El mundo no está frente a una nueva crisis financiera como la de 2008, según coincidieron los economistas Fernando Barrán, Julio de Brun y Arturo Porzecanski, en un evento organizado por la Academia Nacional de Economía y CFA Society Uruguay. Explicaron que no se trató estrictamente de un problema de regulaciones, ni de gestión (aunque pudieron incidir), sino del regulador (la Fed), que “lo estuvo mirando todo el tiempo y no tuvo ninguna acción”. También advirtieron que hubo una subestimación de la inflación, que provocó problemas de percepción de riesgo: “Cuando ven el problema sobre la mesa ya es demasiado tarde”.
“No”. Esa fue la respuesta a la pregunta “¿Estamos ante una nueva crisis financiera internacional?”, con la que se nombró la mesa redonda. Pero más allá de la breve respuesta, los analistas repasaron los acontecimientos recientes, los compararon con crisis financieras pasadas, y con períodos de alta inflación y restricciones monetarias como las de los años 80 (ver recuadro).
Porzecanski afirmó que la situación es diferente a 2008, porque “los bancos del mundo están mejor capitalizados y supervisados que nunca”, aunque –aclaró– “siempre hay excepciones”. Asimismo, argumentó que actualmente el mundo atraviesa por un problema inflacionario, algo que en 2008 se vivió de manera “muy fugaz”, lo que lleva a la necesidad de una restricción de la política monetaria muy diferente a la de 2009-2010 cuando se pudo mantener la tasa de interés en niveles mínimos.
En la misma línea, De Brun negó que estemos afrontando una situación similar. “Esto, hoy por hoy, no es una crisis bancaria, sino que son algunos bancos en crisis. No es de todo el sistema”, comentó. Argumentó que en 2008 se verificó un problema de valuación de los créditos hipotecarios, que “se llevó puesto el patrimonio de muchas instituciones financieras”, algunas de mucho peso a escala global. Por el contrario, en esta oportunidad se registran “eventos importantes en algunas entidades”, con retiros de depósitos, pero que son “reciclados” hacia el conjunto del sistema. “Se van (los depósitos) de algunas entidades, pero terminan en otras, lo que permite que haya mecanismos regenerativos”, señaló De Brun, graficando que “en estos procesos siempre hay arterias que se tapan, y los bancos centrales tienen que entrar a poner los baipases correspondientes”.
“Se hizo todo mal”
Respecto a la crisis actual, y en particular a la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB), De Brun fue muy crítico respecto a las negligencias que permitieron que se llegara a ese punto.
Hizo mención al testimonio de Michael Barr, vicepresidente de Supervisión la Fed, quien ante un comité parlamentario explicó los problemas que llevaron a la quiebra del SVB. En su comparecencia, Barr explicó que a finales de 2021 ya se habían observado “seis hallazgos sobre problemas de gestión de liquidez”, en mayo de 2022, se encuentran tres debilidades de control interno, y unos meses después, se registra una rebaja en la calificación del riesgo que otorga el supervisor.
Pero es recién en octubre de 2022 cuando se da una primera reunión de los supervisores de la Fed con los gerentes del banco “para expresar preocupación”. “¡Un año después, una reunión!”, exclamó De Brun.
En noviembre se encuentran nuevos hallazgos sobre el manejo de riesgo de tasa de interés, y en febrero de 2023 se realiza una presentación general del problema del riesgo del aumento de las tasas de interés en el sistema bancario, mencionando superficialmente el caso del SVB.
Aun así, con todas estas alertas, De Brun explicó que Barr terminó afirmando en el Congreso que recién notaron la vulnerabilidad completa de la entidad el 9 de marzo pasado.
En ese sentido, opinó que no se trata de un problema de las regulaciones establecidas para el sistema financiero, ni únicamente de gestión, sino del regulador, que “lo estuvo mirando todo el tiempo, y no tuvo ninguna acción”. “El muerto estuvo un año en la sala, y un año y medio después, alguien dijo ‘está oliendo, hay que hacer algo’. Es llamativo”, sostuvo.
No obstante, también advirtió problemas de origen. “Con el diario del lunes, se hizo todo mal”, resumió, pero viendo lo que pasó antes (“con el diario del viernes”) recordó las proyecciones de inflación que manejaba la Fed en 2021 y 2022.
En setiembre de 2021, cuando la inflación ya era alta y superaba el 5%, la Fed argumentaba que el aumento de precios en la economía era transitorio, generado por cuellos de botella, y que en ese sentido aplicando leves aumentos de la tasa de interés, la inflación se volvería a reencauzar en el 2% a finales de 2022. “Hubo toda una creencia en el fenómeno inflacionario, donde subestimaron el problema al principio, generaron problemas de percepción de riesgo de la tasa de interés, y cuando ven el problema sobre la mesa ya es demasiado tarde”, resumió.
Ola inflacionaria
Los expertos fueron consultados también por la situación inflacionaria actual, la política de endurecimiento monetario de la Fed estadounidense, y su inevitable comparación con la situación similar afrontada en la década de los 80.
Porzecanski marcó claras diferencias, asegurando que cuando asume la presidencia de la Fed Paul Volcker en 1979, EEUU venía de un proceso en el que “se había enquistado la inflación”, y que cuando este da el golpe de timón hacia un mayor endurecimiento, “cientos de instituciones bancarias quebraron”. Agregó que muchas más lo habrían hecho, si no se hubiese aplicado “cierta tolerancia regulatoria”.
En contraste, actualmente estamos frente “a una ola inflacionaria que ya llegó a su pico”, por lo cual el desafío para el actual presidente de la Fed, Jerome Powell “es mucho menor”. Además, destacó que la tasa de desocupación sigue muy baja, lo que brinda margen para aplicar una política monetaria “moderadamente restrictiva, en lugar de ser tan agresiva como la de Volcker”.
En la misma línea, De Brun evaluó que “el proceso de endurecimiento monetario (actual), no tiene ni punto de comparación con el que aplicó Volcker en ese momento”.