El Gobierno concretó una operación de emisión de bonos globales en moneda local por el equivalente a US$ 1.800 millones, de los que US$ 1.500 millones fueron en UI y US$ 300 millones en pesos a tasa fija nominal, según informó el Ministerio de Economía (MEF) a través de un comunicado. Para el economista de Puente, Alberto Landeira, la operación constituyó “otro hito” en el proceso de desdolarización al que apunta al país, y que constituye “una política de Estado que viene de administraciones anteriores”.
El Gobierno concretó una operación de emisión de bonos globales en moneda local por un total equivalente a US$ 1.800 millones, de los cuales US$ 1.500 millones fueron de un nuevo Bono Global en Unidades Indexadas (UI) con vencimiento final en el año 2045, y US$ 300 millones correspondieron a la reapertura del Bono Global en pesos a tasa fija nominal con vencimiento en el 2033. La transacción incluyó una operación de manejo de pasivos de más corto plazo, tanto de títulos globales como de títulos domésticos (Notas del Tesoro y Letras de Regulación Monetaria (LRM) del BCU).
En diálogo con CRÓNICAS, Alberto Landeira, economista de la empresa de gestión patrimonial y mercado de capitales Puente, valoró que la operación constituyó “otro hito” en el proceso de desdolarización al que apunta al país como “una política de Estado que viene de administraciones anteriores”.
Asimismo, destacó que se trató de una emisión realizada exclusivamente en moneda nacional, ya que anteriormente siempre que se emitía en pesos uruguayos, se acompañaba con una emisión en dólares. “Emitir en dólares es más sencillo, en moneda local suele ser un poco más trabajoso porque no depende solo de la credibilidad del país, sino también de la moneda”, explicó Landeira. En ese sentido, valoró que la demanda por los bonos uruguayos “demuestra que los inversores se sienten muy cómodos con su exposición a la moneda local, tanto en pesos nominales como en UI”.
Respecto al momento de la operación, Landeira evaluó que 2024 fue un año en el que no ha habido mucha tensión financiera, por lo que se dio un “contexto adecuado”, pese a las tasas altas que se mantienen en EEUU desde hace dos años. Asimismo, el experto destacó el trabajo de planificación de esta emisión, que implicó “un gran esfuerzo de coordinación” entre el MEF y el BCU.
Características de la operación
Con la operación, se apuntó a continuar con el programa de fondeo del gobierno para el año en curso, apuntalar el proceso de desdolarización de la deuda y continuar desarrollando el mercado secundario de bonos en moneda local, estableciendo un nuevo bono de referencia (benchmark) en UI para un plazo de 20 años y aumentando la liquidez del bono en pesos nominales. Los inversores tenían la opción de comprar los bonos globales utilizando: efectivo, bonos globales en UI con vencimientos en 2027 y 2028 y/o títulos domésticos con vencimiento en 2024 y 2025.
La emisión del nuevo bono global en UI se realizó a un rendimiento real de 3,4% anual, al tiempo que la reapertura del bono global en pesos se realizó a un rendimiento nominal de 9,15% anual. El libro de órdenes consolidado estuvo compuesto por 58 cuentas inversoras de Estados Unidos, Europa, Asia, América Latina y Uruguay.
La demanda total por ambos bonos alcanzó un máximo de US$ 2.600 millones.
Aprobación del plebiscito de la seguridad social “sería un evento tremendamente negativo”
El gobierno ha destacado la mejora en la calificación crediticia que han realizado las agencias internacionales, que ubican al país entre dos y tres escalones por encima del grado inversor. Sin embargo, hay un objetivo para llegar a “una liga mayor” que sería obtener una calificación de nivel “A”, como indicó la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, durante el tradicional Foro Económico de ACDE (ver CRÓNICAS del 12/04/2024).
Consultado respecto a los desafíos que tiene Uruguay para alcanzar ese nivel de calificación crediticia, Landeira evaluó que “son múltiples”, e implican que Uruguay siga teniendo un trayecto positivo en su política fiscal y monetaria. “En lo fiscal, que se mantenga la regla fiscal y que el proceso de reducción de déficit siga, porque aún no estamos en un nivel que estabilice la deuda pública a mediano plazo; y en lo monetario, que el BCU siga anclando las expectativas de inflación, que en este momento están en 6%, lo que implica un progreso pero aún no estamos en los niveles de países que tienen entre 3% y 4%”, señaló.
Pero además, Landeira mencionó un aspecto que entiende clave para, por el contrario, evitar un deterioro de la calificación. A su entender, si triunfa el plebiscito propuesto por el PIT-CNT para reformar la seguridad social, “sería un evento tremendamente negativo para la clasificación crediticia”. Que no se apruebe esa reforma “es una condición necesaria para que Uruguay pueda mejorar la calificación crediticia”.