La producción industrial, la inversión y las ventas minoristas cayeron debajo de lecturas anteriores y se alejaron de las expectativas del mercado, marcando una desaceleración de la economía china. Ante este escenario, economistas recortaron sus proyecciones de crecimientoadvirtiendo por los efectos de la política de “covid cero” y, especialmente, por los riesgos de desplome en el sector inmobiliario. Se advierte que el “boicot de las hipotecas” puede desatar una crisis total en el país, generando incluso un aumento de la inestabilidad social.
La economía china atraviesa un momento delicado y de mucha incertidumbre. Si bien el gigante asiático salió de la crisis provocada por el covid-19 en 2020 como uno de los grandes ganadores (fue la única gran economía que creció ese año), diversos factores de riesgo generan dudas sobre su salud económica.
Un informe de la Economista Senior de BBVAResearch en Hong Kong, Jinyue Dong, señala que la recuperación en China viene siendo “accidentada” debido a la política de “covid cero” y el desplome del sector inmobiliario.
“Los indicadores de julio, esto es, las ventas al por menor, la producción industrial y la inversión en activos fijos, cayeron por debajo de sus lecturas anteriores y se alejaron significativamente de las expectativas del mercado, lo que supone un reto para las perspectivas de crecimiento del año”, señala Dong en su artículo.
Agrega que la reciente caída del crecimiento está parcialmente impulsada por las políticas gubernamentales, ya que las autoridades renunciaron al objetivo de crecimiento del 5,5% y aceptaron una tasa de crecimiento inferior más práctica para 2022. En ese sentido, interpreta que las políticas monetarias y fiscales expansivas podrían ser más conservadoras en el futuro.
La recuperación económica de China también se estanca por la caída del sector inmobiliario, la anterior represión del mercado de la vivienda, y la débil recuperación del consumo debido a las medidas restrictivas de “cero covid» impuestas en los últimos casi tres años.
Baja la tasa
Tras los datos de desaceleración económica, el Banco Popular de China (BPC, el Banco Central chino) decidió sorpresivamente bajar la tasa de interés para reactivar la demanda. Se trata de los primeros recortes en las tasas desde el pasado mes de enero, y consisten en la rebaja de diez puntos básicos en los servicios de préstamo a medio plazo (MLF) a un año y de los acuerdos de recompra inversa (conocidos como “repos”) a siete días, situando a ambas tasas en mínimos históricos.
Se anunció la inyección 400.000millones de yuanes (unos US$ 60.000 millones) vía MLF a un año con un interés del 2,75 % y otros 2.000 millones de yuanes (US$ 300 millones) mediante «repos» a siete días con un interés del 2%.
El BPC aseguró que la decisión está orientada a «mantener una liquidez razonable y suficiente en el sistema bancario», y que las operaciones anunciadas «satisfacen plenamente las necesidades de las instituciones financieras».
Algo huele mal
Sin embargo, hay quienes piensan que la situación es más delicada de lo que aparenta, como lo señala un artículo del portal web El Economista, titulado “Algo huele a podrido en China: la rebelión de las hipotecas es solo la punta del iceberg de la crisis que acecha a Pekín”.
La nota señala que “el sector inmobiliario (un tercio de la economía del país) se está resquebrajando por varias zonas, poniendo en peligro la estabilidad social” y que una prueba de ello es “la rebelión o boicot de las hipotecas”. Se trata de un movimiento que gana fuerza, e implica una suerte de “huelga” de miles de familias que se niegan a pagar sus préstamos hipotecarios debido a la falta de certidumbre sobre el futuro de sus viviendas. Este fenómeno podría acelerar este proceso de corrección en la vivienda, generar una implosión en los balances de la banca, desatar una crisis total en un país, y todo ello puede desembocar en un aumento de la inestabilidad social, probablemente el mayor temor para las autoridades.
En China es habitual que los compradores de viviendas comiencen a pagar sus hipotecas antes de que la vivienda esté construida, convirtiéndose de este modo en una fuente importante de financiación, más allá de los mercados de capitales o la financiación bancaria. El boicot hipotecario puede tener un efecto dominó en otras partes interesadas, como promotores inmobiliarios, cadenas de suministro, bancos y el gobierno.
Con el mal sentimiento del mercado, el crecimiento del precio de la vivienda se ha desacelerado y las ventas de viviendas pueden caer incluso más de un 30% en 2022.
El informe señala que el gobierno chino movilizará recursos para garantizar la entrega de vivienda sin terminar, reduciendo los posibles boicots. Pero aún así, el gran problema que revela el boicot hipotecario es la confianza perdida, que no se recuperará fácilmente. Con las interminables restricciones de movilidad y los cambios regulatorios, los hogares prefieren el ahorro a la inversión inmobiliaria.