Aunque mantuvo sus proyecciones de crecimiento respecto al informe anterior, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte por la presencia de dos riesgos a corto plazo que podrían conducir a un deterioro de la situación: la rigidez a la baja de la inflación y el deterioro de las finanzas públicas. Asimismo, se advierte por la creciente “incertidumbre de la política económica” y “el desmantelamiento gradual de nuestro sistema multilateral de comercio”.
En términos pugilísticos, estar “contra las cuerdas” refiere a un momento complicado para un boxeador, en el cual se encuentra acorralado contra las cuerdas del ring y su rival dominando la situación con una posición ventajosa. La clave, cuando se está en esta situación desventajosa y comprometida, consiste básicamente en resistir los embates y tratar de salir cuanto antes de ese encierro.
Así, “contra las cuerdas”, se encuentra la economía mundial, según el FMI en su última actualización del informe Perspectivas de la Economía Mundial (WEO, por sus siglas en inglés). Si bien el organismo mantiene las previsiones invariables respecto al informe de abril, en 3,2% de crecimiento para este año y 3,3% para 2025, se advierte la presencia de dos riesgos a corto plazo que podrían conducir a un deterioro de la situación: la rigidez a la baja de la inflación y el deterioro de las finanzas públicas.
Entre las principales economías avanzadas, parece cerrarse la brecha de producto. En EEUU se observan señales de enfriamiento, sobre todo en el mercado laboral, mientras que la zona euro se dirige a un repunte tras el estancamiento del año pasado.
Por su parte, las economías emergentes de Asia siguen siendo el principal motor de la economía mundial. El crecimiento en India y China fue revisado al alza y representa casi la mitad del crecimiento global. Sin embargo, se advierte que las perspectivas para los próximos cinco años siguen siendo débiles. Se proyecta que para 2029 el crecimiento en China se modere a 3,3%, es decir, muy por debajo de su ritmo actual.
Al igual que en abril, se estima que la inflación mundial se desacelerará hasta 5,9% este año, desde 6,7% el año pasado, lo que se condice en términos generales con un aterrizaje suave. Pero en algunas economías avanzadas, en especial EEUU, el proceso de desinflación se ha ralentizado y los riesgos se inclinan al alza.
Esquivar los golpes
Respecto a los dos grandes riesgos presentes a corto plazo en la economía mundial, se advierte que si el proceso de desinflación en las economías avanzadas tropieza con nuevas dificultades, los bancos centrales, incluida la Fed, podrían verse obligados a mantener las tasas de interés altas por más tiempo. Ello pondría en riesgo el crecimiento global, con presiones alcistas sobre el dólar y efectos de contagio perjudiciales que se propagarían a las economías emergentes y en desarrollo.
Si bien la inflación de los precios de la energía y los alimentos ya prácticamente está en los niveles previos a la pandemia en muchos países, la inflación general no lo ha logrado.
En segundo lugar, se advierte por el deterioro de las finanzas públicas que ha dejado a muchos países en una situación más vulnerable de lo que se preveía antes de la pandemia. “Recomponer las reservas de forma gradual y creíble, sin dejar de proteger a los más vulnerables, es una prioridad crítica”, según el FMI, ya que al hacerlo se liberarán recursos para atender necesidades de gasto emergentes, como la transición climática y la seguridad energética de los países.
Por otra parte, el FMI también advierte por la creciente “incertidumbre de la política económica”. “El desmantelamiento gradual de nuestro sistema multilateral de comercio es otra inquietud importante. Son más los países que ahora están obrando de manera aislada, imponiendo aranceles unilaterales o medidas de política industrial cuyo cumplimiento de las reglas de la Organización Mundial del Comercio es cuestionable en el mejor de los casos”, señala el informe.