Mientras el presidente estadounidense Donald Trump acusa a China y a Europa de subvaluar sus monedas de forma arbitraria para mantener competitividad, un análisis de divisas realizado por el FMI parece darle algo de razón, ya que asegura que el dólar está sobrevaluado entre un 6% y 12%. Expertos advierten por un posible incremento de las tensiones de esta guerra de divisas, que si bien de momento se mantiene en el terreno de la dialéctica, puede pasar a acciones concretas provocando reacciones en otros países.
Hasta ahora la guerra de divisas ha sido meramente discursiva.
Trump ha lanzado múltiples reclamos hacia China y Europa, al asegurar que tanto el yuan como el euro están siendo subvaluados artificialmente para mantener la competitividad respecto a la potencia americana. Pero el temor global es que las palabras pasen a los hechos, y se generen acciones que terminen en un conflicto global de divisas.
A comienzos de julio, el mandatario estadounidense tiuteó que “China y Europa están jugando a manipular sus divisas inyectando dinero dentro de sus sistemas con el objetivo de competir con EEUU. Nosotros deberíamos hacer lo mismo o seguir siendo el tonto que se asiente y mira educadamente». El texto marca que el Gobierno estadounidense está buscando la mejor vía para depreciar el dólar y así estimular la economía.
Pero, ¿tiene razón Trump?
De acuerdo al Fondo Monetario Internacional (FMI) el dólar estadounidense está sobrevaluado entre un 6% y 12% en base a fundamentos económicos de corto plazo, lo que le daría -al menos en parte- la derecha al mandatario.
Si bien el organismo ha estado en desacuerdo con la política arancelaria de Trump para resolver los desequilibrios comerciales, en su evaluación de que el dólar está sobrevaluado probablemente le dará al republicano más argumentos para sus frecuentes quejas de que la fortaleza del billete verde obstaculiza las exportaciones del país.
La evaluación anual del FMI sobre las monedas y los excedentes y déficits externos de las principales economías del mundo mostró que los superávit de cuenta corriente permanecieron centrados en la zona del euro y otras economías avanzadas como Singapur, mientras que los déficits persistieron en EEUU, Gran Bretaña y algunas economías emergentes.
No obstante, el FMI advierte que la guerra comercial entre EEUU y China podría costar a la economía mundial unos US$ 455.000 millones en 2020, dijo que las medidas de política comercial afectan los flujos mundiales, erosionan la confianza e interrumpen la inversión.
En vez de aplicar aranceles, los países deberían trabajar para reactivar los esfuerzos liberalización y fortalecer el sistema de comercio multilateral basado en normas que han estado vigentes durante los últimos 75 años. “Una intensificación de las tensiones comerciales o un Brexit desordenado -con mayores repercusiones para el crecimiento global y la aversión al riesgo-, podría (…) afectar a otras economías que dependen en gran medida de la demanda externa y del financiamiento externo”, sostuvo el organismo.
Guerra tibia
Cada vez son más las voces que especulan con un incremento de las tensiones en esta guerra de divisas.
De acuerdo a un artículo del portal web El Economista.es, los estrategas de Forex de ING reconocen que la convergencia que se está produciendo en los ciclos económicos (hacia una desaceleración) podría suponer la vuelta de las guerras de divisas. «Esto parecería una afirmación escandalosa poco tiempo atrás, pero la frustración de EEUU podría desembocar en un presidente que considere las intervenciones directas para debilitar al dólar», señalaron.
El citado medio detalló que desde 2011 a la fecha el dólar sufrió una apreciación de casi el 30% contra una canasta de las principales divisas del mundo.
Joaqchim Fels, economista de Pimco, cree que hemos entrado en la tercera fase de una ‘guerra fría’ de divisas que podría intensificarse. Las dos primeras fases estuvieron protagonizadas por las bajadas de tipos, las palabras y los programas estímulos que protagonizaron los bancos centrales. Ahora, en esta tercera fase los políticos podrían jugar un papel más activo, lo que amenaza con mermar la independencia de los bancos centrales en los países desarrollados y la vuelta a las intervenciones directas en el mercado de divisas. Sin la colaboración de estos organismos parece casi imposible debilitar una divisa por mucho tiempo.
«A corto plazo, la intervención monetaria directa por parte de la administración de EEUU parece poco probable, ya que hay demasiadas preguntas sin resolver que giran en torno a la escasa capacidad de actuación directa», sostiene Fels.
Otra duda planteada por el experto es si la Fed acompañaría esta intervención, y cómo responderían los bancos centrales y gobiernos de otros países ante una intervención “hostil”.