La crisis económica provocada por la pandemia del Covid-19 tendrá una forma de “V”, es decir, de rápida recuperación luego de la caída, según estimaron, en diálogo con CRÓNICAS, los economistas Agustín Iturralde, director ejecutivo del CED, y Pablo Moya, economista de Oikos. Por su parte, Gabriela Mordecki, del Instituto de Economía entiende que el rebote no será tan rápido, pero también espera un “crecimiento importante” para el año próximo.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
El Covid-19 comenzó a esparcirse por el mundo y, en tan solo unos meses, tiñó de negro las expectativas para el 2020. La pandemia trastocó la realidad como la conocíamos, ya que para combatir su expansión se recurrió al aislamiento social, las cuarentenas y los cierres de frontera. Esto paralizó buena parte de los motores de la economía mundial, tanto del lado de la oferta, como de la demanda.
Desde el mes de enero, CRÓNICAS consultó a varios economistas respecto a los impactos del Covid-19 sobre la economía uruguaya.
Primero el foco parecía estar en China y el temor estaba principalmente vinculado a las exportaciones dirigidas al gigante asiático, pero luego el virus terminó golpeando con fuerza a Europa y a Estados Unidos, llevando a confinamientos masivos, que finalmente llegaron a la región y también a Uruguay. Esa situación frenó en seco la actividad, y ahora se espera una fuerte contracción económica, aunque la magnitud final de la caída aún es incierta.
En ese sentido, la oscuridad sobre el futuro sigue siendo grande, pero aún así parece haber una luz al final del túnel, cuya salida podría no ser tan lejana, según estimaron economistas consultados por CRÓNICAS.
Baja y sube
Gabriela Mordecki, directora del Instituto de Economía de la Facultad de Economía y Administración de la Universidad de la República (Iecon-UdelaR), señaló que antes de que se diera toda la situación actual se esperaba un crecimiento del PIB del 2%.
Sin embargo, la proyección que se tiene ahora es que la actividad caería alrededor de un 4% durante 2020, aunque “tendría un crecimiento importante en 2021”.
El economista de la Consultora Oikos, Pablo Moya, estimó que habrá una contracción próxima al 2% en el año, y graficó que estaríamos frente a una crisis en formato de “V”, debido a que Uruguay podría aprovechar los estímulos aplicados por los bancos centrales a escala mundial.
Por la misma línea fue el director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), Agustín Iturralde, quien señaló que la decisión de los bancos de inyectar liquidez estaría dando resultados para un repunte en “V”, además de que “en principio los mercados parecen responder más a una lógica” de este tipo.
Sin embargo, apuntó que todavía “es muy temprano” para evaluar la situación de esta manera.
Mordecki fue quien tuvo un panorama distinto, ya que, en su opinión, será una crisis en “U”. Si bien se espera un crecimiento el año próximo, en este momento “las condiciones sobre todo para la población y para los sectores que están sufriendo más van a durar, no es algo que se va a recuperar tan rápidamente”, estimó.
Así, la economista opinó que no “podemos dar por acabadas las medidas” económicas para enfrentar la situación, mas “por ahora no hay otras en el horizonte”.
El trabajo del sastre
Respecto a los intentos del gobierno para paliar la crisis, Mordecki expresó que las medidas que se han tomado hasta ahora son para intentar que la caída no sea tan grande. Los incentivos que ha promovido la administración de Luis Lacalle Pou “no han ido en dirección del repunte de la actividad, evaluó la experta”.
Que las empresas puedan hacer frente al pago de impuestos, o lo referido al seguro de desempleo son medidas “paliativas mientras estamos en la crisis”, explicó.
Mientras que para Mordecki aún no han aparecido esa clase de propuestas para impulsar la salida, Iturralde y Moya vieron la otra cara de la moneda.
El director del CED elogió a las medidas tomadas a lo largo y ancho del globo, ya que “han generado un consenso importante”. En Uruguay también es ese el caso, si bien la oposición cuestiona si en algunos frentes las medidas son suficientes o se precisan más, opinó Iturralde. Explicó, que no existen diferencias ideológicas en las decisiones de inyectar liquidez, crédito, y subsidios a las empresas, así como sostener y ampliar los sistemas sanitarios.
Por su parte, Moya consideró que los incentivos “siempre son perfectibles”, pero que “están en una mejora continua”.
El futuro que nos espera
Los economistas se refirieron a las perspectivas de la “nueva normalidad” en la que entraría el mundo y Uruguay.
Para el economista de Oikos, habrá un “cambio disruptivo importante en la nueva división del trabajo”. Profundizó que en muchas empresas, de diversos sectores, se han dado cuenta que son más eficientes con una forma de trabajo sin la presencia física, lo cual “generará todo un nuevo concepto”.
Mordecki, en tanto, señaló que el desempeño de la economía dependerá de cuál sea la trayectoria final por la que se termine de recorrer este año. “O sea, si la vuelta es algo muy paulatino, o hay una vuelta más firme, y cómo de golpeados quedan los trabajadores y las pequeñas empresas”, detalló.
“La nueva normalidad”, afirmó Iturralde, “es que no terminó todo esto. Es tratar de seguir adelante a pesar de que vamos a seguir conviviendo con el virus”. Según sostuvo el experto, se debe tratar de amortiguar lo más posible los diversos efectos de la crisis por la pandemia. “De eso se trata la nueva normalidad”, sentenció.
Bajo esa realidad, para Iturralde el sector exportador cumplirá un rol importante en evitar que el golpe sea más duro.
Lo que es seguro es que el impacto ya está marcado. “Que el mundo va a tener un antes y un después (cuando termine) todo esto, no me cabe la menor duda”, expresó Moya. Por su parte, Mordecki se mostró convencida que la sociedad saldrá golpeada de la crisis. “Si no se toman medidas más firmes, no es que va a ser lo mismo que la crisis de 2002 porque son diferentes, pero las consecuencias pueden ser similares”, comparó la economista. Se refirió, principalmente, a la gran parte de la población que va a perder su trabajo y quedará sin una fuente de ingresos.
La posibilidad de la “W”
Si bien el gobierno trabaja hacia la “nueva normalidad” y el retorno de la actividad, hay una posibilidad de que se dé un rebrote de casos del virus, lo cual podría obligar a poner marcha atrás y tomar medidas más restrictivas. Este caso, sea quizás el que pueda definirse como el de crisis con forma de “W”: caída, leve repunte, nueva caída y luego recuperación.
Si bien Moya indicó que conllevaría una mayor baja de la actividad (es decir, extender más aún los efectos sobre la economía), para Iturralde, este escenario viene incluido en la nueva normalidad. “Agudizará un poco más la situación económica, pero creo que eso es parte, que tenga que haber alguna eventual marcha atrás en algún momento”, indicó.
Asimismo, el director del CED afirmó que es algo que no debe ser dramatizado, sino que “tendrá que ser parte del equilibrio”. Esto es, siempre considerando que preservar la vida “también es renunciar al mínimo el impacto económico y social”.