«La confirmación de la calificación equilibra los sólidos fundamentos económicos y políticos de Uruguay con los actuales desafíos fiscales”, señala el comunicado emitido por DBRS, que alerta por la necesidad de mejorar el “espacio fiscal” y reducir la inflación.
La agencia calificadora de riesgo de origen canadiense DBRS confirmó la calificación de la deuda uruguaya en moneda local y extranjera a largo plazo en un nivel de BBB (bajo), con una perspectiva estable, según informó la firma a través de un comunicado público. Según se explica, “la confirmación de la calificación equilibra los sólidos fundamentos económicos y políticos de Uruguay con los actuales desafíos fiscales”.
Fundamenta que la economía uruguaya creció en 2017 más de lo previsto, debido en buena medida a un crecimiento del salario real que impulsó al consumo privado. A ello se sumó la recuperación de Argentina y Brasil que “fortalecieron la demanda externa y contribuyeron a una temporada turística récord”.
DBRS espera que “estos vientos de cola continúen” y augura un crecimiento del PIB de 3,1% tanto este año como en 2019. A su vez, destaca que una tercera planta de celulosa podría mejorar la perspectiva de crecimiento del país en el mediano plazo. “Si se lleva a cabo la inversión en la nueva fábrica y la infraestructura auxiliar, que se estima en un total de US$ 3.400 millones, o 6% del PIB, el proyecto representaría la mayor inversión privada en la historia de Uruguay y podría impulsar el crecimiento tan pronto como el próximo año”, sostiene.
Sin embargo, se advierte que la principal restricción para una mejora de la calificación del país se encuentra en el terreno fiscal. “Si bien el déficit parece haberse reducido en 2017, en línea con nuestras expectativas, una consolidación duradera dependerá de frenar el crecimiento del gasto”, sostiene la agencia.
La agencia destaca la alta calidad de la institucionalidad pública, los altos niveles de predictibilidad política, lo que genera “condiciones favorables para el crecimiento económico”. Además, el país cuenta con “una amplia flexibilidad” de financiación en caso de un empeoramiento del contexto macroeconómico, mientras que la flexibilidad del tipo de cambio y las elevadas reservas “refuerzan las defensas de la economía frente a potenciales choques”.
Advertencias
No obstante, se entiende que es necesario “un ajuste” para encausar los índices de deuda pública dentro de una trayectoria descendente que mejore el “espacio fiscal”. En segundo lugar, señala que la alta dolarización y la baja intermediación financiera complican el desafío del Banco Central (BCU) de anclar firmemente las expectativas de inflación en torno al punto medio del rango objetivo. En tercer lugar, entiende que por su tamaño y exposición, el país se ve muy afectado por los cambios en los precios internacionales de los productos básicos, así como a los ciclos económicos de sus vecinos.
Pese a ello, la agencia entiende que “los pilares básicos de la política macroeconómica gozan de un amplio respaldo en todo el espectro político”, por lo que “si bien es demasiado pronto para evaluar el panorama electoral, DBRS no prevé ningún cambio importante en el marco de la política”.
“La diversificación de los productos y la incorporación de los avances tecnológicos en el sector agrícola han generado grandes aumentos de la productividad y mejorado la capacidad de recuperación de la economía frente a la volatilidad regional”
Se subraya que pese a la desaceleración registrada entre 2015 y 2016, la actividad local tuvo un buen desempeño en la última década y las perspectivas de crecimiento son “relativamente buenas”. “La diversificación de los productos y la incorporación de los avances tecnológicos en el sector agrícola han generado grandes aumentos de la productividad y mejorado la capacidad de recuperación de la economía frente a la volatilidad regional”, destaca.
En materia fiscal, DBRS entiende “factible” alcanzar el objetivo de déficit fiscal para 2019, aunque se observa que “implementar tal ajuste antes de las elecciones del próximo año podría ser políticamente difícil”.
Por último, la calificadora interpreta que “el perfil crediticio de Uruguay se beneficiaría de un mayor espacio fiscal y capacidad anticíclica” lo que podría mejorar la calificación del país. Sin embargo, la nota de Uruguay podría deteriorarse si la dinámica del presupuesto se deteriora o si los amortiguadores externos se erosionan con el tiempo, debilitando así la resistencia del país a los shocks adversos.