El pasado viernes, en el simposio económico entre banqueros que se realizó en Jackson Hole, el valle escondido entre las montañas rocosas en el Estado de Wyoming, el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, tomó el estrado en lo que quizá era la intervención más esperada y dijo que “llegó el momento de un ajuste de política”, tras detectar un retroceso de la inflación, anunciando así un recorte en las tasas de interés que se concretaría en setiembre. CRÓNICAS contactó a expertos para conocer cómo esta decisión puede impactar en los mercados internacionales y en el plano doméstico.
Luego del hundimiento global a raíz de la pandemia, período en que las tasas de interés se mantuvieron en el rango de 0%-0,25% para estimular la economía, fue a partir de marzo de 2022 cuando comenzó una secuencia de aumentos sucesivos producto de una inundación de liquidez en los Estados Unidos que impulsó la inflación hasta niveles inéditos en décadas -la máxima de los últimos 40 años-, llevándolas hasta el rango 5,25%-5,50% con una última suba en julio de 2023.
Desde entonces, las tasas permanecieron en ese rango hasta la actualidad. En este sentido, el anuncio de Jerome Powell podría augurar que, en lo que por los técnicos se considera como un “aterrizaje suave” de la economía estadounidense, las tasas de interés comiencen una tendencia bajista que las lleve nuevamente a situarse en niveles normales.
En palabras de Carlos Saccone, gerente de inversiones del HSBC, lo que espera el mercado con esta baja es “una reducción de un cuarto de punto” a corto plazo, el 18 de setiembre. Por otro lado, a mediano y largo plazo esperan “dos bajas más este año” y “cuatro más el año que viene”. En total, el ciclo implicaría “una reducción de unos 200 puntos básicos” y sería “muy diferente a los dos anteriores”, en donde se tomaron “medidas en situación de crisis” en referencia a la pandemia en 2020 y a la crisis subprime de 2008-2009.
Sin embargo, para Giuliano Cantisani, supervisor del departamento de Análisis Económico en CPA Ferrere, las decisiones a tomar “van a depender mucho de cómo evolucionen los datos”, de “qué tanto se deteriore el mercado laboral” y de “qué tan encaminada esté la inflación rumbo al objetivo”. A su vez, opinó que la Fed “no debería apresurarse con los recortes ni tomar recortes de mayor intensidad”, sino apegarse al “ritmo usual de 25 puntos para tener margen en caso de necesitar ajustar”.
Hoy, para Saccone, la economía estadounidense “está bien, es muy sólida, pero con perspectivas de enlentecimiento”: el hecho de que “el mercado de valores esté robusto”, la tasa de desempleo “muy baja, en el 4%”, junto a otros atributos, hacen que “no haya indicadores de una recesión fuerte, sino más bien de un enlentecimiento moderado” con la inflación como dato clave. Actualmente está situada en 2,9%, en contraposición a la intención de la Fed de llevarla “cerca del 2%”.
Para Cantisani, si el banco central estadounidense logra concretar este “aterrizaje suave”, sería “un caso casi inédito en la historia de haber generado una gran desinflación con tasas de desempleo alrededor del 4%, que son históricamente bajas para el país”.
Impactos de la decisión
En la visión de Cantisani, los primeros impactos ante la expectativa de que se concreten estos recortes han sido sobre el dólar, que “ha tendido a debilitarse a nivel internacional en el último mes”, y también sobre algunas acciones “que se corrigieron al alza luego de unos meses turbulentos”. En la medida en que se concrete efectivamente, no obstante, “no debería tener mayor impacto adicional” porque es lo que esperan los mercados, aunque existe la posibilidad de que “los agentes que estaban esperando un recorte más ambicioso hagan un ajuste a la baja”.
A su vez, advirtió que la próxima reunión de la Fed será clave porque “van a publicar proyecciones de tasas” y hay que evaluar “qué tan desalineadas están respecto a las expectativas de mercado”, que son de más de un punto porcentual en los próximos 12 meses. En la medida en que no se correspondan, puede haber movimientos.
En definitiva, “sería una buena noticia porque se relajan las condiciones financieras internacionales y sería un shock favorable para Uruguay”, comentó, y dijo que “no debería tener mayores impactos sobre la cotización del dólar, que esperamos se mantenga estable”.
Saccone explicó que siempre y cuando sean los esperados, los recortes “no tendrán ninguna consecuencia, porque lo que tiene efecto es lo que está por fuera de las expectativas” y, en ese caso, el mercado ya lo tendría “totalmente incorporado”. Sin embargo, de darse una baja de más de 25 puntos básicos o de no bajarse, sí podría haber efectos, aunque “no parece el caso”.
En Uruguay “hay ciertas cosas que ya se están empezando a ver”: después de la suba del dólar, este “se estabilizó y bajó un poco”, pero el economista lo vincula más bien a cuestiones regionales. En suma, un ciclo bajista “sería positivo para las monedas” de mercados emergentes, aunque “no tan positivo como fue en otras oportunidades”.
“Lo que sí se está viendo ya hace tiempo es relacionado a la curva de rendimiento de bonos del tesoro de Estados Unidos, que ya se ha ajustado en función de estas expectativas y que ha llevado a un alza inusual a los bonos del Tesoro Uruguayo, que aparecen caros”, finalizó Saccone.