El año que comienza tendrá distintos desafíos que enfrentar: las elecciones que condicionarán el apartado fiscal, el bajo crecimiento de 2023 producido por la sequía que tendrá un “efecto rebote” en los resultados de este año, y un contexto internacional movilizado y complejo. Así lo explicaron a CRÓNICAS los economistas Carlos Steneri, Pablo Moya, Nicolas Cichevsky y el contador Carlos Saccone, que también abordaron la situación del mercado laboral, condicionado principalmente por la diferencia cambiaria con el vecino país.
El cambio de año en el almanaque suele aducir a reflexiones, balances y proyecciones. Esto ocurre a nivel individual y en aspectos cotidianos, pero también se puede apreciar a nivel económico y en los principales aspectos que hacen al motor de un país.
El 2024 contará con la particularidad de ser un año electoral, con todo lo que ello significa a nivel económico y fiscal, y estará marcado por la comparación con un 2023 que sufrió por los embates de la sequía, la guerra en Gaza, la situación económica de China y la diferencia cambiaria con Argentina.
El impacto de lo internacional
Eso muestra, una vez más, que para pensar en lo local hay que mirar hacia afuera y contemplar cómo los distintos actores principales de la actualidad se mueven. Sobre esto, Carlos Steneri cree que el mundo se enfrenta a un nuevo fenómeno, que es la caída de la inflación a nivel global sin que eso genere recesión, resultando en un fenómeno que la mayoría de los analistas no preveía.
“La incertidumbre es si esto es un efecto momentáneo o si estamos ante una nueva realidad, lo que sería una buena noticia para todos los países y en particular para Uruguay, porque el mundo está retomando su senda de precios bajos y por otro lado, está logrando eso sin recesión”, explicó el economista.
Esto implica, según relató Steneri, que los bancos centrales de los países más grandes, tendrán una política de tasas de interés “menos agresiva” y la política monetaria va a perder su carácter restrictivo, porque no estará intentando contraer la economía para bajar la inflación. En definitiva, resumió, son buenas noticias para Uruguay porque “disminuye los costos de endeudamiento”, dado que las tasas de referencia de la deuda uruguaya están referidas a las tasas de interés vigentes en Estados Unidos.
Con respecto a China, uno de los principales clientes del país, Steneri resaltó que el gigante asiático está en una situación de “aparente mejoramiento” de su tasa de crecimiento, dado que las autoridades chinas están teniendo una política monetaria más expansiva para reactivar la economía. “No es una noticia para tomar con pinzas, porque eso indicaría, en caso de cumplirse, que la demanda por nuestros productos de exportación va a seguir firme y con buenos precios”, aclaró.
Por su parte, Nicolas Cichevsky resaltó que la Reserva Federal (Fed) estadounidense ha dado a entender que el fin del ciclo de suba de tasas ya ocurrió y que es probable que a mediados de año comiencen a reducirse las tasas de interés (ver nota página 11), lo que reducirá los costos de financiamiento a nivel global y hace que el costo de financiar el déficit fiscal y el costo de invertir en Uruguay, en términos generales, comience a reducirse.
En tanto, Pablo Moya observa que el fenómeno de bajas tasas de crecimiento es un fenómeno mundial y valoró que “el 2024 será un año bisagra, dado que salimos de un año 2023 con muchos factores estructurales y de bajo crecimiento, afectado por temas regionales e internos”. “Habrá que ver cómo esto permite sostener un crecimiento que no sea simplemente impulso de grandes proyectos, y por eso es que tenemos un desempleo estructural con rigidez a la baja”, agregó el economista de Oikos Consultores.
El efecto rebote
Respecto a las perspectivas para este año, Carlos Saccone cree que, en la medida que la situación generada por los problemas de coyuntura y que afectaron el crecimiento del país en 2023 se normalicen, este año podría esperarse una expansión de la actividad en el entorno del 2%.
A su vez, Cichevsky explicó que “en materia de crecimiento tenemos un año que va a presentar un rebote respecto del año pasado, dado que tenemos que descontar el efecto de la sequía. Todo está indicando que la actividad agropecuaria va a tener un buen año, la temporada turística se presenta igual que el año pasado y el sinceramiento de los precios relativos de Argentina es un factor positivo”.
En este sentido, agregó que, si bien la brecha entre los precios de ambos países sigue siendo “muy elevada”, es menor que en el pasado y si la administración Milei logra lo que está planteando, esa brecha “se seguirá cerrando”.
Este efecto rebote se verá principalmente a nivel estadístico y no reflejará el estado de situación real, lo que hace complejo el análisis de los datos, según coincidieron los especialistas consultados.
La característica del período 2023-2024 es que, en definitiva, el núcleo de la economía va a estar creciendo en el entorno del 2%, el guarismo que el país ha tenido en los últimos 10 años.
“Esto hace que el crecimiento en términos del PIB en este periodo en términos históricos no es malo, pero sí es un crecimiento que Uruguay debe mejorar, pensando en una perspectiva de mediano plazo, si quiere seguir teniendo el estado de bienestar que tiene, en un contexto donde es necesario crecer a una tasa mayor a la que tenemos”, concluyó el economista de CPA Ferrere.
El año electoral
Históricamente, los años electorales tienen la particularidad de presentar desvíos en materia fiscal.
Al entender de Carlos Steneri, el país actualmente cuenta con un déficit por encima de las metas que el gobierno había planteado y, por lo tanto, el 2024 es la “última chance” de cumplir el compromiso de tener un déficit fiscal con niveles más bajos que los actuales.
Sobre este apartado, los especialistas consultados coincidieron en que los desafíos vinculados al año electoral estarán en materia de inflación, empleo y cuentas fiscales, en donde el gobierno deberá “defender” la reducción de la inflación que logró en 2024, pero todos los objetivos están supeditados a lo que ocurra a nivel electoral.
Empleo, un factor clave
El empleo es un apartado de suma trascendencia en la discusión política año tras año, donde las rondas de negociación salarial ocupan un rol central en la agenda mediática.
Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística publicó un informe titulado “Mercado de trabajo por área geográfica”, en el que se incluye información de trascendencia para entender cómo la situación de Argentina se vuelca a la economía uruguaya. En el mismo, se concluye que en el trimestre setiembre-noviembre de 2023, el departamento de Río Negro fue el de mayor tasa de desempleo, con un total de 13,5%.
Para Carlos Saccone, el mercado laboral fue “resiliente” a pesar del crecimiento “magro” de la economía y cree para el análisis de este segmento se debe segmentar entre el Litoral, principalmente condicionado por el impacto de Argentina, y el resto del país, que se vio afectado por la sequía, lo que arroja conclusiones “dispares”.
“El empleo es un desafío. Generar una suba de la tasa de actividad y empleo, y por consiguiente una baja de desempleo, me parece que es el pendiente que tiene la economía, más allá del sostenido bajo crecimiento de los últimos años, el desempleo se mantiene regido a la baja”, concluyó Moya.