Debido a su “frágil situación económica”, por primera vez en más de 80 años el mundo podría atravesar por dos recesiones mundiales en la misma década, alertó el Banco Mundial (BM). Si bien ese no es el escenario principal del organismo, se advierte que “cualquier nuevo acontecimiento adverso”, como una inflación mayor a la prevista, aumentos abruptos de las tasas de interés, el resurgimiento de la pandemia de covid-19 o la intensificación de las tensiones geopolíticas, podría desembocar en una nueva contracción económica global.
El crecimiento mundial se está desacelerando marcadamente debido a la elevada inflación, el aumento de las tasas de interés, la reducción de las inversiones y las perturbaciones causadas por la invasión de Rusia a Ucrania, señala el BM en su último informe Perspectivas económicas mundiales.
“Dada la frágil situación económica, cualquier nuevo acontecimiento adverso —como una inflación más alta que la prevista, aumentos abruptos de las tasas de interés para contenerla, el resurgimiento de la pandemia de covid‑19 o la intensificación de las tensiones geopolíticas— podría empujar a la economía mundial a la recesión”, señala el organismo. De concretarse ese escenario, “sería la primera vez en más de 80 años que se producen dos recesiones mundiales en la misma década”.
El BM estima que la economía mundial crecerá un 1,7% en 2023 y un 2,7% en 2024, y sostiene que “la fuerte desaceleración del crecimiento será generalizada”. “Los pronósticos se corregirán a la baja para el 95% de las economías avanzadas y para casi el 70% de los mercados emergentes y las economías en desarrollo”, adelantó.
“Los países emergentes y en desarrollo se enfrentan a un período de varios años de crecimiento lento impulsado por una pesada carga de la deuda y escasas inversiones; al mismo tiempo, el capital mundial es absorbido por las economías avanzadas que enfrentan niveles de deuda pública extremadamente altos y tasas de interés crecientes. El bajo nivel de crecimiento y de inversión empresarial agravará los retrocesos en materia de educación, salud, pobreza e infraestructura, que ya son devastadores, así como las crecientes demandas derivadas del cambio climático”, declaró David Malpass, presidente del BM, según el comunicado de prensa difundido.
“La antesala de una recesión”
Para las economías avanzadas se prevé una fuerte desaceleración. De un crecimiento del 2,5% registrado en 2022, este año apenas se registraría una expansión de 0,5%. El BM señala que “en las últimas dos décadas, las desaceleraciones de esta magnitud han sido la antesala de una recesión mundial”. En Estados Unidos, el crecimiento caerá al 0,5 % en 2023, 1,9 puntos porcentuales por debajo de los pronósticos anteriores y el desempeño más deficiente fuera de las recesiones oficiales desde 1970. En 2023, se espera que la zona del euro no registre crecimiento, lo que representa una revisión a la baja de 1,9 puntos porcentuales.
Por su parte, China crecerá un 4,3%, es decir, 0,9 puntos porcentuales por debajo de los pronósticos anteriores. Excluyendo a China, se prevé que el crecimiento de los mercados emergentes y economías en desarrollo se desacelerará del 3,8% en 2022 al 2,7% en 2023, lo que refleja una demanda externa considerablemente menor, agravada por la elevada inflación, la depreciación monetaria, condiciones de financiamiento más restrictivas y otros factores adversos internos.
Para fines de 2024, los niveles del PIB en las economías emergentes y en desarrollo serán aproximadamente un 6% inferiores a los niveles previstos antes de la pandemia.
En materia de inflación, si bien se prevé que a nivel mundial se modere, se mantendrá por encima de los niveles prepandemia.
“Falta de inversiones genera gran preocupación”
En el informe del BM se presenta la primera evaluación integral de las perspectivas a mediano plazo para el crecimiento de la inversión en los mercados emergentes y las economías en desarrollo. De acuerdo a lo pronosticado, durante el período 2022-2024, es probable que la inversión bruta en estas economías crezca alrededor de un 3,5% en promedio, es decir, menos de la mitad de la tasa que prevaleció en las dos décadas anteriores.
“La falta de inversiones genera gran preocupación porque está asociada con bajos niveles de productividad y de actividad comercial, y empeora las perspectivas económicas generales. Sin un crecimiento sólido y sostenido de las inversiones, es sencillamente imposible avanzar de manera significativa en la consecución de objetivos climáticos y de desarrollo más amplios”, sostuvo Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas del BM.
El funcionario del organismo explicó que las políticas nacionales para impulsar el crecimiento de la inversión deben adaptarse a las circunstancias de cada país. Sin embargo, enfatizó que estas políticas para fomentar la inversión “siempre comienzan con la creación de marcos de política fiscal y monetaria sólidos y la introducción de reformas integrales destinadas a mejorar el clima para la inversión”.