El pasado viernes, la agencia calificadora Moody’s Rating modificó la calificación crediticia de Uruguay por primera vez desde el 2014, y la elevó a la categoría más alta. Esto es, dos escalones por encima del umbral de grado inversor -Baa2 a Baa1- con perspectiva estable. Los economistas Carlos Steneri y Martín Vallcorba aportaron sus perspectivas sobre las causas de esta mejora, así como las implicancias de la reforma de la seguridad social en la sostenibilidad fiscal. Ambos coincidieron en que la mejora del riesgo país es resultado de un proceso de décadas, y no únicamente del gobierno oficialista.
Por: Catalina Misson
Según la agencia, la mejora en la calificación otorgada a Uruguay se debe a “la solidez institucional que apuntala la implementación de reformas estructurales y el cumplimiento continuo de los marcos de la política fiscal y monetaria”. En el reporte también se menciona el manejo responsable de las finanzas públicas, incluso ante situaciones adversas. La reforma de la seguridad social también fue destacada por la agencia, quien predijo que “el gobierno continuará construyendo un historial de políticas macroeconómicas robustas”.
Uruguay figura con el menor riesgo país de América Latina, según el índice de JPMorgan, que otorga 78 puntos básicos. En conferencia de prensa, la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, dijo que la mejora en la calificación crediticia “confirma que el gobierno ha cumplido con los tres pilares de la regla fiscal”, y que la noticia “le da fortaleza a la institucionalidad y demuestra la credibilidad fiscal del país”.
¿Mérito del gobierno?
Carlos Steneri fue agente financiero de Uruguay en Estados Unidos durante 21 años. Asesoró a gobiernos blancos, colorados y frenteamplistas, y es reconocido por lograr el canje de la deuda en el año 2003, que ayudó a Uruguay en su salida de la crisis. Tal como explicó a CRÓNICAS, “siempre vale la pena pensar las calificaciones como resultado de una película, y no una foto instantánea”. Dicha película proviene de un análisis de la trayectoria económica de un país, y permite evaluar distintos momentos en relación a episodios de “hace veinte o treinta años».
El economista fue partícipe de la primera calificación de grado de inversor en el año 97’. A su entender, esto se logró gracias a que la inflación se había abatido sustancialmente, a la primera reforma de la seguridad social, y a un déficit fiscal moderado. “Después vino lo que todos sabemos. Apareció la crisis del 2002 generada por hechos externos, perdimos el grado de inversor a pesar del canje de deuda ya que las calificadoras vieron un default, y nos bajaron la calificación de manera lapidaria (CCC) a pesar de tener voluntad de pago”, rememoró Steneri.
En un próximo episodio, el país comenzó a remontar, y en el 2012 logró recuperar el nivel del año 97’, gracias a “una gestión fiscal adecuada” de parte del Frente Amplio. “Eso corresponde reconocerlo”, afirmó Steneri, y recordó que en el año 2018, la agencia Fitch comunicó que la calificación de Uruguay se mantenía, pero con perspectiva negativa a manera de advertencia. El actual gobierno “logró encauzar la situación fiscal”, evidenciando “estabilidad política y la voluntad de pago”, que “el país siempre demostró en las buenas y en las malas”, indistintamente del signo político gobernante. No obstante, Steneri no descartó que la tendencia pueda diluirse en el futuro. “Todo lo que sube, puede bajar», concluyó.
Martín Vallcorba, economista asesor del Frente Amplio, coincidió con Steneri y argumentó que Uruguay siguió “un proceso sistemático de mejora” luego de la pérdida del grado inversor en el 2002, por lo que ve la nueva calificación de Moody’s como el reconocimiento de “una visión que atravesó los distintos gobiernos”, respecto a la relevancia de la estabilidad macroeconómica. “No me parece bueno el enfoque del gobierno sobre la noticia, viéndola como un mérito exclusivo y propio. La calificadora reconoce la gestión actual, pero también ratifica lo que es la trayectoria desde la crisis del 2002. Si tuviera dudas de que el cambio de gobierno pudiera poner en riesgo la estabilidad macroeconómica, esta mejora de la calificación no se hubiera dado”, opinó.
El peso de la reforma
En el reporte de Moody’s se destacan las reformas estructurales y se alienta a la continuidad en la construcción de políticas macroeconómicas “robustas”, como la reforma de la seguridad social impulsada por el oficialismo.
Carlos Steneri entiende que la aprobación de una nueva reforma de la seguridad social va en línea con “una sostenibilidad a la gestión macroeconómica futura”. Sobre la iniciativa del PIT-CNT, de juntar firmas para lograr un plebiscito que derogue dicha reforma, piensa que “iría en contra de cómo las agencias calificadoras y los mercados valoran a un país”. La puntuación de una agencia no es lo relevante, sino “la consecuencia práctica en el costo del financiamiento externo del país y las decisiones de inversores interesados”, debido a que “es una señal tenida en cuenta por todos los agentes económicos”.
A su entender, la seguridad social es un componente esencial de la cultura uruguaya. “Es un derecho, que al final del día tiene un costo. Para poder cumplir con un sistema de seguridad estable, que dé alta protección y no se deteriore, hay que tener mucho cuidado en su administración. Esto es, no prometer más de lo que la sociedad puede financiar y no generar males en otros sectores de la sociedad, como el sector productivo», razonó.
El crecimiento económico de Uruguay languidece, por lo que «todo lo que es la institucionalidad, como el caso particular de la seguridad social, también lo hace». La necesidad de una reforma parte de evitar un deterioro total y financiarlo con cargas «excesivas» de impuestos, porque es en detrimento de la actividad productiva. «Cualquier sistema de seguridad social del mundo» toma la iniciativa de una reforma en caso de deterioro. «Si no, alguien tiene que poner la diferencia, y la diferencia en el caso uruguayo, es el Estado. Eso se traduce en un mayor déficit fiscal, en el caso de que la reforma fuera revertida», expuso Steneri.
Vallcorba entiende que la reforma tiene aspectos positivos, y negativos a corregir. Como ventajas, está la creación de un sistema previsional común, y la mejor focalización de los subsidios para los sectores de ingresos más bajos. Aún así, el economista no coincide con la valoración que hace Moody’s y el propio gobierno en cuanto a lo que significa esta reforma para la sostenibilidad fiscal del país.
«La contribución que hace es absolutamente marginal. Las propias estimaciones que realiza el Banco de Previsión Social muestran que, en ciertos escenarios, la contribución para el 2050 es que el déficit del BPS mejore en tan solo un 0,5% del producto del PIB. No hay una mejora sustantiva», puntualizó.