Continuar con una política monetaria y fiscal expansiva, buscando apuntalar la recuperación económica, o atender la aceleración de la inflación, son las dos grandes opciones que tiene sobre la mesa la Reserva Federal (Fed) estadounidense. El creciente riesgo de estanflación (una combinación de estancamiento económico, con altos niveles de inflación) augurado por algunos célebres economistas y los últimos datos de empleo “no tan buenos”, marcan una señal de alerta para las autoridades del banco central que se aprontan a mover las perillas.
La Fed estadounidense se encuentra frente a una encrucijada: seguir dando impulso a la economía o tratar de contener la aceleración de la inflación.
En su último informe, conocido como “libro beige”, donde recopila información sobre la economía de los doce bancos centrales regionales de EEUU, la Fed constató que hubo una reducción del crecimiento económico a un ritmo moderado en la mayoría de los distritos analizados, principalmente por el impacto de la variante delta de coronavirus.
Los sectores más sólidos de la economía estadounidense en el periodo fueron la industria manufacturera, el transporte, los servicios no financieros, mientras que la desaceleración de la actividad se debe en buena medida al mal rendimiento del turismo y la hostelería, debido al aumento de casos por la variante delta y a restricciones en viajes internacionales.
Esta información se da luego de datos de recuperación del empleo que estuvieron muy por debajo de las expectativas del mercado, mientras que los salarios siguen creciendo a un fuerte ritmo, principalmente en aquellas labores peor remuneradas.
En su último monitor de coyuntura, el Observatorio de la Coyuntura Económica de la Universidad Católica del Uruguay, destaca la “indudable” mejoría del mercado laboral estadounidense, pero que “por momentos, como sucedió en agosto, pierde vigor”.
En agosto sólo se crearon 243.000 empleos privados, versus una expectativa de 693.000 y a una creación de 798.000 empleos en julio. Mientras tanto, la tasa de actividad o de participación se mantuvo estable en el 61,7% de la población en edad de trabajar. Los números de creación de empleo “no tan buenos” se debieron más a un problema de falta de oferta de trabajo que a uno de falta de demanda. En este contexto, se explica la firmeza de los salarios, que aceleraron su tasa de crecimiento interanual, desde el 4,1% en julio al 4,3% en agosto.
La evolución del mercado laboral de agosto se atribuye a la expansión de la variante delta de coronavirus que impactó en sectores de servicios: comercio minorista, ocio, hostelería, alimentos y bebidas, agrega el informe del observatorio.
Ya la veo venir
Si bien un escenario de estanflación no es el de mayores probabilidades para los gestores y las firmas de inversión, algunos célebres economistas aseguran que el periodo de estanflación como el de los años 70’ es cada vez más probable y algún otro asegura que EEUU está ya sufriendo este fenómeno.
Uno de ellos es el economista Nouriel Roubini, famoso por ser uno de los que vaticinó con mayor acierto la crisis de las hipotecas basura que desencadenó la crisis financiera internacional de 2008-2009, haciéndole acreedor del sobrenombre de “Dr. Doom” (doctor catástrofe). Con su escaso optimismo tradicional, Roubini lleva tiempo advirtiendo del riesgo de estanflación en EEUU y en el resto de las economías avanzadas, debido a las combinaciones de estímulos monetarios y fiscales sobre una recuperación con oferta limitada.
Otro elemento que está incidiendo sobre los niveles de precios en la economía es el encarecimiento de los costos internacionales del flete por la crisis logística (ver informe páginas 13 y 14).
No obstante, economistas de Danske Bank citados por el portal web El Economista, son más prudentes y destacan en una nota que su escenario base sigue siendo una inflación que es transitoria, aunque reconocen que ahora puede permanecer en niveles altos durante el resto de 2021 y hasta 2022. La inflación estará impulsada principalmente por los precios de la vivienda y por los mayores salarios.
Aún así, el banco danés elevó al 30% la posibilidad de que la estanflación irrumpa en la economía. «El balance de riesgos para nuestro pronóstico de inflación es al alza. Los continuos desafíos a los que se enfrentan las cadenas de suministro global, las altas tarifas de flete y la escasez de insumos son los principales riesgos; en general, el impacto debería seguir siendo limitado, pero también es posible que se produzcan efectos de segunda ronda en los salarios», señala la entidad.
Cruce de caminos
Esta situación plantea una encrucijada para la Fed estadounidense, que mantiene una política expansiva (al menos por ahora), buscando consolidar la recuperación económica. Sin embargo, se advierte que si la inflación continúa aumentando podría conducir a un mayor aumento de salarios, lo que combinado a una oferta limitada y una presión al alza sobre los precios, “colocaría a los bancos centrales, especialmente a la Fed, en un dilema, aunque lo más probable es que la Fed adoptase una postura más agresiva para amortiguar los temores inflacionarios, lo que podría generar un impacto negativo significativo en el sentimiento de riesgo global».
Desde el Observatorio de la Coyuntura Económica de la Universidad Católica se entiende que “de la evolución del empleo y de la inflación dependerá el momento en el que, primero, se comenzará a retirar la liquidez ingresada al mercado mediante la compra de títulos y, luego, se comenzará a subir la tasa de interés de política monetaria, hoy en el rango de 0% a 0,25%”.