La confianza de los consumidores uruguayos tuvo un leve deterioro durante el mes de febrero, pero aun así se mantuvo por segundo mes consecutivo en la zona de moderado optimismo, según el relevamiento realizado previo a que llegaran los mayores impactos del coronavirus. La mejora en la percepción sobre la situación económica personal compensó parcialmente el deterioro de la percepción sobre la situación económica del país y de la predisposición a la compra de bienes durables.
A fines de febrero, Italia se convertía en el foco de brotes de Covid-19 en Europa y comenzaba a cerrar sus ciudades. El día 26 de ese mes se detectó el primer caso en Brasil, pero recién el 3 de marzo se detectó un caso de coronavirus en otro país se América Latina. El 11 de maro se declaró pandemia, y dos días después se conocían los cuatro primeros casos en Uruguay.
Con estos datos es que contextualiza su informe de febrero la cátedra Sura de Confianza Económica de la Universidad Católica y Equipos Consultores que se realizó entre los días 25 y 29 de febrero. Con esa salvedad, se observó que la confianza del consumidor uruguayo se contrajo en 0,6 puntos en febrero respecto al mes anterior, aunque se mantuvo por segundo mes consecutivo dentro de la zona de “moderado optimismo”, con un puntaje de 50,2.
Medido en términos interanuales, la confianza del consumidor crece 6,2, mientras que, si se considera el promedio interanual del 2020, la mejora es de 4,9 respecto a enero-febrero de 2019.
El informe destaca que la percepción sobre la Situación Económica Personal fue el único subíndice que mejoró respecto a enero, siendo responsable de la mejora el componente de la percepción de la situación económica a un año, que creció dos puntos. Esto puede estar relacionado a los cambios en las expectativas de los consumidores ante el cambio de gobierno, interpreta el documento.
Por el contrario, la percepción sobre la Situación Económica del País se contrajo 1,9 puntos respecto al mes anterior, contrarrestando en parte la suba que se había producido en enero (+2,9). Dentro de los componentes, los encuestados muestran mayor pesimismo frente a la situación económica del país a un año respecto a la situación en tres años. El informe interpreta que, “dado que la encuesta fue realizada a fines de febrero, es probable que los efectos del avance del coronavirus en Europa y China hayan tenido efecto en las expectativas de los consumidores”.
Por último, la predisposición a la compra de bienes durables descendió un punto, disminuyendo más que la suba registrada en el mes anterior (0,8). Esta caída puede explicarse a partir del descenso en la predisposición a la compra de electrodomésticos, mostrándose esta variable relacionada con el aumento en el tipo de cambio el cuál registró a fin de febrero un aumento de 4% respecto a fines del mes anterior.
En cuanto a los otros indicadores de confianza, se observó una mejora general respecto a enero, con cuatro de los seis indicadores evolucionando hacia un mayor optimismo y uno que se mantuvo estable. Las expectativas de ingresos es la única que empeoró, con una baja de 1,3 puntos y marcando cuatro bajas consecutivas.
La preferencia por los depósitos en el país no presentó mayores variaciones respecto al mes anterior, lo que puede deberse a la confianza que muestran los uruguayos en el sistema bancario.
Por su parte, la preferencia por la moneda nacional mejoró, aunque menos que en meses anteriores, mientras que las expectativas de inflación bajaron 1,1 puntos, siendo, después de las expectativas de desempleo la variable que más descendió respecto al año anterior. El aumento en febrero de la capacidad de ahorro (+2,6) sitúa esta variable en el mayor puntaje desde enero de 2015.