Crecimiento mundial sigue deteriorándose y cambios en políticas agravan los riesgos

“Complejidad y variabilidad del momento actual” llevó a recortar los pronósticos de crecimiento

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Cuando la economía mundial parecía haberse estabilizado tras una serie de shocks, el contexto económico cambió y la incertidumbre se disparó hasta máximos sin precedentes, según analizó el Fondo Monetario Internacional (FMI) en la última actualización de sus Perspectivas de la economía mundial. Se advierte que un recrudecimiento irreversible de la guerra comercial y la mayor incertidumbre en torno a la política comercial pueden deteriorar aún más las perspectivas de crecimiento a corto y largo plazo.

Luego de una serie de shocks sin precedentes en los últimos años, el crecimiento mundial –aunque “deslucido”- se estabilizó en 2024, y así se esperaba que se mantuviera durante este año. Sin embargo, el contexto cambió y los gobiernos de todo el mundo están reordenando las prioridades de sus políticas.

Desde la publicación de la actualización del informe Perspectivas de la economía mundial (informe WEO) de enero de 2025, EEUU anunció e implementó una serie de nuevas medidas arancelarias, y sus socios comerciales una serie de contramedidas, que culminó el pasado 2 de abril con la imposición por parte de EEUU de aranceles prácticamente universales, lo que ha llevado a las tasas arancelarias efectivas a niveles no vistos en un siglo. Esto implicó, según el FMI, “un importante shock negativo para el crecimiento”.

Pero además, la imprevisibilidad con la que se han ido desplegando estas medidas también tiene un impacto negativo en la actividad económica y en las perspectivas y, al mismo tiempo, dificulta más de lo habitual plantear supuestos que constituyan la base para realizar un conjunto de proyecciones oportunas y con coherencia interna.

Riesgos al alza

“Los riesgos desfavorables más intensos dominan las perspectivas”, señala el FMI. “Un recrudecimiento irreversible de la guerra comercial y una mayor incertidumbre en torno a las políticas comerciales podrían reducir aún más el crecimiento a corto y largo plazo, al tiempo que los menores márgenes de maniobra para la aplicación de políticas minan la resiliencia ante shocks futuros”, describe el informe WEO.

La orientación divergente y cambiante de las políticas o el deterioro de la confianza podrían causar un reajuste adicional del precio de los activos, y se advierte por bruscas fluctuaciones de los tipos de cambio y los flujos de capital, sobre todo en las economías que ya soportan tensiones por sobreendeudamiento. La inestabilidad financiera podría extenderse y dañar incluso al sistema monetario internacional.

Por otra parte, los cambios demográficos y la contracción de la fuerza laboral internacional pueden frenar el crecimiento potencial y amenazar la sostenibilidad fiscal. Los efectos persistentes de la reciente crisis del costo de vida, sumados al agotamiento del margen de maniobra para la aplicación de políticas y las deslucidas perspectivas de crecimiento a mediano plazo, podrían reavivar el malestar social.

Adicionalmente, se entiende que la resiliencia que han mostrado muchas economías de mercados emergentes podría verse sometida a prueba si el servicio de los niveles elevados de deuda se torna más complicado en un contexto de condiciones financieras más restrictivas. Además, la disminución de la asistencia internacional para el desarrollo puede incrementar la presión sobre los países de ingreso bajo, sometiéndolos a un mayor endeudamiento u obligándolos a realizar considerables ajustes fiscales, con implicaciones inmediatas para el crecimiento y los niveles de vida.

Por el lado positivo, una desescalada de las actuales tasas arancelarias y nuevos acuerdos que ofrezcan claridad y estabilidad en las políticas comerciales podrían elevar el crecimiento mundial.

Lo que hay que hacer

De acuerdo al FMI, “los próximos pasos exigen claridad y coordinación”. “Los países deben trabajar de manera constructiva para promover un entorno comercial predecible, facilitar la reestructuración de la deuda y abordar retos compartidos. Al mismo tiempo, deben emprender acciones en los ámbitos de las políticas internas y los desequilibrios estructurales, con el objetivo de garantizar la estabilidad de sus economías”, señala el informe. Esto contribuiría a lograr un equilibrio entre el crecimiento y la inflación, recomponer los márgenes de maniobra y estimular las perspectivas de crecimiento a mediano plazo, así como a reducir los desequilibrios mundiales.

Por su parte, los bancos centrales deben seguir dando prioridad a recalibrar sus políticas monetarias para cumplir sus mandatos y garantizar la estabilidad financiera y de precios en un contexto con disyuntivas aún más complicadas. Es posible que, para mitigar una volatilidad cambiaria desestabilizadora, sean necesarias intervenciones focalizadas.

Las herramientas macroprudenciales deberían activarse según sea necesario para contener el aumento de las vulnerabilidades y para proporcionar apoyo en caso de situaciones que generen tensión. No obstante, se interpreta que es necesario restablecer el espacio fiscal y colocar la deuda pública en una trayectoria sostenible, aunque sin dejar de atender los gastos necesarios para garantizar la seguridad nacional y económica. Para esto se precisan planes creíbles de consolidación fiscal a mediano plazo.


Panorama incierto y recorte de pronósticos de crecimiento

Debido a esta “complejidad y variabilidad del momento actual”, es que el WEO presenta un “pronóstico de referencia” basado en la información disponible al 4 de abril de 2025 (que incluye los aranceles del 2 de abril y las respuestas iniciales), en lugar del escenario base habitual. Esta proyección se complementa con varios pronósticos del crecimiento mundial, principalmente con distintos supuestos sobre la política comercial.

Se prevé que la rápida escalada de las tensiones comerciales y el nivel extremadamente elevado de incertidumbre acerca de las políticas tengan un impacto importante en la actividad económica mundial. En el pronóstico, se proyecta una caída del crecimiento mundial al 2,8% en 2025 y al 3% en 2026, desde el crecimiento del 3,3% que se esperaba para ambos años en enero.

Las economías avanzadas registrarían un crecimiento de 1,4% en 2025. En el caso de EEUU, se prevé que el crecimiento se ralentice al 1,8%, 0,9 puntos porcentuales inferior al previsto en la actualización de enero debido a la mayor incertidumbre acerca de las políticas, las tensiones comerciales y el menor impulso de la demanda. Por su parte, para la zona del euro se espera que el crecimiento se desacelere en 0,2 puntos porcentuales, hasta el 0,8%.

En las economías de mercados emergentes y en desarrollo se prevé que el crecimiento se ralentice hasta el 3,7% en 2025 y el 3,9% en 2026, con notables revisiones a la baja en los países más afectados por las recientes medidas comerciales, como China.

Se espera que la inflación general mundial disminuya a un ritmo algo menor al previsto, y que se sitúe en 4,3% en 2025 y 3,6% en 2026, con notables revisiones al alza para las economías avanzadas y ligeras revisiones a la baja para las economías de mercados emergentes y en desarrollo en 2025.