Comercio y servicios se contrae por caída del poder de compra y diferencia cambiaria con la región

Salto es 220% más caro que Concordia en algunos productos de cuidado personal

En un contexto internacional de desaceleración, aumento de la inflación y endurecimiento monetario, y una región con un “escenario volátil e incierto”, Uruguay sigue creciendo pero “a menor velocidad y con mucha disparidad entre sectores”. Así lo afirmaron dos economistas de la CCSU, recordando que el sector comercio y servicios tuvo en el segundo trimestre del año una caída generalizada, debido a la pérdida del poder de compra de los hogares, “un mercado de trabajo debilitado” y al fuerte abaratamiento de nuestros vecinos en materia cambiaria.

La Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay (CCSU) organizó el webinar “Análisis de las principales variables económicas y perspectivas para la segunda mitad y cierre del año 2022” donde se analizó la coyuntura global, regional y local, por parte de las economistas de la gremial, Ana Laura Fernández y Carla Sendic, y se describió “la mirada del consumidor” por parte de Alejandro Cavallo, de Equipos Consultores (ver recuadro).

Fernández destacó que a nivel internacional el contexto sigue marcado por un freno en la actividad económica y elevadas presiones inflacionarias generadas por choques entre oferta y demanda. Esto ha llevado a que los principales bancos centrales adoptaran políticas monetarias contractivas para evitar un alza mayor en el nivel de precio, pero que tiene como consecuencia un mayor impacto negativo sobre la actividad económica.

Detalló que en el caso de China, se observa un crecimiento “muy por debajo de lo que estábamos acostumbrados”, lo cual es muy relevante para países como Uruguay, porque tiene incidencia directa sobre el precio de las materias primas.

De igual forma, en el mundo desarrollado, tanto Estados Unidos como Europa muestran un escenario de desaceleración económica y alta inflación, adoptando políticas monetarias más contractivas.

En cuanto a la región, la economista de la CCSU comentó que se mantiene un “escenario volátil e incierto, por lo que no son buenas noticias para Uruguay”.

En el caso de Argentina, se atraviesa por un período de “mucha inestabilidad económica”, en el cual hay “magras proyecciones de crecimiento” y se avizora un escenario de “estanflación”, ya que el aumento del nivel de precios podría cerrar el año en un valor cercano al 100%. Por su parte, la situación de Brasil no es mejor, y también afronta un panorama “complejo” por la falta de certezas políticas, reformas estructurales que han quedado pendientes, y proyecciones de bajo crecimiento.

Lento y dispar

En este marco, la economía uruguaya sigue creciendo. Sin embargo, Fernández advirtió que lo hace “a menor velocidad y con mucha disparidad entre sectores”. Recordó que –según los datos del primer trimestre del año divulgados por el BCU– el crecimiento de la economía estuvo liderado por las inversiones (en especial por las obras de UPM, pero también por el sector inmobiliario) y las exportaciones (vinculadas principalmente al sector agroexportador, en volúmenes, pero sobre todo en precios). En ese sentido, la especialista subrayó que será clave a futuro “ver qué va a pasar con los precios de los commodities en los próximos meses”.

También advirtió que pese a la recuperación del empleo tras el golpe dado por la pandemia en 2020, ese repunte se detuvo e incluso en los últimos meses se han destruido puestos de trabajo. Eso marca que hay “un mercado de trabajo debilitado”.

Asimismo, las presiones inflacionarias se mantienen, el IPC se ubica arriba del 9% y las expectativas persisten muy por encima de los objetivos establecidos por el gobierno.

Por último, remarcó que –pese a alguna volatilidad– el peso uruguayo se ha apreciado respecto al dólar, y en particular respecto al peso argentino y el real brasilero.

No compite

En cuanto a comercio y servicios, recordó los datos de la última encuesta del sector correspondiente al segundo trimestre del año (ver CRÓNICAS del 26/08/2022), donde se observó una caída generalizada y 11 de los 15 rubros relevados atraviesan por una fase contractiva. Fernández interpretó que ello se debe al menor nivel de masa salarial, la caída del poder de compra, el estancamiento del mercado de trabajo, y también al impacto directo del abaratamiento de la región. Esto último, agregó, afecta a las ciudades de frontera (graficó que Salto es un 220% más caro que la ciudad argentina de Concordia en productos de cuidado personal como el shampoo), pero también por el turismo (más emisivo y menos receptivo) y el contrabando.

En cuanto a las proyecciones a futuro, estimó un crecimiento de la economía uruguaya este año en 4,6%, en parte por un efecto de arrastre estadístico, pero se volvería a frenar en 2023 registrando un crecimiento cercano al 2%. Por su parte, si bien se espera un repunte del consumo privado, se advierte que este año se registraría una nueva caída del salario real, que pese a que será menor a la observada en 2021, hará que el poder de compra de los hogares siga sin crecer en los próximos años.


“La mirada del consumidor”

Alejandro Cavallo, de Equipos Consultores, se refirió en su oratoria a “la mirada del consumidor”, destacando que la confianza del consumidor ha mejorado en los últimos meses, pero mayormente por la mejor predisposición a la compra de bienes durables. Señaló que es importante explicar esta situación, porque “quizás no sea la recuperación del tipo sólida, sino de mejores condiciones para la compra de estos bienes” debido al descenso del dólar.

Respecto a la percepción sobre la situación económica del país, destacó que “hubo cierta recuperación, pero está en niveles reducidos”, lo que implica que “no se ve que la situación del país haya mejorado o vaya a mejorar en los próximos años”.

De forma similar, la percepción sobre la situación personal, que tuvo en marzo de 2020 una “caída abrupta”, mostró luego mucha volatilidad, y posteriormente una recuperación hasta enero-febrero de este año. Desde entonces, con el encarecimiento y el comienzo de la guerra, este subindicador registró una caída importante.

No obstante, destacó que Uruguay es el país con más confianza de los consumidores de la región, y ha sido el que ha sufrido menos en ese indicador durante la pandemia.