La pandemia del covid-19 generó el retroceso de más de una década en los avances logrados en materia de participación laboral de las mujeres en América Latina y el Caribe, según un informe elaborado por Cepal. La secretaria general del organismo, Alicia Bárcena, instó a “invertir en la economía del cuidado y reconocerla como un sector dinamizador de la recuperación, con efectos multiplicadores en el bienestar, la redistribución de tiempo e ingresos, la participación laboral, el crecimiento y la recaudación tributaria”.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) presentó un informe especial enfocado en “la autonomía de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad”, donde se advierte por el impacto negativo de la pandemia en la participación de las mujeres en el mercado de trabajo de la región.
En la presentación, la secretaria ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena, destacó que la autonomía de las mujeres debe tener una importancia clave en la economía y en la necesidad de avanzar hacia una sociedad del cuidado. “Las cuidadoras han sido mayormente las mujeres y hay que entender que esto tiene efectos multiplicadores sobre el resto de la economía”, señaló.
La pandemia exacerbó las diferencias que estaban presentes en nuestras sociedades, y “profundizó los nudos estructurales de la desigualdad de género y atentó contra la autonomía de las mujeres”. Estos cuatro nudos son: la desigualdad socioeconómica y la pobreza (sobrerrepresentación de mujeres pobres, mayor desempleo, informalidad y barreras de acceso a servicios financieros), la división sexual del trabajo (concentración en sectores de baja calificación y aumento de la carga de los cuidados), los patrones culturales patriarcales (agudización de la violencia por confinamientos, femicidios, violencia en redes) y la concentración del poder (menor participación en cargos de toma de decisiones).
A estos problemas, que ya estaban presentes, se sumó el covid-19, que trajo consigo una afectación directa en el mercado de trabajo y en particular en las mujeres, con una fuerte caída de su participación buscando empleo. La tasa de participación laboral de las mujeres cayó de 52% en 2019 a 46% en 2020, mientras que en los hombres bajó de 69% a 52%, según el informe. Además, si bien el desempleo es del 12% entre las mujeres, si se considera la tasa de participación femenina que había en 2019, la desocupación aumentaría a 22,2%, según Cepal.
Además, el contexto de caída de la actividad económica (-7,7% en 2020) y el impacto de la crisis en el empleo están afectando negativamente los ingresos de los hogares, lo que llevó a que el año pasado unas 23 millones de mujeres ingresaran en la pobreza, llegando a un total de 118 millones de mujeres pobres en América Latina y el Caribe.
“Todo esto significa un retroceso de diez años. ¡Diez años de retroceso! Una década perdida en la participación laboral de las mujeres, en la cual tanto había costado avanzar”, señaló Bárcena.
Asimismo, explicó que las mujeres son “una parte crucial de la primera línea de la pandemia”, debido a que un 73,2% de los empleados de la salud son mujeres, que han debido afrontar condiciones de trabajo extremas, como extensas jornadas laborales, que se suman al mayor riesgo de exposición al virus. “Todo esto en un contexto regional en el que persiste la discriminación salarial, pues los ingresos laborales de las mujeres que trabajan en el ámbito de la salud son un 23,7% inferiores a los de los hombres del mismo sector”, agregó.
“Todo esto significa un retroceso de diez años. ¡Diez años de retroceso! Una década perdida en la participación laboral de las mujeres, la cual tanto había costado avanzar”, lamentó Alicia Bárcena
Asimismo, el trabajo doméstico remunerado, que se caracteriza por una alta precarización y por la imposibilidad de ser realizado de forma remota, fue uno de los sectores más golpeados por la crisis.
Políticas públicas
“América Latina y el Caribe debe invertir en la economía del cuidado y reconocerla como un sector dinamizador de la recuperación, con efectos multiplicadores en el bienestar, la redistribución de tiempo e ingresos, la participación laboral, el crecimiento y la recaudación tributaria”, remarcó Bárcena.
En ese sentido, instó a las autoridades a “priorizar en sus estrategias de vacunación al personal de salud -incluidas las personas que prestan servicios asociados de limpieza, transporte y cuidados-, y a quienes se desempeñan en los sistemas educativos y en el trabajo doméstico”.
La funcionaria de Cepal también remarcó la urgencia de reforzar las políticas de empleo y asegurar a las mujeres participación en los sectores dinamizadores de la economía en condiciones de trabajo decente. También enfatizó la relevancia de combinar medidas en apoyo al empleo y la reactivación con medidas que atiendan la pérdida de ingresos.
También instó a promover procesos de transformación digital incluyentes que garanticen el acceso de las mujeres a las tecnologías, potencien sus habilidades y reviertan las barreras socioeconómicas que estas enfrentan, de manera de fortalecer su autonomía económica.
Por último, Bárcena llamó a “transversalizar la perspectiva de género en todas las políticas de recuperación” y a “acciones afirmativas en el ámbito de las políticas fiscales, laborales, productivas, económicas y sociales, que protejan los derechos de las mujeres alcanzados en la última década, que eviten retrocesos y que enfrenten las desigualdades de género en el corto, mediano y largo plazo”.