Aunque la economía uruguaya mostró un importante crecimiento de 4,9% el año pasado, el mismo obedece principalmente a la recuperación de actividades que en el 2021 aún seguían afectadas por la crisis sanitaria generada por la pandemia de covid-19. De hecho, el último trimestre cerró con una caída interanual de 0,1%, y una baja de 1,3% en términos desestacionalizados respecto al trimestre anterior, acumulando su segunda caída trimestral consecutiva, lo que técnicamente define a una recesión económica.
En el año 2022 la actividad económica de Uruguay registró un importante crecimiento de 4,9%, en comparación con 2021, pero los datos divulgados ayer jueves por el Banco Central (BCU) muestran una realidad no tan optimista. Es que la economía cerró el último trimestre del año con una caída de 0,1%, respecto a igual período del 2021, y medida en términos desestacionalizados respecto al trimestre anterior observó una contracción de 1,3%. De esta forma, el PIB de Uruguay acumula su segunda caída trimestral consecutiva, lo que técnicamente define a una recesión económica.
Asimismo, muchos analistas y entidades han remarcado que el crecimiento del conjunto de 2022 responde en buena medida a un efecto de arrastre estadístico, por la recuperación de actividades que en el 2021 aún seguían siendo afectadas por la crisis sanitaria generada por el covid-19. Además, el informe del BCU destaca que “comienzan a observarse los efectos preliminares de la sequía sobre la zafra 2022-2023”.
Desde el enfoque de la producción, en 2022 se destacó la incidencia positiva de los sectores “Salud, Educación, Actividades inmobiliarias y Otros servicios”, “Comercio, Alojamiento y Suministro de comidas y bebidas”, y “Transporte y almacenamiento, Información y Comunicaciones”. En el primero de ellos se destacó en la actividad educativa, el retorno definitivo a la presencialidad plena en 2022, lo que implicó un mejor desempeño respecto al 2021. En la misma línea, las actividades inmobiliarias se vieron impulsadas por la apertura de fronteras y la temporada turística. En el caso del “Comercio, Alojamiento, y Suministro de comidas y bebidas” también incidieron las menores restricciones a la movilidad, asociadas a la emergencia sanitaria.
Demanda interna y externa
Por su parte, desde el enfoque de la demanda el crecimiento de la economía se debe tanto a un incremento de la demanda interna como de la demanda externa.
El gasto de consumo final creció 5% en 2022, debido al aumento del consumo de los hogares (6%) y en menor medida del gasto del Gobierno (1,6%). Por su parte, la Formación bruta de capital (inversión) se incrementó 5,2% respecto al 2021, debido al crecimiento de 9,5% en la Formación bruta de capital fijo.
En cuanto a la demanda externa, se destaca el crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios de 11,1%, mientras que las importaciones (que inciden a la baja del PIB) tuvieron un crecimiento de 12,5%. Ello arrojó un saldo de balanza comercial menos positivo en términos de volumen físico respecto al 2021.