El directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) avanzará en las próximas semanas en una discusión sobre la política de tasas de interés sobre los préstamos, a instancias del reclamo de un grupo de países, entre los que se encuentra Argentina, que vienen presionando en diversos foros internacionales. En el caso del país vecino, estos sobrecostos implican una erogación de unos US$ 1.000 millones anuales.
El directorio del FMI avanzará en las próximas semanas en una discusión acerca de las tasas de interés que aplica sobre sus préstamos, algo que era reclamado por varios países y académicos, que han presionado en distintos foros internacionales. Sin embargo, este tipo de revisiones internas y de rediseño de las reglas del organismo no suelen ser de un día para el otro, ya que además de las revisiones técnicas, deben obtener el visto bueno del board y de la Junta de Gobernadores. Además, para concretarse el acuerdo se requiere de un amplio consenso, del 70% de los votos.
Según lo informado por el medio argentino Infobae, en las próximas semanas habrá un nuevo capítulo de la discusión con respecto a los sobrecargos de interés, que primero se realizaría a través de debates internos informales del directorio. La idea que sobrevuela es que haya una posición tomada antes de la última reunión plenaria del FMI en Washington en la semana del 21 al 26 de octubre.
Las tasas de interés que el organismo aplica sobre los países que tienen créditos por encima de sus cuotas establecidas por el estatuto representan, para un grupo de países y académicos que presionaron en distintos foros internacionales en los últimos años, una carga adicional muy pesada que las naciones deudoras tienen que afrontar en el marco de crisis económicas o financieras con préstamos vigentes.
El interés argentino
La cuestión también fue tema de debate en la última cumbre de ministros y banqueros centrales del G20 en Río de Janeiro, en la última semana de julio. El documento final incluyó una mención a este tema: “Esperamos con interés la revisión de los cargos y recargos por parte del Directorio Ejecutivo del FMI y un resultado que pueda aliviar la carga financiera de los países prestatarios, preservando al mismo tiempo sus funciones de incentivo y salvaguardando la solidez financiera del Fondo”.
Argentina es uno de los principales promotores de esta discusión. Quien comenzó a impulsar la cuestión en sus tiempos de ministro de Economía (2019-2022) fue Martín Guzmán, que buscó aliados entre otros países y en foros internacionales para presionar por una reducción en las sobretasas. Es un tema que incluso apareció formalmente en la negociación del Extended Fund Facility (EFF), el programa vigente entre Argentina y el organismo. Guzmán acaba de publicar un paper con el premio Nobel Joseph Stiglitz sobre el análisis de sostenibilidad de deuda que hace el FMI sobre los países con créditos.
Por otra parte, esta semana un exfuncionario técnico del FMI, Hung Tran, defendió en una columna de opinión en el influyente think tank norteamericano Atlantic Council, el pedido para que el Fondo haga cambios en su política.
“Cinco países son los que más dinero han pedido prestado al FMI: Argentina, Ecuador, Egipto, Pakistán y Ucrania. Pagaron US$ 5.100 millones en recargos entre 2018 y 2023 y pagarán US$ 7.200 millones adicionales entre 2024 y 2028 (…) Esos recargos aumentan marcadamente el costo de los pagos de intereses al FMI, llevando el financiamiento del organismo a tasas cercanas a las del mercado, muy por encima de las tasas concesionales que las instituciones financieras internacionales suelen ofrecer a los países necesitados”, sostuvo Tran, quien fuera vicedirector del departamento de Política Monetaria y Mercado de Capitales del FMI.
“El FMI debería considerar seriamente estas solicitudes y actuar con rapidez para reformar significativamente su política de recargos, idealmente aboliéndola. Esta política no ha cumplido sus propósitos y ya no es necesaria para aumentar las reservas precautorias del Fondo. En cambio, impone cargas financieras innecesarias a los países de bajos ingresos con problemas de deuda, los mismos países que necesitan toda la ayuda que puedan obtener”, concluyó.