La desaceleración económica de China se agravó en agosto debido a los brotes de covid-19, fundamentalmente vinculados a la variante delta, que pusieron de manifiesto la debilidad del consumo interno y las mayores dudas sobre las perspectivas de crecimiento. Un informe de BBVA Research interpreta que las autoridades chinas necesitan cambiar su estrategia porque “el costo económico de aplicar la actual política de ‘cero casos’ resulta cada vez más inasumible”.
China pareció ser el país más fortalecido tras la crisis del covid-19. El país donde se conocieron los primeros casos del virus, logró controlar los brotes en base a estrictas medidas de confinamiento y logró retomar niveles de actividad en corto plazo, lo que le permitió ser uno de los pocos países del mundo (y el único entre los grandes) que logró un crecimiento económico en 2020.
En ese sentido, el liderazgo de China a nivel internacional parecía estar sellado.
Sin embargo, la economía del gigante asiático ha comenzado a mostrar señales de enlentecimiento en su empuje, y algunos indicadores marcan señales de alerta, al tiempo que se advierte que las medidas de confinamiento aplicadas anteriormente podrían no tener los resultados buscados en esta oportunidad.
“Los indicadores de agosto de la economía real siguen confirmando la desaceleración del crecimiento ante la reciente tormenta regulatoria y los brotes de variante delta en China continental. La producción industrial, las ventas minoristas y la inversión en activos han pisado el freno”, señala un informe de BBVA Research.
El documento del departamento de investigaciones del banco BBVA, escrito por el Economista Senior Jinyue Dong, y el Economista Jefe Le Xiae, destaca que si bien las autoridades apuntaban a aprovechar la salida de la pandemia para impulsar reformas estructurales de largo plazo, la desaceleración del crecimiento podría “obligarles a reconsiderar la puesta en marcha de medidas” para encontrar “un equilibrio entre crecimiento y reformas”.
La entidad estima que el ritmo de crecimiento seguirá desacelerándose desde los máximos anteriores, lo que “se notará principalmente en la producción industrial, la inversión inmobiliaria y las ventas minoristas”.
De acuerdo al informe de BBVA Research, “las autoridades chinas necesitan revisar su estrategia” para afrontar el covid-19. “Dado que la variante delta del virus ha demostrado ser altamente contagiosa, el costo económico de aplicar la actual política de «cero casos» resulta cada vez más inasumible”, indica el informe.
Datos a la baja
De acuerdo a información consignada por el portal web El Economista, las ventas minoristas en China aumentaron solo un 2,5% en términos interanuales en agosto, su ritmo más lento en un año. Por su parte, la producción industrial aumentó 5,3%. Las cifras se suman a la creciente preocupación por la pérdida de impulso del gigante asiático asediado por las recientes inundaciones, las intervenciones reguladoras, las nuevas infecciones por coronavirus y la ralentización del sector inmobiliario.
«El endurecimiento de la política monetaria y la variante delta han provocado una ralentización de la actividad. Las medidas regulatorias drásticas implantadas recientemente sugieren que el crecimiento económico crudo puede ser menos prioritario. Una política monetaria más flexible debería ayudar a estabilizar la economía en 2022, cuando pronosticamos un crecimiento del PIB del 5,5%» explicó David Lubin, economista de Citi en una nota a sus clientes.