El próximo lunes 18 de octubre se celebra el día de la construcción. En este marco, CRÓNICAS dialogó con dos actores clave del sector que logró crecer aún en pandemia y que, a pesar de la coyuntura adversa, se erige como uno de los cimientos de la actividad, principalmente, por sus posibilidades de empleo que se traducen en un efecto multiplicador de las ganancias y en un claro derrame en los diferentes sectores que conforman la economía local.
De este modo, tanto el presidente de la Cámara de la Construcción (CCU), Diego O´Neill, como el vicepresidente de esta cámara y director del grupo Saceem, Alejandro Ruibal, analizaron la actualidad del sector, resaltaron la importancia de la inversión pública en infraestructura y destacaron el papel social de la construcción.
Por Naara Pérez Carrere | @NaaraPerez3
En una coyuntura marcada por la pandemia del covid-19 la construcción se situó, tras el agro, como uno de los rubros que sufrió menos los embates de las restricciones y la baja de la actividad.
De hecho, su papel en la generación de empleo fue vital en este período de recesión a nivel mundial.
Es por esto que entender la actualidad y todos los aspectos adyacentes de esta industria, es una pieza fundamental para comprender distintos aspectos del funcionamiento del país.
En este marco, CRÓNICAS dialogó con dos referentes del sector a nivel local. Por un lado, al presidente por segundo periodo consecutivo de la Cámara de la Construcción, Diego O’Neill, y por otro, al director del grupo Saceem y vicepresidente de la CCU, Alejandro Ruibal.
El sector durante el covid-19
La industria de la construcción fue la única que creció en el 2020, según informó a CRÓNICAS el titular de la CCU. Este incremento del 1,8% durante el año anterior no ha hecho más que continuar en curva ascendente y, en el corriente 2021, los números del primer semestre indican que el crecimiento se ubica en el orden de un 8%.
Uno de los factores que influyó en las buenas cifras de la construcción tuvo que ver con que la actividad no tuvo un freno demasiado drástico ni extenso.
“Nosotros tuvimos una licencia especial de ocho días hábiles. Se continuó con la licencia habitual de semana santa y retornamos el lunes 13 de abril. Siendo prácticamente el primer sector que retomó la actividad. Y seguimos trabajando de forma ininterrumpida”, explicó O’Neill.
Al mismo tiempo resaltó que desde el principio se aplicó un estricto protocolo que fue muy exitoso y fundamental para que el trabajo no detuviera su marcha.
Además, tanto para O´Neill como para Ruibal, la situación privilegiada que atravesó y atraviesa el sector responde a los importantes proyectos en los que está implicada esta área de la actividad en la actualidad.
En esta línea, Ruibal recalcó que en la actualidad el auge de esta industria viene de la mano de mucha inversión privada. Entre estas obras resalta la construcción de la segunda planta de UPM (cuya inversión asciende a unos US$ 4.000 millones).
A este respecto, O’Neill manifestó que “hay inversiones muy importantes que están explicando el empuje del sector” y destacó “la de la planta de celulosa y todas sus obras anexas, que incluyen una terminal portuaria en Montevideo, obras viales y el Ferrocarril Central”.
Por otro lado, el director del grupo Saceem, quien también es representante legal del grupo Vía Central, es decir del consorcio de empresas encargado del proyecto del Ferrocarril Central, integrado por Saceem, Berkes, Sacyr y NGE, calificó a esta obra como “la obra pública más grande de la historia del Uruguay”. Y en relación a sus consecuencias a futuro consideró que esto va a reflotar un modo de transporte que, además, es de los más eficientes.
En otro ámbito, O’Neill se refirió a que “en el último informe del Banco Central, que corresponde al segundo trimestre, ya se hace mención a las obras de edificación porque se empieza a ver un impulso en la construcción de edificios que responde a las buenas modificaciones que hizo el poder ejecutivo, en 2020”.
Por consiguiente, ninguno duda en calificar como bueno el momento que atraviesa la construcción y resaltan que tiene gran influencia la magnitud de los proyectos actuales.
El empleo y el rol social de la construcción
Como ambos especialistas destacan, el papel de la construcción a lo largo de los siglos ha sido de carácter primordial en la generación de empleo.
