Los números de la economía uruguaya han mejorado en términos generales, pero ello no parece hacer efecto sobre la confianza del consumidor que se estabilizó en la zona de “moderado pesimismo”, según los datos divulgados por la Cátedra SURA de Confianza Económica de la Universidad Católica y Equipos Consultores. El deterioro de la confianza se explica mayormente por un deterioro de las “condiciones futuras” de la economía” ya que las “condiciones actuales” se han recuperado.
En julio, el índice de Confianza del Consumidor se ubicó en 45,6 puntos, lo que implica una caída de 3,9% respecto al mes anterior, y por primera vez en el año registró un deterioro medido en términos interanuales.
El empeoramiento de la confianza se debe a las percepciones más pesimistas sobre la Economía del País y sobre la Economía Personal, que fueron parcialmente compensadas por una mayor Predisposición a la compra de bienes durables. De esta forma, el informe interpreta que si bien aumenta el número de consumidores pesimistas sobre la situación económica, el consumo de las familias proseguiría con su ritmo de recuperación.
La Cátedra Sura destaca que los primeros meses del año se han caracterizado por una fuerte volatilidad. Más allá de eso, la Predisposición a la compra de bienes durables continúa recuperándose, lo que podría indicar que el tercer trimestre del año se iniciaría con un consumo privado que continuaría recuperándose.
Por el contrario, los índices de Situación Económica Personal y País caen de manera importante en el mes (6,8% y 7,3%, respectivamente). Cabe destacar que las expectativas que más empeoran son a un horizonte de doce meses. De hecho, las expectativas sobre la Situación Económica Personal a un año, registraron su mínimo histórico.
El informe analiza que “sistemáticamente el consumidor sería más optimista a la hora de pensar su futuro que al evaluar su presente”, por lo que no es de extrañar que el índice de “Condiciones futuras” permanezca en la zona de optimismo y, desde hace dos años, el de las “Condiciones actuales” no pueda salir de la zona de pesimismo. Sin embargo, en 2017 se percibe una recuperación de la percepción de las Condiciones actuales, y un deterioro de las expectativas futuras.
En octubre de 2014, en la antesala de las elecciones nacionales, el índice de condiciones futuras registró un pico de optimismo, que luego se fue revirtiendo paulatinamente. En la segunda mitad de 2016 hubo un breve repunte de las condiciones futuras, pero desde entonces cayó 15,8% a julio, al impulso básicamente de las expectativas a un año (más que las de a 3 años), particularmente por un mayor pesimismo sobre la Situación de la economía del país a un año, cuyo subíndice cayó 21,7%. En este sentido, la mejora de las expectativas de inflación no habría sido suficiente para compensar el mayor pesimismo en materia de desempleo e ingresos de las familias en los últimos meses.
En lo que refiere a la percepción sobre las “condiciones actuales”, se puede apreciar una recuperación, pero desde un punto de partida que es el mínimo histórico (alcanzado a mediados del año pasado). Por tanto, permanece en zona de pesimismo, pero se recupera. La mejora es básicamente a instancias de la mayor Predisposición a la compra de bienes durables. Esta a su vez responde al fortalecimiento de la moneda local frente a dólar.