Tras la fuerte caída generada por la pandemia, las exportaciones de la región mostraron una recuperación, que se explica principalmente por mejores precios internacionales, según concluye un informe elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En la presentación del documento se advirtió por “señales de desaceleración” en la recuperación y una “alta incertidumbre” por riesgos coyunturales. También se afirmó que el “giro de las políticas (de estímulo) es inminente” y que se ha verificado una corrección a la baja de las previsiones de crecimiento a mediano plazo y menor optimismo de los operadores comerciales.
El BID lanzó su informe anual Monitor de Comercio e Integración 2021 titulado “El Día Después. La recuperación comercial de América Latina y el Caribe tras la pandemia”.
En la presentación del documento, realizada por el organismo de forma virtual, el uruguayo Fabrizio Opertti, gerente del Sector de Integración y Comercio del BID, evaluó que la región “sigue luchando” para salir de la pandemia y que aún persisten incógnitas de mediano plazo. En su visión, “sostener la recuperación económica es un imperativo para mejorar las condiciones de vida”.
Opertti indicó que los países de la región deberían aprender de “las enseñanzas del pasado”, y recordó que el comercio internacional ha sido responsable de un tercio de las ganancias de crecimiento del PIB regional. Además, comentó que “la pandemia dejó claro que en un mundo cada vez más interconectado, cualquier solución de desarrollo no puede prescindir de mecanismos de integración y solidaridad”.
El funcionario del BID mencionó que los intercambios comerciales se han recuperado, tras la “profunda contracción” generada por la pandemia del covid-19, que incluso fue inferior a la esperada. Sin embargo, observó que para “el día después” quedan aún asignaturas pendientes. “La recuperación del comercio de la región ha sido causada principalmente por los precios de las materias primas, lo que insta a seguir trabajando en seguir diversificando las exportaciones”, comentó Opertti. Asimismo, recordó que el sector de Servicios ha sido “muy golpeado” por la pandemia, principalmente en los rubros vinculados a transporte y viajes, pero matizó que “se defendió mucho la canasta de servicios basados en conocimientos”, como todos los vinculados al software, y la economía a distancia. “Han sido resilientes a la pandemia e incluso se han dinamizado”, puntualizó.
En ese sentido, opinó que los países de América Latina y el Caribe deben orientarse a “estrategias ambiciosas” que apunten a “mejorar la inserción global y la calidad de nuestra inserción».
“Pérdida de vigor” e “incertidumbre”
Paolo Giordano, economista principal del Sector de Integración y Comercio del BID describió que el rol de los precios ha sido más importante en la recuperación del comercio regional que el de los volúmenes.
Detalló que el comercio mundial de bienes rebotó “muy rápidamente tras la gran caída del segundo trimestre del 2020”, creciendo en la primera mitad del 2021 un 30% en términos interanuales. En América Latina y el Caribe el crecimiento fue algo mayor al del comercio internacional, al expandirse un 31,2%, pero se aclara que la caída provocada por la pandemia había sido mayor a la registrada por el promedio de la economía mundial.
Al comparar el comercio de la región en la primera mitad del año, respecto al primer semestre de 2019, el crecimiento es del 11%.
En cuanto al sector Servicios, comentó que “todavía no hay buenas noticias”, aunque se comienzan a ver “algunos brotes verdes”.
La caída generada por la pandemia fue más profunda que en el comercio de bienes y el sector aún sigue en contracción, aunque ha desacelerado el ritmo de caída. Ello se debe, fundamentalmente, al impacto negativo de los rubros de viajes y transporte. Sin embargo, subrayó que aquellos servicios que no necesitan de contacto presencial han tenido un desempeño mejor y en algunos casos incluso registraron crecimiento durante la pandemia, como aquellos rubros vinculados a las telecomunicaciones y la informática. “Ahí está la esperanza, que estos sectores traccionen del conjunto del sector de Servicios”, indicó.
Por último, sostuvo que, de acuerdo a datos preliminares, el crecimiento de las exportaciones “perdería vigor” en la segunda mitad de este año, y advirtió por un elevado grado de incertidumbre debido a la crisis logística internacional (ver nota página 13), el aumento del costo del flete, y a cuestiones sanitarias como posibles rebrotes por nuevas variantes del virus y los diferentes ritmos de vacunación.
Además, indicó que los términos de intercambio de la región se estabilizaron en un nivel inferior al de los máximos históricos, y que “la mayoría de los factores que impulsaron el aumento reciente tienen un carácter previsiblemente transitorio”.
En cuanto a las perspectivas, señaló que un “giro de las políticas (de estímulo) es inminente”, y que ya se está observando “una corrección a la baja de las previsiones de crecimiento de mediano plazo y un menor optimismo de los operadores comerciales”.
“Vieja agenda” con “nuevas aristas”
Durante la presentación se subrayó que el trabajo del BID busca ser un aporte para que los gobiernos tomen nota y puedan diseñar medidas acordes. En tal sentido, subrayaron que el sector externo ha sido un factor crítico del crecimiento de las economías de la región y, por eso, seguir desarrollando el comercio internacional “es un imperativo”.
Dijeron que no hay novedades en cuanto a las medidas a adoptar, ya que forman parte “de la vieja agenda que todos conocemos”, pero también incluye “nuevas aristas” por las transformaciones que se están suscitando. Ello incluye promover exportaciones y atraer inversiones; facilitar el comercio para darle “fluidez” y mayor eficiencia; superar la dependencia a los servicios tradicionales como viajes y transporte y mejorar en aquellas áreas que han mostrado potencial, mediante políticas de formación y marcos regulatorios específicos. Además, avanzar en una agenda amplia de digitalización, ya que “es imperativo no quedarse atrás en la brecha digital”; reducir el costo del transporte para compensar las desventajas geográficas; y mejorar la integración regional, para que redunden en resultados tangibles para las empresas y ciudadanos.
Integración comercial “no ha tenido avances sustantivos en la última década”
Kathia Michalczewsky, consultora del BID, enfocó su exposición en la integración económica de América Latina y el Caribe, que –afirmó- “no ha tenido avances sustantivos en la última década”.
Para analizar la integración económica de la región, se evaluaron las diferentes dimensiones de la misma: la integración comercial, institucional, productiva y física.
Michalczewsky expuso que la región ha registrado avances en la integración física e institucional, pero que esas mejoras fueron compensadas por retrocesos en la integración comercial y productiva. “América Latina no estaría aprovechando las mejoras institucionales y de infraestructura para impulsar el comercio intrarregional”, señaló. En cuanto al caso específico del Mercosur, comentó que la integración intrabloque “ha crecido débilmente”, al tiempo que “se ha debilitado” la integración extrabloque.