América Latina y el Caribe atraviesa una crisis de desarrollo expresada a través de “tres trampas”: bajo crecimiento, alta desigualdad y baja movilidad social, y una capacidad institucional y de gobernanza poco efectiva. Para enfrentar esta situación, se requiere abordar integralmente al menos cinco factores detrás de la desigualdad social en la región, partiendo por elevar el crecimiento económico a través de políticas de desarrollo productivo.
José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de Cepal, encabezó el pasado martes la inauguración del Cuarto Seminario Regional de Desarrollo Social “Protección social y desigualdad: América Latina y el Caribe hacia la Segunda Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social de 2025”, que se celebra en Santiago de Chile hasta hoy jueves 27 de junio.
“Como hemos venido reiterando, América Latina y el Caribe está en una crisis del desarrollo que se expresa en tres trampas: una de baja capacidad para crecer; una de alta desigualdad y de baja movilidad y cohesión social; y una de baja capacidad institucional y de gobernanza poco efectiva”, explicó Salazar-Xirinachs.
El seminario apunta a profundizar en el diagnóstico y propuestas para romper con los núcleos duros que determinan, en particular, la trampa de alta desigualdad y baja movilidad social.
De acuerdo con el representante del organismo regional, “la desigualdad es algo que va no solo en contra de conceptos básicos de justicia social, sino que es ineficiente para el crecimiento y es corrosiva para la cohesión social y para la estabilidad de los pactos sociales”.
En su discurso, explicó los cinco factores que la región debe abordar con urgencia para realmente “mover las agujas”: la heterogeneidad productiva que caracteriza a los países de la región y que no permite generar empleos de calidad para la mayoría de la población; la persistencia de sistemas tributarios regresivos y de políticas sociales y de protección social de limitado alcance; la aún insuficiente cobertura y baja calidad de la educación; la desigualdad de género, y la discriminación y las violaciones a los derechos humanos perpetradas contra indígenas, afrodescendientes y otros grupos de la población.
“Tasas bajas y mediocres de crecimiento hacen muy difícil, por no decir imposible, promover la transformación productiva, reducir la pobreza, reducir la informalidad, crear empleos de alta calidad y generar los ingresos fiscales para políticas sociales de impacto. Todo lo anterior apunta a que parte de la solución para la heterogeneidad productiva como causa de la desigualdad de ingresos son políticas de desarrollo productivo que dinamicen el crecimiento y reduzcan las grandes diferencias en productividad entre sectores”, apuntó.
Sistema de pensiones
En el seminario también se presentó el libro Sistemas de pensiones no contributivos en América Latina y el Caribe: avanzar en solidaridad con sostenibilidad.
“Este es el primer libro publicado por la Cepal que se dedica de manera exclusiva al estudio de los sistemas de pensiones no contributivos en la región. Esto es fundamental porque estos sistemas constituyen un pilar básico para lograr sistemas de protección social universales, integrales, sostenibles y resilientes. Además, estos sistemas son esenciales para alcanzar un desarrollo social inclusivo”, resaltó Salazar-Xirinachs.
De acuerdo con la publicación, los sistemas de pensiones no contributivos han experimentado un aumento verdaderamente impresionante de cobertura: pasaron de cubrir solo el 3,4% de la población mayor a 65 años en el año 2000 (poco más de un millón de personas), a cubrir el 31% de esta población en 2022 (casi 20 millones de personas). En 2022 solo cinco países de la región carecían de este tipo de sistemas.