En un mundo de mucha incertidumbre, la economía parece mostrar una reactivación en la segunda mitad del año, que provocará una recuperación en una forma de “V asimétrica, no una W”, según estimaron expertos del banco BBVA. Al momento de invertir se recomienda “diversificar” para estar cubiertos ante tanta incertidumbre, y se entiende que “la deuda emergente es la mejor (opción) en cuanto a valor de largo plazo”.
Estas apreciaciones fueron realizadas durante la videoconferencia “Encuentros BBVA – Coyuntura económica y financiera global”, organizada por la entidad financiera, y que contó con la participación de los expertos de la firma, Rafael Doménech, jefe de Economía y Análisis de BBVA Research; y Enrique Marazuela, director de Inversiones en BBVA Banca Privada España.
Doménech se refirió a la evolución que ha mostrado la pandemia en el mundo, afirmando que se registraron diferentes patrones de respuestas. Por un lado, en Asia las grandes economías lograron la erradicación de los contagios; otros, como Europa, lograron “aplanar la curva” aunque no erradicar completamente los contagios; y un tercer modelo es el que están registrando Estados Unidos, América Latina, India, en el que “la propagación del virus sigue creciendo”.
También se refirió a la respuesta brindada desde los bancos centrales, donde por un lado la Reserva Federal (Fed) estadounidense, el Banco Central Europeo (BCE) o el Banco de Japón (BoJ), han mantenido a sus mercados financieros “en una situación de casi normalidad” debido a su rápida acción. Doménech evaluó que las tensiones financieras “no son comparables” con las enfrentadas durante la crisis de 2008 y 2009.
En cuanto a los niveles de actividad, explicó que los grandes períodos de confinamiento, que fueron los que generaron la mayor contracción económica, parecen haber quedado atrás, concentrándose los efectos negativos en el segundo trimestre del año. Ahora, muchas economías están reactivándose, comenzando una senda de recuperación, aunque el repunte será heterogéneo según cada país y cada sector de actividad.
En ese sentido, evaluó que habrá una revisión importante a la baja en las estimaciones de crecimiento de algunos países como Argentina o Perú, pero otros tendrán caídas más moderadas, y en el caso de China y Turquía se mantienen previsiones de crecimiento.
Explicó que esta reactivación ya se está observando en algunos indicadores, como los de movilidad, que está recuperando –salvo excepciones- niveles similares a los previos a la pandemia. En el caso de Uruguay, destacó que fue uno de los países con mayor reducción de la movilidad -casi un 70% menos al inicio de la emergencia sanitaria-, pero en la actualidad es uno de los países con menor reducción de su actividad.
Entre los riesgos que presenta la economía mundial, mencionó que desde el punto de vista sanitario aún no se sabe cuándo estará disponible una vacuna, ni si habrá un rebrote en el “otoño-invierno” (boreal). De todas formas, creen que de ocurrir este rebrote, no sería tan generalizado como el que se generó a comienzos de este año. En ese sentido, se espera una recuperación en una forma de “V asimétrica, no una W”.
Otro riesgo importante, agravado por el origen y las consecuencias de la pandemia, es el incremento de la tensión geopolítica entre Estados Unidos y China, el aumento del proteccionismo global, múltiples epicentros de tensiones regionales, el crecimiento de los populismos y el Brexit. A su vez, está latente el riesgo generado por tensiones sociales. “Habrá que estar atento al segundo semestre”, comentó.
Por último, Doménech mencionó que la pandemia reforzó algunas tendencias estructurales previas a la crisis y plantea nuevos desafíos a largo plazo. Entre los temas claves previos, mencionó al cambio climático, la digitalización, el teletrabajo, la productividad y la inversión. Por su parte, los nuevos desafíos están vinculados al manejo de catástrofes globales, el comportamiento y las reglas sociales, y la privacidad en los modelos de negocios.
Opciones de inversión
Enrique Marazuela se refirió específicamente a la situación del mundo para los inversores internacionales, enfatizando que estamos atravesando un período de mucha incertidumbre, que se traslada directamente a la economía.
Puntualizó que la presentación se basa en pronósticos “algo optimistas”, pero en un escenario negativo la situación podría ser peor, por ejemplo, si ocurriese un rebrote del virus.
Enfatizó que el deber de la banca privada en este escenario es el de “preservar el patrimonio de nuestros clientes”, no en términos nominales, sino en términos de poder adquisitivo. Por ese motivo, señaló que será necesario “ver la inflación”, que se estima en las economías desarrolladas tendrá un comportamiento similar al de la última década, es decir, en niveles bajos, pero a su entender, existen riesgos de que la inflación aumente, lo que “nos coloca en un desafío”.
En cuanto a las tasas de interés, mencionó que la Fed ya ha dado indicios de que no habrá movimientos al alza “hasta entrado 2023”, por lo que “tampoco es esperable que se mueva en Europa”. En ese sentido, evaluó que habrá una “abundancia de liquidez” de bonos públicos y bonos corporativos.
En cuanto a los mercados financieros, comentó que “la gente que tiene la impresión de que no ha pasado nada” y que todo sigue funcionando bien, pero advirtió que hay acciones que han quedado atrás. “No es oro todo lo que reluce”, opinó.
A nivel de inversiones, Marazuela sostuvo que “la deuda emergente es la mejor (opción) en cuanto a valor de largo plazo”, ya que estamos “en un momento oportuno” debido a las proyecciones de cotización del dólar –que está en una posición estable- y por las tasas de interés internacionales, que permanecerán bajas.
Por último, insistió en que el mensaje fundamental a los clientes al momento de invertir es que “apuesten por la máxima diversificación”, ya que permite cubrirse en un mundo de incertidumbre y no de certezas. “La diversificación nos añade valor”, concluyó.
Efecto en Uruguay
Doménech destacó en su disertación la buena gestión de la crisis sanitaria realizada por Uruguay. Sin embargo, advirtió que al ser una “pequeña economía abierta muy dependiente de lo que ocurra en el resto del mundo”, seguramente se sienta un impacto debido a la menor demanda externa.
El BBVA no actualizó su pronóstico económico para Uruguay. En su última revisión realizada en mayo, la entidad financiera estimó una contracción de 3,1% del PIB durante 2020, comenzando a recuperarse en el último trimestre del año. Para el 2021 se espera un rebote de la actividad de 3,3% (ver CRÓNICAS del 22 de mayo).
Cambios en el mundo de los negocios
La pandemia del Covid-19 ha generado cambios importantes en la forma de relacionamiento social. Encuentros entre amigos, cursos, intercambios comerciales, trabajo, entre otros, se realizan de forma electrónica y la presencialidad se ha visto reducida notoriamente. Esta situación también se puede extrapolar al mundo de los negocios, donde el encuentro cara a cara, era parte fundamental.
Marzala señaló que la pandemia cambió la forma de hacer negocios. “Ya estaba cambiando, pero se necesitaba un catalizador que permitiera eso y lo tuvimos con el confinamiento”, comentó.
En ese sentido, estimó que no se volverán “a consumir tantos vuelos, tanta línea aérea, tantos hoteles, como consumíamos antes”.