“El frente fiscal representa una limitación dado que el punto de partida es peor al previsto”

“Agenda de reformas será clave para impulsar el sector exportador a corto plazo”

La economía uruguaya se desaceleraría en 2025, en un contexto de desafíos de larga data que enfrenta el país –como el bajo crecimiento y la necesidad de recomponer la competitividad y rentabilidad del sector exportador- y otros relativos a la asunción del nuevo gobierno, según destaca un informe macroeconómico elaborado por el banco Itaú. Se espera que el consumo privado siga apoyando el crecimiento, pero “será clave monitorear los riesgos de sequía sobre el sector agrícola”. Además, se advierte que “el frente fiscal representa una limitación dado que el punto de partida es peor al previsto”.

Al analizar la evolución de la economía local, el informe de Itaú destaca que la actividad se vio marcada el año pasado por el rebote tras la sequía de 2023 y la corrección de precios relativos con Argentina.

Por un lado, la normalización de la situación climática se tradujo en un aumento de las exportaciones, principalmente de las ventas de soja. A su vez, el inicio de las operaciones de la segunda planta de UPM también implicó un aumento de las exportaciones totales. De esta forma, según el último reporte de Uruguay XXI las exportaciones de bienes en 2024 totalizaron unos US$ 12.845 millones, 13% por encima de 2023.

Por otro lado, la menor brecha de precios con Argentina implicó que se detenga la fuga de consumo hacia la región, normalizando las cifras de turismo emisivo y las compras en la frontera. Así, el sector comercio y servicios también incidió en gran medida en el crecimiento de 2024.

Por su parte, el mercado laboral se mantuvo robusto, con un crecimiento en la cantidad de ocupados de más de 40 mil puestos respecto a 2023. A su vez, el salario real cerró el año con un crecimiento promedio de 2,92%, consolidándose por encima del nivel prepandemia. La inflación se mantuvo dentro del rango meta (3%-6%) durante todo el año y cerró el 2024 en 5,5% interanual.

Los correctivos salariales negativos o nulos que tuvieron lugar en julio contribuyeron a mantener la inflación debajo de 6%. En sentido contrario, la intensa depreciación del peso, observada principalmente sobre finales de año, sumó presiones al alza. A raíz de esto último, el Banco Central del Uruguay (BCU), que en abril había bajado 50 puntos básicos la tasa de política monetaria, cerró el año con un aumento de 25 puntos básicos, dejándola en 8,75%, ubicándose así en terreno levemente contractivo.

En el plano fiscal, en 2024 no se cumplieron las metas de resultado estructural ni de tope de crecimiento real del gasto público, mientras que la meta de endeudamiento neto se cumplió haciendo uso de la cláusula de escape que permite subir el tope en un 30%.

Perspectivas 2025

En materia de perspectivas, a los desafíos que acarrea la economía uruguaya, como el bajo crecimiento y recomponer la competitividad/rentabilidad del sector exportador, se suma la nueva agenda del gobierno electo, que asumirá el próximo 1º de marzo.

“La agenda de estímulo al crecimiento es fundamental para la credibilidad del programa de gobierno y el financiamiento de iniciativas de inclusión, bienestar y convivencia. Sin embargo, el frente fiscal representa una limitación dado que el punto de partida es peor al previsto”, destaca el informe. A su vez, agrega que el hecho de no contar con mayoría parlamentaria y los posibles nuevos cambios a la reforma del sistema de seguridad social implementada por el gobierno actual podría tensionar el resultado fiscal. Ante el compromiso de no aumentar la carga tributaria, el gobierno electo revisará los regímenes de exoneraciones para generar margen fiscal. A su vez, la estabilidad de precios seguirá siendo prioritaria, aunque el fortalecimiento global del dólar ejercerá presión inflacionaria en el corto plazo. “Sin margen para recortar tasas, la agenda de reformas será clave para impulsar el sector exportador a corto plazo”, concluye la entidad.

Itaú prevé un crecimiento del PIB de 2,3% durante 2025, lo que implica una desaceleración respecto al 3% estimado para 2024. Este pronóstico se basa en un arrastre estadístico positivo, seguido de una buena temporada turística en el primer trimestre de 2025. Por el lado de la demanda, el consumo privado seguirá apoyando el crecimiento, junto con los efectos indirectos del ajuste macroeconómico de Argentina, que se espera continúen este año. Por el lado de la oferta, se entiende que “será clave monitorear los riesgos de sequía sobre el sector agrícola”.


EEUU mejor de lo esperado, pero China siguió desacelerándose

Al analizar el contexto internacional, se resume que el 2024 estuvo marcado por el comienzo de la normalización de la política monetaria en las economías avanzadas. Tras la agresiva política monetaria de 2023, caracterizada por el alza de tasas de interés para frenar la inflación, los bancos centrales iniciaron el año pasado un ciclo de relajación monetaria al observar una moderación de las presiones inflacionarias. El Banco Central Europeo (BCE) fue uno de los primeros en iniciar este camino, en junio, mientras que la Reserva Federal estadounidense (Fed) lo hizo unos meses después, en setiembre. Con la inflación convergiendo a los objetivos, la Fed se volcó más hacia el objetivo de estabilizar el mercado laboral, el cual, si bien se mantenía robusto, comenzaba a dar señales de deterioro. En esta línea, la Fed recortó 100 puntos básicos su tasa de referencia, pasando de un rango de entre 5,25% y 5,50% a entre 4,25% y 4,50%. No obstante, el triunfo de Donald Trump, incrementó el riesgo de un aumento de las presiones inflacionarias por su agenda de mayor proteccionismo y expansión fiscal.

En materia de actividad, la economía estadounidense resultó ser más resiliente de lo que la Fed esperaba. De esta forma, en su última reunión del año, el Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed corrigió al alza sus perspectivas de inflación, y, en consecuencia, también incrementó las expectativas sobre las tasas de interés para los próximos años. Al mismo tiempo, corrigió al alza las proyecciones de crecimiento para 2024 y 2025.

Por otro lado, la economía china continuó desacelerándose. El buen desempeño del sector exportador impulsó el crecimiento, pero este se vio debilitado por la fragilidad de la demanda interna. Esta dinámica ha marcado el desempeño de la economía china en los últimos años. En respuesta a esto, el gobierno anunció medidas expansivas tanto en el plano monetario como fiscal. No obstante, estas no serían suficientes para dinamizar el crecimiento. Se espera que China cierre el 2025 con un crecimiento levemente por debajo del 5% y que continúe desacelerándose en los años siguientes.

El escenario de condiciones financieras más restrictivas, dólar fuerte y demanda débil en China se tradujo en un debilitamiento de los precios de los commodities, los cuales cerraron en 2024 con caídas generalizadas pese a un rebote de la carne sobre finales de año.


Vecinos en direcciones contrapuestas

En el plano regional, las economías de los países vecinos se encuentran en direcciones contrapuestas.

Por un lado, si bien en Brasil la actividad económica se mantuvo dinámica, el deterioro fiscal se tradujo en una fuerte depreciación del real, siendo esta una de las monedas que más se debilitó a nivel global. Por el otro, Argentina avanzó en su consolidación fiscal y en el combate a la inflación. Este plan de estabilización basado en el ancla cambiaria ha implicado una fuerte inflación acumulada en dólares. De esta forma, la posición de precios relativos se ha deteriorado con Brasil, pero se ha corregido significativamente con Argentina. Esto último brinda perspectivas de una temporada turística mejor a la de los últimos años.