestos a buscarlas”.
Guillermo Quiroga, de la firma Puente, valoró que las correcciones en los mercados son naturales y parte de un proceso de fijación de precios. “A lo largo de todo el 2024 los índices de acciones (…) tuvieron un desempeño muchísimo mejor a lo que incluso las expectativas más optimistas esperaban y lo que estamos viendo ahora es una corrección de ese desempeño, lo cual es positivo”, señaló. Para Quiroga, normalmente los mercados suben por escalera y bajan por ascensor. “Un dato solo no te dice nada, hay que ver la tendencia. Así que podríamos decir que la reacción que hubo, que en términos de volatilidad fue bastante importante, se podría considerar como exagerada, pero así es la naturaleza misma de las correcciones”, comentó. La “gran pregunta” es si la Fed va a poder lograr el famoso soft landing o aterrizaje suave, que es poder mantener las tasas elevadas para bajar la inflación sin caer en recesión.
En la misma línea, Juan Manuel Patiño evaluó que hubo una sobrerreacción de muy corto plazo. “Fue una venta muy de pánico, (…) y cuando los mercados deshacen a esa velocidad posiciones y caen tan repentinamente, nunca suele ser la más racional de las reacciones”. Esa sobrerreacción se reflejó en la recuperación posterior de las bolsas. Respecto a la situación económica de EEUU, si bien reconoció que la creación de empleo “fue muy floja”, interpreta que estuvo muy marcada por el huracán Beryl. “Una lectura mala de un solo mes no nos parece suficientemente fuerte como para derivar que de eso va a haber una recesión”, señaló. Por el contrario, recordó que el PBI del segundo trimestre fue “bastante fuerte” y en promedio el consumo está sólido.
Por su parte, Saccone recordó que en el pasado hubo proyecciones que se quedaron cortas respecto al desempeño de algunas grandes empresas, lo que hizo que sus acciones subieran mucho y ahora pasa lo contrario. “Nvidia publicó resultados menores a los que se preveía. Eso dispara un ajuste, y ahí hay un efecto contagio que tiene hasta una connotación psicológica del mercado, donde a una (empresa) le va menos bien de lo esperado y se contagia a muchas otras y se contagia a una gran parte del mercado”, señaló. Sin embargo, Saccone destacó que esta volatilidad se da en “un contexto de no crisis”, es decir de enlentecimiento económico pero no de caída. El experto valoró que es difícil saber qué sucederá a corto plazo, pero a medio término se dará una reversión. “La realidad es que los mercados de acciones de EEUU en el mediano y largo plazo suben”, destacó.
Solidez institucional
La abrupta caída del “lunes negro” se vio en Uruguay en el aumento del valor del dólar, que alcanzó ese día su máximo desde octubre del 2022. Esa jornada, el aumento diario fue de 0,43%, cotizando en un valor promedio de $40,631. Sin embargo, en los días posteriores, a medida que se calmaban las aguas, el billete verde volvió a una tendencia descendente, cerrando ayer jueves a 40,296 pesos el dólar interbancario, y a 39,05 la compra y 41,45 la venta en pizarras del BROU.
A propósito de esta situación, Patiño coincidió en el impacto sobre el dólar, pero aclarando que el billete verde ya venía registrando una apreciación desde finales de marzo, cuando tocó un piso de 37,50 pesos. En tal sentido, evaluó que si bien la coyuntura tiene su impacto “en el ánimo hacia los mercados emergentes, que está un poco complicado”, en el caso de Uruguay no se esperan grandes shocks gracias a la estabilidad e institucionalidad del país. Además explicó que la situación de Brasil con problemas fiscales y de México por cuestiones políticas, “han complicado mucho el sentimiento de los inversionistas hacia América Latina”. Sin embargo, “Uruguay como país estable, por su institucionalidad y demás, no debería verse especialmente perjudicado”, sostuvo.
Quiroga estuvo de acuerdo en que el impacto en la región depende de cuál sea el país y de sus características financieras y económicas “Hay países que se pueden considerar como de mayor nivel de riesgo en sus activos financieros. El ejemplo más claro es Argentina. El caso de Uruguay es distinto, porque tiene una calificación crediticia sobre su deuda bastante mejor que la del promedio de la región, en este caso BBB, y además, el costo al cual se financia en el mercado internacional, que es básicamente los rendimientos de los bonos soberanos en dólares o lo que se conoce como riesgo país, (…) ha oscilado en los últimos tiempos entre los 70 y 90 puntos básicos, que es menos de un punto porcentual. Son niveles de riesgo país muy similares a economías como el caso de Nueva Zelanda”. En tal sentido, valoró que “mientras mejores tu calificación de deuda, mejores son tus fundamentos y mejores tu nivel de riesgo país, menos sensibles son los activos soberanos o del Estado frente a movimientos volátiles de parte del mercado. No quiere decir que van a estar exentos de una caída, pero sí que obviamente van a caer muchísimo menos”. En cuanto a la apreciación del dólar, valoró que es algo normal que ocurra en momentos de volatilidad porque es “un activo de refugio”.
Por su parte, Saccone comentó que la primera reacción fue la suba del dólar, de los bonos del Tesoro Americano y “casualmente subieron un poco los bonos uruguayos también, porque están muy bien considerados a nivel regional y local”. Señaló que en materia cambiaria “vamos de la mano con lo que pasa en Brasil básicamente”. Respecto a si las autoridades de gobierno deberían tomar alguna acción precautoria, Saccone respondió con un contundente “No”. La volatilidad en el mercado internacional simplemente la recibimos y no debería haber más para hacer. (…) Es algo que sucedió y ya está. Que sucedió, que seguirá sucediendo en el futuro”, sostuvo.
No tropezar dos veces con la misma piedra
Uno de los aspectos que más preocupa a Juan Manuel Patiño es que la Fed repita “varios errores” del pasado, como, por ejemplo, cuando dijo que la inflación era transitoria y que no iba a subir las tasas, algo que terminó sucediendo. “Así como demoró en subir podría demorar en bajar, y si demora en hacerlo, eso podría complicar a la economía de EEUU, que hoy es el gran motor de crecimiento mundial, y si complica el gran motor del crecimiento a nivel mundial, complica por definición al resto de la economía global”, señaló. No obstante, reafirmó que “el rumbo es bueno” y que la probabilidad de que se logre un soft landing es alta. Respecto a la posibilidad de que la Fed se reúna de emergencia en las próximas semanas, valoró que podría ser un problema, ya que se podría leer como que efectivamente hay un problema, lo que reavivaría el pánico de los inversores. En ese sentido, estimó que lo mejor y más probable es que espere a la reunión de setiembre para concretar el recorte.