En diálogo con CRÓNICAS, diversos expertos analizaron el cierre de este particular año, coincidiendo en que habrá una fuerte caída, aunque con matices respecto a su número final. Agustín Iturralde, director ejecutivo del CED, espera una caída de 4,3%; Pablo Moya, de Oikos, aguarda una baja del 5%; mientras que Matilde Morales, de Pwc, y Gabriela Mordecki, directora del Instituto de Economía de la Udelar, trazaron el peor escenario que sería de 5,5%. Además, resaltaron las principales fortalezas -el manejo de la pandemia, el sistema de salud uruguayo y la solidez financiera- y debilidades -déficit fiscal y diversos “problemas de fondo”, que incluyen competitividad, productividad, y gasto público- del país.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
El 2020 llega a su fin. Este año, marcado por la pandemia del covid-19, tomó a todos por sorpresa, y causó una crisis sanitaria y económica sin precedentes a nivel global.
En ese sentido, y en palabras del director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), Agustín Iturralde, los resultados de este peculiar año “son infinitamente peores a lo que nos imaginamos a fin de 2019”.
De esta manera, para el experto, ya se comienza en el segundo semestre del año una recuperación a nivel global “en forma de U, o V asimétrica”, aunque este repunte “ha tenido algunos contratiempos” (en referencia a los rebrotes y cierres de economías).
En un sentido similar, la economista Gabriela Mordecki, directora del Instituto de Economía de la Facultad de Economía y Administración de la Universidad de la República (Iecon-UdelaR), reafirmó que -debido a las segundas o terceras olas del virus en diversos países- las proyecciones que se tenían para el año volverán a corregirse a la baja.
Por su parte, el economista Pablo Moya, de la consultora Oikos, fue un paso más allá y aseguró que actualmente “no hay señales de un repunte económico”.
Así, en diálogo con CRÓNICAS, estos economistas, junto con Matilde Morales -de PwC- analizaron el panorama local y entraron en detalle sobre cómo Uruguay cerró el año, así como también su desempeño ante las adversidades.
Para abajo, para abajo
De acuerdo a Agustín Iturralde, la caída de Uruguay en 2020 es “muy importante” en términos absolutos, pero “moderada” en términos relativos a las bajas de la región y del mundo. De acuerdo con sus estimaciones, el país finalizará el año con una baja de alrededor de 4,3%.
Sus colegas, sin embargo, ofrecieron perspectivas más pesimistas.
Para Moya, las proyecciones respecto al desplome de este año son de 5%, mientras que para Morales y Mordecki, el deterioro de la actividad podría llegar al 5,5%.
Bajo este contexto, tanto el economista de Oikos como la directora del Iecon enfatizaron en que el porcentaje de rendimiento de la economía uruguaya es “más negativo y mayor de lo que se pensaba”.
A su vez, la experta de PwC puntualizó en detalles como la inflación y el tipo de cambio. “De acuerdo con nuestros cálculos, mientras que al inicio de año la incidencia de la inflación subyacente en el total era de 5,7%, en noviembre se ubicó en 8,8%”, expresó sobre el primer indicador. La inflación subyacente o tendencial es aquella que excluye los rubros de precios más volátiles y algunos administrados por el Estado, por lo que brinda información más clara de la evolución de fondo del sistema de precios.
En cuanto al dólar, afirmó que la cotización interbancaria en Uruguay “se ha mantenido relativamente estable” -e incluso con una leve tendencia a la baja- “en el último tiempo”. Pese a ello, y debido al importante incremento registrado en los primeros meses del año, lleva un aumento de 13,7% en el año.
Pro y contra
Por otro lado, los economistas se refirieron a las fortalezas y debilidades que el país mostró a lo largo del año.
En el primer aspecto, destacaron aspectos no tan ligados a la economía, sino que más bien se refirieron al sistema de salud nacional, así como también al manejo de la pandemia -a pesar del alza de casos confirmados del último mes del año-. Otros factores resaltados son la institucionalidad y la certidumbre que da Uruguay, junto con la solidez del sistema financiero, añadieron Iturralde y Moya.
En cambio, los puntos bajos aparecieron por el lado del déficit fiscal (y la reforma que conlleva y aún es necesario encarar), y lo que Iturralde se refirió como “los problemas de fondo”. Estos son la dificultad para captar inversión, los problemas de competitividad, y la baja rentabilidad, puntualizó.
Morales concordó, al sostener que estas cuestiones vienen presentes desde 2014 o 2015 -“la fase baja del ciclo económico”-. Asimismo, le añadió otros tópicos, como la productividad, la negociación salarial, la inserción externa, la educación y el gasto público. En esta línea, la experta indicó que la llegada del covid-19 al país tensionó más el problema de fondo, y lleva a “nuevos planteos acerca de cuánto seguiremos teniendo de la ‘vieja realidad’ y cuánto de una ‘nueva realidad’ económica”, focalizada más hacia la formalidad y tecnología.
Por último, Morales señaló que la pandemia causó un deterioro en el mercado laboral uruguayo, lo cual impacta al consumo y aumenta la pobreza.