Ante la polémica por la caída del precio del dólar y las exigencias por parte del sector productivo para una intervención sobre el atraso cambiario, el presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Diego Labat, defendió la política de libre flotación y remarcó que “la mejor contribución que el BCU puede hacer a la sociedad, es tener una inflación baja”.
El pasado martes, con la presencia de diferentes representantes empresariales, Diego Labat expuso en el espacio “Línea de Encuentro” organizado por Somos Uruguay. Allí manifestó la preocupación del BCU por “evangelizar” la política monetaria de los últimos cuatro años, para que los agentes económicos “entiendan el razonamiento”.
Los pilares
En este marco, se expusieron cinco pilares para lograr «una moneda de calidad». El primero, un fuerte compromiso en tener una inflación baja, con un rango meta entre 3% y 6%, evitando efectos redistributivos y mejorando el funcionamiento microeconómico. El economista señaló que al inicio de su gestión la inflación de los últimos 12 meses llegó a alcanzar el 11,5%, mientras que el último dato de marzo la ubicó en 3,8%, su menor registro desde 2005 (ver nota página 13).
El objetivo del BCU es mantener la inflación en el eje del 4,5%. «Si la inflación se va más arriba del 4,5%, nosotros vamos a actuar, está en nuestro compromiso firme», aseguró Labat. Durante los últimos nueve meses este índice se mantuvo dentro del rango. «Estamos donde queríamos estar», reafirmó Labat. «Esperemos que el próximo directorio del Banco Central pueda dar incluso un paso más”, continuó.
En segundo lugar, se estableció la tasa de interés como instrumento para manejar la política monetaria. «Este es un régimen que todavía está en construcción, entonces tenemos que ser cuidadosos. Con prudencia, empezamos el ciclo de bajada de tasas», advirtió.
El tercer pilar se enfoca en la comunicación, con mejoras en la transparencia a través de informes de política monetaria y newsletters, así como manteniendo reuniones periódicas con diversos agentes económicos.
El cuarto pilar es la desdolarización, “el proceso que ha ido más lento”, según reconoció Labat. A su entender, para dar “pasos más fuertes” en ese camino es necesario que la inflación se mantenga baja por mucho tiempo. Aún así, “es un proceso que el país tiene que recorrer“.
El quinto y último pilar implica tener una libre flotación en la política cambiaria para transmitir a los agentes económicos el mensaje de un compromiso firme con la inflación más baja. “Pasamos de una historia muy larga de inflación durante 20 años a tener una inflación del 8%. Cuando yo tengo esa historia es difícil que me crean que la voy a romper. Ser absolutamente ortodoxo en la libre flotación me ayuda a construir credibilidad”, razonó.
Al final de la exposición, sostuvo su preocupación por el “país caro”, destacando que la baja inflación no resuelve automáticamente el problema, y que se deben abordar otros aspectos de fondo para mejorar la competitividad.
La discusión
Un día antes del evento, Labat se reunió con el presidente Luis Lacalle Pou y la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche. Allí se expresó que la prioridad seguirá siendo una inflación dentro del rango meta. Lacalle Pou también se reunió el día martes con más de 100 empresarios en el World Trade Center Montevideo a puertas cerradas. Según informó Telemundo a partir de fuentes presentes en el encuentro, el presidente remarcó que la intervención en el mercado de cambios no está en la agenda del BCU a corto plazo, pero que en la semana próxima se podría tomar alguna medida sin un impacto fuerte.
El miércoles, el presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales de Uruguay (CCE), Diego O’Neill, expresó ante asamblea que el sector productivo uruguayo está «muy golpeado» por el atraso cambiario, y que el BCU debería responder ante la variación. En la mañana del mismo día ante el micrófono de radio Universal, el presidente de la Unión de Exportadores del Uruguay, Facundo Márquez, apuntó que el sector productivo está “bancando la fiesta”.