La economía creció 0,3% en el segundo trimestre en comparación con el trimestre anterior, cortando con dos leves descensos que había registrado previamente. Pero más allá de las pequeñas variaciones en un sentido u otro, la actividad local acumula su quinto trimestre de estancamiento consecutivo. Economistas consultados por CRÓNICAS estimaron que 2019 cerrará con la economía estancada y el crecimiento podría repuntar en 2020. Destacaron que la construcción de UPM 2 “es una buena noticia” que incidirá positivamente en los datos del PIB de los próximos tres años, pero advirtieron que solo con esa obra “no alcanza para reactivar la economía”.
El Producto Interior Bruto (PIB) de Uruguay registró un leve crecimiento interanual de 0,1% durante el segundo trimestre del año, mientras que en términos desestacionalizados respecto al trimestre anterior tuvo un crecimiento de 0,3%, según el informe de Cuentas Nacionales publicado por el Banco Central del Uruguay (BCU).
De esta forma, Uruguay registra un tenue crecimiento y sale de la recesión en la que había entrado desde el punto de vista técnico (dos trimestres consecutivos de contracción de la actividad) en el primer trimestre del año. De todas formas, cabe señalar que tanto la caída de los trimestres anteriores, como el crecimiento del último dato, no fueron variaciones significativas, y puede constatarse que la economía local acumula ya cinco trimestres de estancamiento.
Así lo confirmaron en diálogo con CRÓNICAS varios economistas que coincidieron en que poco cambiará en lo que resta del 2019, por lo que la economía cerrará con una expansión prácticamente nula. Además, evaluaron que las obras de construcción de la segunda planta de UPM incidirán positivamente en el PIB de los próximos tres años, pero aclararon que sólo con esta obra no basta para darle dinamismo al resto de la economía.
No sorprende
La coordinadora del área de coyuntura del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas (UdelaR), Gabriela Mordecki, valoró que “no hubo sorpresas”: “la economía está estancada”. “Era la lectura que teníamos desde los últimos trimestres del año pasado y se ha mantenido con el crecimiento de algunos sectores y caída de otros, pero en general, ninguno demasiado importante”. “Por eso este estancamiento que persiste”.
Tampoco mostró sorpresa el economista de la consultora Oikos, Pablo Moya, para quien el dato “confirma un poco lo que se percibe en el día a día, que la economía está estancada”. Sin embargo advirtió que al analizar por sectores, se comienza a constatar que hay algunos que están “en franca contracción”, como la industria y la construcción.
Por su parte, Hernán Bonilla, director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) evaluó que el dato “es la confirmación de que la economía está estancada” y va en línea con las proyecciones que venían manejando. “Ya es clara, no solo la foto, sino la película de una economía estancada y es coherente con todos los otros síntomas que estamos viendo en el mercado de trabajo, a nivel de ingresos”, evaluó.
Pensando en la segunda mitad de 2019, Bonilla estimó que el crecimiento seguirá siendo nulo, por lo que el año cerrará con un PIB anual con “un leve crecimiento”, pero que será “de medio punto o menos”. En ese sentido, proyectó que se seguirá observando un deterioro del mercado de trabajo, al menos hasta que no se recupere la inversión.
Moya tampoco cree que en el segundo semestre vayan a darse cambios importantes: “no esperamos mayor variación, lo que determinaría que todo 2019 el crecimiento del PIB sea de aproximadamente 0,5%”. Explicó que ese dato “demuestra una economía estancada en términos globales, evitando la recesión, pero estancada, y con sectores en clara contracción que inviabiliza mejoras en el mercado laboral”.
Al igual que sus pares, Mordecki tampoco espera cambios en el contexto económico, y espera que el año cierre en “una situación similar a la actual”. “Tal vez algún impacto positivo del inicio de las obras del Ferrocarril Central, pero muy leve, porque en realidad tampoco tenemos mucha información. (…) Eso podría empezar a dinamizar el sector de la construcción”, agregó. La economista del Iecon estimó que la economía cerrará el año con un crecimiento “muy, muy leve” del orden del 0,3%, o menor, debido a “la incertidumbre que hay” sobre todo en la región, pero también en lo electoral. “Eso hace que (los) nuevos proyectos estén todos esperando a ver qué es lo que pasa para empezar a definir algo”, proyectó.
Lo que viene
Pensando hacia 2020, Moya espera que el contexto regional “sea benévolo y no negativo como está siendo”, lo que “permitiría una mejora que sumada a la asunción del nuevo gobierno -todo nuevo gobierno genera una mejora en las expectativas- y la introducción de algunos cambios, determinaría un crecimiento obviamente mayor al que cerraría 2019, levemente por arriba de 1%”.
El economista de Oikos reconoció que la construcción de la segunda planta de UPM puede dar un impulso adicional, aunque estimó que ello se sentirá más a partir del 2021.
De todas formas, advirtió que “no hay indicios de que haya un cambio sustantivo en el mercado laboral, que es una de las variables que más debería preocupar a los gobiernos, cualquiera sea el que asuma el 1° de marzo”.
Mordecki también cree que la construcción de UPM 2 aportará más dinamismo, pero tampoco puede cambiar la realidad. “UPM es algo más que una oportunidad, es algo concreto, pero solo con un sector no alcanza como para tener un dinamismo mayor y volver a tener tasas de crecimiento mejores”, comentó.
Por último, Bonilla comentó que la inversión de UPM va a tener un impacto sobre el PIB durante los próximos tres años, lo cual “va a ser importante”. Sin embargo, estimó que “necesitamos otras cosas”. “Tenemos que atender a los factores que están afectando el crecimiento de la economía en forma más general para tender a una economía donde vuelva a haber inversión, donde vuelva a haber crecimiento, y no depender solamente de UPM. UPM es una buena noticia, pero con eso no alcanza para reactivar la economía”, sostuvo.
Detalló que el estancamiento requiere de atender la competitividad de las empresas, ya que esos problemas están incidiendo en la rentabilidad. Entre las dificultades para la competitividad Bonilla mencionó: “el atraso cambiario -eso quiere decir que somos caros-, problemas de inserción internacional, presión fiscal, problemas en el funcionamiento en el mercado de trabajo”. “Todo eso hace que las empresas tengan problemas, y esas son las llaves que hay que mover para volver a generar inversión y crecimiento. Ahí está el centro del asunto”, concluyó.