Según el último Boletín Focus divulgado por el Banco Central de Brasil, las proyecciones del Producto Interior Bruto (PIB) del país han mejorado con respecto a la semana pasada. En el segundo trimestre del 2024 la economía brasileña creció un 1,4% -superando las expectativas de expansión del 0,9%- y en el interanual creció un 3,3%. Alejandro Vallcorba, economista y consultor senior de Exante, en diálogo con CRÓNICAS, analizó en profundidad este crecimiento inesperado y sus posibles repercusiones en la región.
Tal como explicó Vallcorba, las proyecciones de los analistas locales (previo a conocerse el dato del 3,3% de crecimiento) apuntaban a un crecimiento promedio anual en torno a 2,5% para el segundo trimestre de 2024. Dicho crecimiento es sorpresivo porque, excluyendo el período de rebote post pandemia, “fue la tasa de crecimiento frente a un trimestre previo más alta desde 2013”. El experto dijo que en las próximas semanas es posible que las proyecciones se revisen al alza en torno al 3%. Igualmente, “supone un menor ritmo de expansión en el segundo semestre del año frente a lo registrado hasta ahora”, analizó.
Vallcorba destacó que, a lo largo de los últimos años, la actividad económica en Brasil “viene sorprendido positivamente” y las expectativas de crecimiento “se ajustan al alza a medida que transcurre el año”. En 2023, la economía de Brasil creció un 2,9%, superando las expectativas y consolidando un crecimiento robusto que sigue a un 3% de expansión en 2022. El Ejecutivo prevé un crecimiento en 2024 del 2,5% del PIB. Para 2025, el crecimiento proyectado es del 1,85%, mientras que para 2026 y 2027, se anticipa una expansión del 2% en cada caso.
Esto “supone un crecimiento sostenido pero moderado en todos los trimestres, en torno a 0,5% desestacionalizado”, aseguró el economista. Este desempeño positivo se debe a una combinación de factores, entre los que destacan el aumento del gasto de los hogares, las inversiones en diversos sectores, un repunte industrial y de servicios.
Vallcorba explicó que el aumento del consumo privado del 1,3% fue impulsado por “el fuerte aumento del salario real y por el dinamismo del mercado laboral en los últimos meses”. En junio, la tasa de empleo se ubicó en el máximo nivel de la última década.
A su vez, las exportaciones se mantuvieron en niveles altos en una perspectiva histórica, en un contexto donde Brasil está barato medido en dólares. No obstante, el sector agrícola experimentó una contracción del 2,3%, reflejando la volatilidad y los desafíos climáticos recientes, como las inundaciones históricas en el sur de Brasil.
Inflación y tasas de interés
El Boletín Focus también actualizó las proyecciones de inflación para los próximos años. La previsión para el Índice Nacional de Precios al Consumidor Amplio (IPCA), que es considerado la medida oficial de inflación en Brasil, subió ligeramente para 2024 del 4,25% al 4,26%. Para 2025, la inflación se estima en un 3,92%, mientras que para 2026 y 2027 las previsiones son del 3,6% y 3,5%, respectivamente.
Para controlar la inflación, el Banco Central de Brasil utiliza la tasa básica de interés, Selic, que actualmente está fijada en un 10,5% anual. Esta tasa ha permanecido estable en las dos últimas reuniones del Comité de Política Monetaria (Copom) tras un ciclo de reducciones que se extendió desde agosto de 2023 hasta mayo de 2024. Según las proyecciones del mercado financiero, la tasa Selic debería permanecer en su nivel actual hasta finales de 2024, “cuando en abril se esperaba que al cierre del año se ubique en 9%”, observó Vallcorba.
Según comentó el economista, este cambio en la trayectoria esperada se dio en un contexto de aumento de las expectativas de inflación para este año y el que viene. De hecho, las propias autoridades del Banco Central han declarado que un escenario en donde la mayor incertidumbre en el plano fiscal pueda tener efectos en el nivel de precios, podría determinar una instancia más contractiva de la política monetaria. Por ahora las expectativas de la tasa Selic son de reducción gradual a 10% en 2025, 9,5% en 2026 y 9% en 2027.
Un diagnóstico
Vallcorba analizó que la mayor debilidad de Brasil desde un punto de vista macroeconómico, “viene por el lado fiscal”. Durante el primer semestre del año se registró un deterioro de las cuentas públicas, y en los doce meses a julio el déficit fiscal se ubicó en casi 10% del PIB. “Si bien hay algunos gastos extraordinarios y por única vez, asociados a la atención de la emergencia en el sur de Brasil por las inundaciones de hace unos meses o por el pago de algunos juicios adversos que tuvo el Estado en los últimos tiempos, pero más allá de estos elementos puntuales, el signo de la política fiscal está siendo notoriamente expansivo”, afirmó.
A su entender, “hay mucha incertidumbre sobre la capacidad del gobierno en cumplir con la trayectoria de resultado fiscal que se plantea como objetivo según el marco fiscal”, que supone alcanzar en los próximos años un superávit primario suficiente para estabilizar el ratio deuda – PIB. En este sentido, la deuda bruta del sector público se situó en 78% del PIB en julio de este año, mostrando un aumento significativo respecto al mismo mes de 2023 (73% del PIB).
Sobre el desempeño del Banco Central de Brasil, Vallcorba opinó que en las últimas décadas “se ha consolidado como un Banco Central independiente, que vela por una inflación baja y estable”. Si bien en los últimos meses la independencia del BCB ha sido un tema central de debate, especialmente debido a las críticas de Lula sobre no flexibilizar la política monetaria para apuntalar la actividad de económica, el BCB “se ha mantenido firme en su postura de no bajar la tasa para contener la inflación y anclar las expectativas a la meta”, concluyó.
Comparativa regional
En el contexto regional el desempeño de Brasil contrasta con el de sus vecinos, como Argentina, que enfrenta un panorama económico desafiante con una proyección de contracción del PIB del -3,7% para este año. Uruguay, por otro lado, muestra señales de crecimiento con expectativas de una expansión del PIB del 3,15% en el segundo trimestre de 2024, según datos del Banco Central de Uruguay.
“Desde nuestro país, me parece que el punto clave a seguir es el cambiario. Desde hace varios años que la moneda brasileña está muy depreciada frente al dólar en términos reales. De hecho, el tipo de cambio real de Brasil frente a Estados Unidos actualmente está en torno a 40% por encima de su promedio histórico y las expectativas para los próximos meses son que se mantenga muy depreciado. Como Uruguay es caro en dólares, esto tiene implicancias para nuestro país en materia de turismo, de comercio exterior y en lo que hace al comercio de frontera. Por ejemplo, en el primer semestre del año los viajes de uruguayos a Brasil aumentaron casi 10% interanual y desde Exante esperamos seguir viendo un flujo importante de viajes en los próximos meses. De todas formas, en lo que respecta al desvío de consumo hacia Brasil para la actividad comercial local es importante considerar que dado el encarecimiento relativo de Argentina y la disminución de los viajes a este destino, el efecto a nivel agregado es más que compensado por este menor consumo en Argentina”, puntualizó Vallcorba.