Con una gran expectativa de los mercados financieros, se conocieron los datos de inflación de EEUU, que parecen abrirle el camino de forma definitiva a la Reserva Federal (Fed) para comenzar su proceso de normalización monetaria en el mes de setiembre. La inflación estuvo en sintonía con las expectativas del mercado, y en términos anualizados bajó una décima a 2,9%, su menor registro desde marzo de 2021. Los expertos tienen claro qué, salvo catástrofe en un sentido u otro, la Fed logró controlar la inflación y ahora el foco se centra por completo en el mercado laboral.
En Estados Unidos, la inflación de julio se ubicó en sintonía con las expectativas del consenso de los analistas en la mayoría de las mediciones, según los datos publicados por la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo. En concreto, el IPC avanzó 0,2% mensual, acumulando un incremento interanual de 2,9%, lo que implicó una desaceleración de una décima respecto al dato de junio, y alcanza su menor registro desde marzo de 2021.
Por su parte, el dato subyacente (sin incluir alimentos ni energía) también aumentó 0,2% mensual, cerrando el año móvil con un incremento del 3,2%, una décima menos y su menor marca desde abril de 2021. Por su parte, los alimentos se encarecieron un 2,2% interanual, mientras que la energía fue en julio un 1,1% más cara que doce meses antes.
Carta blanca
El dato de julio parece dar el empujón que estaba faltando para que la Fed estadounidense comience su proceso de normalización monetaria a partir del mes próximo.
El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) de la Fed decidió a finales de julio mantener las tasas de interés en el rango objetivo de entre el 5,25% y el 5,5% anual, en máximos desde enero de 2001. En su comunicado, la entidad que preside Jerome Powell subrayó que al considerar cualquier movimiento de tasas, el Comité evaluaría cuidadosamente los datos entrantes, la evolución de las perspectivas y el equilibrio de riesgos. “El Comité no espera que sea apropiado reducir el rango objetivo hasta que haya ganado mayor confianza en que la inflación se está moviendo de manera sostenida hacia el 2%”, sostuvo el funcionario. No obstante, el banco central destacó que la inflación había disminuido en el último año y reconoció “avances” durante los últimos meses, pero, también, que la inflación seguía siendo “algo elevada”.
En estos momentos los analistas no discuten respecto a si habrá o no una baja de tasas de la Fed en setiembre, sino que debaten la magnitud de la misma. De momento las proyecciones parecen estar divididas mitad y mitad entre que se concrete un recorte de 25 o 50 puntos básicos.
El FOMC indicó que los riesgos para lograr sus objetivos de empleo e inflación habían avanzado hacia un mejor equilibrio, si bien advirtió de que las perspectivas económicas eran “inciertas” y que seguía muy atento a los riesgos tanto de inflación como de empleo.
De este modo, la inflación poco a poco empieza a quedar en un segundo plano, y con la Fed habiendo ya apuntalado el primer recorte para el mes de setiembre, la salud del empleo cobra una gran importancia para saber hasta qué punto podrán bajar las tasas.
Reacciones positivas
La noticia de una nueva desaceleración de la inflación fue bien recibida por los mercados, aunque con cierta mesura en sus reacciones.
Un análisis elaborado por la firma Puente destaca que tras conocerse el dato, los rendimientos de los bonos del Tesoro americano operaron mixtos, subiendo ligeramente en los tramos corto y medio de la curva, y comprimiéndose en los vencimientos largos. Así, el rendimiento del bono a un año avanzó hasta 4,42%, el de tres años a 3,76%, en tanto, aquel a 10 años cedió hasta 3,84%.
Los principales índices de acciones subieron en la mayoría de los casos. De este modo, sobresalió el Dow Jones, con un crecimiento de 0,6%, seguido por el S&P 500 con 0,3%, en tanto, el Nasdaq se mantuvo estable. En el año los índices acumulan incrementos de 6,2%, 14,2% y 14,5%, respectivamente.