Ruibal hizo énfasis en este aspecto desde la perspectiva histórica, “la construcción ha sido, desde la época de los romanos y los griegos, esencial para dar empleo. Construían grandes obras públicas, que son las que vemos hoy en día, como el Coliseo”, dijo a modo de ejemplo y añadió: “Siempre ha sido una fuente de trabajo, de empleo, para gente formada, como técnicos y semi-técnicos, pero también para obreros y para mano de obra básica”.
Ya en la actualidad ambos entrevistados hacen referencia a esta actividad como motor fundamental de la economía a escala nacional. Por un lado, como se dijo anteriormente, por los puestos de trabajo que esta genera, representando, según la encuesta continua de hogares del INE, cerca del 8% del total de la ocupación.
En cuanto a esto, O’Neill aseveró que es “un número bien significativo” y calificó a la construcción como “una puerta de ingreso al mercado de trabajo para aquellos que nunca trabajaron o para los desocupados”.
Por otra parte, el sector tiene un peso importante en la economía en general. “Está estudiado que cada dólar que se invierte en la construcción se justifica con cuatro en la economía. Eso es por todos los encadenamientos que genera la industria, los servicios que mueve alrededor”, explicó Ruibal en referencia a esto. Saceem, por ejemplo, cuenta con más de 2.500 colaboradores y tiene un staff técnico y profesional de más de 230 personas.
Sumado a lo anterior, el vicepresidente de la CCU, destacó que, a su vez, la construcción cuenta con la ventaja de ser un sector con fuerte descentralización dado que se lleva a cabo a lo largo y ancho del país.
“Yo creo que la construcción es, sin lugar a dudas, y ha sido así históricamente, la herramienta ideal para generar empleo. Creo que es fundamental mantener un adecuado nivel de inversión en infraestructura y construcción, ya que eso ayuda muchísimo en el tema de la generación de empleo”, cerró el ingeniero, dejando entrever uno de los desafíos que a futuro se esperan para este rubro.
Desafíos a los que se enfrenta la actividad
Si bien ambos destacan el buen momento en el que se encuentra la construcción, son cautos al pensar en el futuro.
La incertidumbre se hace presente al imaginar qué sucederá cuando los importantes proyectos que convocan hoy en día al área se terminen.
Y es allí donde la inversión pública toma un papel central.
“Donde nosotros tenemos la mayor preocupación es por el lado de la inversión pública. La inversión pública históricamente ha representado un tercio de la inversión total en construcción y en este momento tenemos un escenario de inversión pública contractivo”, apuntó O´Neill.
En tanto, Ruibal remarcó: “Los desafíos para Saceem para el futuro, en el mediano y corto plazo, son incrementar los niveles de inversión, sobre todo una vez que se terminen la planta de UPM y las demás obras. Entonces, es ahí, donde entra la inversión pública, de la mano del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, y de algunas otras reparticiones del Estado e Intendencias, por ejemplo”.
El presidente de la CCU, por su parte, le puso números a esta situación: “ en la rendición de cuentas hay un estimado de 1.700 millones de dólares de inversión por año en el quinquenio, lo cual en la medida de que el producto interno bruto de la economía va a ir creciendo, significa ir invirtiendo cada vez menos a lo largo de los cinco años, estando por debajo del 3%” declaró.
El mismo hizo hincapié en que entiende que las autoridades económicas están haciendo un esfuerzo en relación a esto. De todos modos, manifiesta que “el país necesita más inversión, pero tiene este problema de las cuentas fiscales. Es una especie de trampa, necesitamos invertir, pero no podemos endeudarnos ni podemos aumentar el déficit. Entonces hay que ver cómo se encuentra la salida de esa trampa para lograr alternativas que nos permitan invertir porque es una palanca para el desarrollo y el crecimiento” señaló.
En otro orden, Ruibal consideró que, a nivel privado, “la suma de algunos proyectos de menor porte que pueden aparecer, va a ayudar”.
Sin embargo, aseguró que “hay algo insustituible que es la inversión pública, la obra pública, para evitar la caída de la actividad en la construcción”.
