Aunque volvió a dejar sin cambios la tasa de interés, el Banco Central Europeo (BCE) abrió la puerta a futuros estímulos monetarios y comunicó que prevé un nivel de tasas como el actual, o más bajos, al menos hasta mediados de 2020. El presidente de la entidad, el italiano Mario Draghi, dijo que el objetivo de inflación no debería centrarse en el 2%.
Con una inflación que se ubica muy por debajo de la meta, la producción industrial alemana en caída y la Reserva Federal (Fed) con la posibilidad de relajar sus condiciones de crédito, se esperaba que el BCE dejara la puerta abierta a nuevos estímulos económicos.
Y así lo hizo.
Si bien en su reunión de ayer jueves mantuvo estables sus tasas de interés, dijo en un comunicado que prevé tipos en niveles actuales o más bajos hasta mediados del 2020, alterando su promesa de no aplicar cambios en los costos del crédito hasta junio próximo, según informó la agencia de noticias Reuters.
Además, encomendó a su equipo de expertos a evaluar otras opciones de relajamiento monetario, incluyendo la reactivación de su programa de compras de activos.
“El panorama económico empeora cada vez más”, alertó Draghi en una conferencia de prensa luego de la reunión, y añadió que el esperado repunte de la actividad para el segundo semestre es ahora “menos probable”.
Paralelamente, el BCE omitió su referencia habitual en su comunicado de que apuntará a tasas de inflación “por debajo o cercanas al objetivo del 2%” en el mediano plazo y en su lugar indicó que había “un compromiso con una simetría en la meta inflacionaria”. “En conclusión (…) básicamente no nos gusta lo que estamos viendo en el frente inflacionario y la simetría implica que no existe un umbral de 2%. La inflación puede desviarse hacia ambas direcciones”, indicó.
Se está nublando
Las promesas cada vez más concretas de estímulos buscan apuntalar la confianza en la economía de la zona euro, que sufre una recesión del sector manufacturero que podría arruinar los beneficios obtenidos con años de inyección de dinero barato.
Si bien la confianza del consumidor, el empleo y el crédito bancario siguen en niveles saludables, una serie reciente de indicadores de confianza en la actividad fabril pintan un escenario lúgubre, en parte como resultado de la guerra comercial global que podría propagarse a la economía del bloque.
Los argumentos para más estímulos han sido respaldados por los datos económicos débiles, particularmente en comercio exterior y manufacturas, que habían sido los propulsores de la ola reciente de dinamismo en el bloque.