El Banco Central Europeo (BCE) estudia la posibilidad de realizar nuevas inyecciones de liquidez para estimular la economía, aunque con condiciones diferentes para la banca. Por su parte, la Reserva Federal (Fed) estadounidense ve pocos riesgos en el horizonte y prima la cautela para concretar nuevos aumentos de la tasa de interés.
El economista jefe del BCE, Peter Praet, reconoció que la entidad “discutirá” la puesta en marcha de nuevas rondas de financiación a largo plazo para los bancos de la eurozona, aunque las condiciones de estas subastas podrían cambiar respecto a la ronda anterior, que tuvo condiciones especialmente ventajosas para el sector.
Praet explicó que esa discusión llegará “muy pronto” al Consejo de Gobierno de BCE, aunque ello no implica que se tome una decisión inmediata.
De esta forma, el jerarca deja entrever que se analizarán nuevas inyecciones de liquidez el mes próximo, pero que la decisión podría tomarse recién en la reunión de abril o junio.
Los bancos de los países de la periferia europea serían los grandes beneficiados por estas nuevas rondas de liquidez, según el portal web eleconomista.es. De acuerdo a datos citados de las agencias de noticias Reuters y Bloomberg, en 2020 y 2021 los bancos españoles e italianos tendrán que devolver entre 720.000 y 740.000 millones de euros.
Las últimas subastas realizadas por el BCE en 2016, se implementaron con unas condiciones especialmente generosas y novedosas. Se concedieron a una tasa de interés tan baja como el de la facilidad de depósito, que por entonces ya se encontraba en el -0,4%. Es decir, el BCE pagó sus préstamos a los bancos hasta con un 0,4% anual si éstos los utilizaban para otorgar créditos a la economía real (familias y empresas). De esa forma la entidad buscaba estimular la actividad económica al favorecer el otorgamiento de préstamos para el consumo y la inversión.
Esta herramienta se convirtió en uno de los pilares del BCE para transmitir su política monetaria al sistema financiero en los últimos años. Las inyecciones de liquidez fueron fundamentales para reducir lo fragmentación bancaria de la zona euro, que todavía sigue presente como muestran los diferenciales de intereses que cargan los bancos a los prestatarios según el país.
Con Praet, ya son tres los miembros de la Comité Ejecutiva del BCE que han hablado públicamente de nuevas rondas de financiación a largo plazo, sumándose a Benoit Coeure, miembro del Comité Ejecutivo del BCE y al vicepresidente del BCE Luis de Guindos.
Sin riesgos
Por su parte, al otro lado del Atlántico los funcionarios de la Fed estadounidense evaluaron que pausar los aumentos de la tasa de interés planteaba pocos riesgos y muchos beneficios, según surgió de las actas (o minutas, como suele conocérseles) de la última reunión del organismo en enero. De esta forma, las autoridades del Banco Central contarían con tiempo para evaluar los efectos de una desaceleración mundial y los efectos de los incrementos previos sobre la economía estadounidense. “Muchos participantes sugirieron que no estaba claro todavía qué ajustes al rango objetivo de la tasa de fondos federales podría ser apropiado este año”, señalaron las actas. “Varios de estos participantes argumentaron que los incrementos de tasas serían necesarios sólo si los datos de inflación fueran mayores que los de su panorama base”, agregan.
La Fed también señaló que podría desacelerar o finalizar con las reducciones de su hoja de balance de 4 billones de dólares, un proceso que anteriormente había catalogado como que se encontraba en piloto automático.
La sorpresiva decisión se produjo en medio de las crecientes dificultades que enfrenta el crecimiento en Estados Unidos, que incluyen una desaceleración de la economía de China y de Europa y el menguante estímulo de los recortes de impuestos decretados por Washington el año pasado.
No quedó claro por cuánto tiempo la Fed se mantendrá “paciente” respecto a la política monetaria y si la próxima decisión del Banco Central sería expansiva o restrictiva.