Los temas de actualidad y la construcción
Distintos temas que ocupan la agenda pública también son cuestiones que, de una manera u otra, alcanzan al sector de la construcción.
Entre estos destacan, fundamentalmente, el Tratado de Libre Comercio (TLC) con China y el anuncio de Ancap de asociarse con un privado en el negocio del cemento.
Al ser consultado por las incidencias del TLC en el rubro, el director del grupo Saceem aseguró que lo mira con buenos ojos.
“En la medida que se incrementen las importaciones y se diversifiquen, se va a precisar infraestructura, puerto, carreteras, ferrocarriles, para sacar todos esos productos. Lo veo positivo desde el punto de vista del aumento de los negocios que van a precisar mayor inversión en infraestructura”, declaró el entrevistado.
Su colega, O’Neill, en otra línea, puntualizó que aún falta más información. Por su parte se mantiene cauto en lo que tiene relación al TLC y se refirió a que de alguna manera preocupa cómo esto pueda impactar. “Hoy ya tenemos, por ejemplo, empresas chinas de propiedad estatal, que están haciendo una obra de energía eléctrica en el norte del país. La dimensión de estas empresas y el hecho de ser de propiedad estatal hacen que sea muy difícil la situación de competencia para las empresas nacionales. Entonces, nos preocupa en ese sentido saber cómo puede afectar el TLC a un eventual desembarco de más empresas de enorme porte para nuestro mercado y, además, de propiedad estatal”.
Ruibal, en tanto, opina que no cree que estas sean “una verdadera amenaza porque la construcción es para empresas que se arraigan y hay que saber trabajar en cada mercado, hay que conocer las reglas de cada mercado”.
En otro ámbito, al ser consultado por la eventual asociación de Ancap con un privado en el negocio del cemento, el presidente de la CCU declaró que desde el sector se entiende que “el precio del cemento en el Uruguay es alto, muy alto. Según nuestras informaciones, el más alto de América Latina y el Caribe, por lo menos”.
Por lo tanto, considera pertinente que se tomen medidas en torno a este hecho, “sea ese camino o sea otro algo hay que hacer” sentenció.
De cara al futuro
Queda claro que para los representantes del sector de la construcción la inversión pública es una pieza clave para el crecimiento del área.
Ver cómo se realiza esto es responsabilidad, en gran medida, de distintas autoridades del gobierno y aunque desde el sector entienden que no es fácil, no dudan en calificar las obras públicas como insustituibles.
El vicepresidente de la CCU y director del grupo Saceem señaló que “hay mucha infraestructura para hacer en este país, tanto a nivel productivo como social” y en lo que corresponde a la infraestructura tanto nacional como urbana.
Ruibal, gran conocedor del área, hizo mención a distintos proyectos que en el futuro se podrían tener en cuenta en lo referente a la infraestructura pública.
Estimó que ve “un desafío grande en una transformación de lo que es la movilidad de Montevideo y de la zona metropolitana, es decir, hay que buscar un sistema moderno, sustentable, sea eléctrico o a hidrógeno, que permita mejorar la movilidad, cambiar y modernizar la ciudad”.
Además, piensa que siendo fieles a la imagen de un Uruguay verde y natural es fundamental poner el foco en las obras de carácter sustentables.
En relación a esta temática, su visión es que hay que darle preponderancia a todo lo que es inversión en saneamiento en el interior del país. “No nos olvidemos que Montevideo está muy saneada, casi al 100%, pero el interior del país está en un 55%. Y hay ciudades que están entre el 15% y el 20%”, puntualizó.
O’Neill, en otras cuestiones, planteó la importancia de un plan de infraestructura con miras en el largo plazo.
En su opinión, sería muy saludable para el sector “que el país tenga un plan integrador de todas las infraestructuras, tanto económicas como sociales, físicas y sociales y que tuviese una mirada de mediano plazo, no solo de esta administración, sino ocho, 10, 12 años, que permitiera una planificación a largo plazo también de la inversión en infraestructura”, y apuntó que indudablemente es decisión del sector público, pero “debe contar con la participación del sector privado” aseveró.