Semanas después de los reclamos de la Federación Rural por un dólar muy barato, y de cuestionamientos por la incidencia que la política monetaria del Banco Central del Uruguay (BCU) sobre el tipo de cambio, la entidad decidió bajar la tasa de interés de referencia de 9% a 8,5%. CRÓNICAS se contactó con los economistas Ignacio Munyo y Adrián Fernández, quienes analizaron la medida, explicaron cómo debe leerse el movimiento y evaluaron la situación cambiaria y sus vínculos con la competitividad.
El BCU resolvió recientemente reducir en 50 puntos básicos la tasa de interés de referencia, consolidándola en un 8,5%. Esta decisión se da en el marco de una baja progresiva en el tipo de cambio real, y semanas después de que la Federación Rural expresara su preocupación por el atraso cambiario.
El economista Ignacio Munyo explicó a CRÓNICAS que el manejo de la tasa de interés del BCU como instrumento no está diseñado para afectar el tipo de cambio real, sino para afectar la inflación. “Cuando el BCU sube la tasa, pretende que la inflación baje, y cuando la baja es porque entiende que la inflación está en un nivel adecuado, por lo tanto, puede darle más aire a la economía con tasas en pesos más bajas”, señaló.
Al bajar la tasa de interés en pesos, se induce que es menos atractivo ahorrar en pesos, y por ende quien pensaba cambiar sus dólares a pesos para comprar una Letra de Regulación Monetaria del BCU, por ejemplo, al haber una tasa más baja, decide no hacerlo. “Básicamente, le da más valor al dólar en relación al peso”, explicó Munyo, pero advirtió que “la diferencia es marginal, porque hablamos de magnitudes gigantescas”.
Paralelamente, en Estados Unidos, la tasa de interés se mantiene “más alta de lo que se pensaba”, debido a la persistencia de presiones inflacionarias, lo que genera una mayor demanda de dólares. “La Fed y los mercados también están actuando”, comentó. En ese sentido, y haciendo una mirada global, el experto indicó que recientemente no solo el peso uruguayo perdió valor con respecto al dólar, sino que el dólar ganó valor en todo el mundo.
El valor del dólar
El economista Adrián Fernández aclaró que es importante entender que el valor del dólar en Uruguay es el valor que le da el mercado, debido a una decisión de no intervenir directamente. Esta decisión es parte de la razón por la cual la inflación viene bajando en Uruguay y se ha mantenido dentro del rango meta consecutivamente por casi un año, y que en marzo haya medido 3,8% anual.
“El BCU de esta administración, a diferencia de otras anteriores, no hace intervenciones directas en el mercado para incidir en la cotización”, aclaró el economista, y agregó que “con esa política había que manejarse con mucho cuidado para mantener equilibrados todos los objetivos”.
La baja en la inflación, comentó Munyo, “favorece a la mayor parte de la población”, que tiene sus ingresos en pesos y aumenta su poder de compra, y que hará que este año “la economía crezca fundamentalmente impulsada por el consumo interno”. La situación tiene la contracara de encarecer relativamente al Uruguay con respecto a los otros países de la región y nuestros mercados, aunque el economista acotó que “el tema de la competitividad es mucho más grande que el valor del dólar”.
A quienes más les pesa la caída del tipo de cambio es a los exportadores, que perciben su ingreso en un dólar que tiene un valor de compra más reducido. Este sector “está haciendo un esfuerzo mayor”, según Munyo, aunque distinguió que hay rubros del sector a los que esto afecta más que a otros.
Además, surge la pregunta de si esta situación es sostenible en el tiempo, si “estar tan caros” con respecto a otros mercados “nos va a pasar factura eventualmente”. En este sentido, Munyo señaló que la respuesta a esa pregunta depende de muchas cosas. Uno de los factores que juegan un rol en este escenario es el riesgo país. El economista explicó que, al tener un bajo riesgo país, los mercados internacionales están dispuestos a financiar a Uruguay a tasas “históricamente bajísimas”, por lo que “no hay un apretón cercano que nos pueda complicar”.
Por otro lado, el economista advirtió que se observa que en los períodos en que Uruguay se encarece relativamente, percibe menos inversiones y el crecimiento a futuro “se ve mermado”. Aun así, Munyo aseveró que esto no se da de un día para el otro, y que tenemos tiempo de seguir así. Pero en síntesis, el experto concluyó que la solución al problema de competitividad uruguayo no es por el lado del tipo de cambio, sino por resolver otros problemas de fondo.
La solución al problema
En esa línea, Munyo expresó que las soluciones pasan por “reformas que el país está implementando” actualmente, pero que “tienen que acelerar” para poder competir en el mundo. Estas incluyen una mayor apertura comercial, la facilitación del proceso de inversiones, mejoras en regulaciones laborales, avances en formación y capacitación y demás. “Uruguay está bien encaminado, no hay un tema de rumbo, sino de velocidad”, reflexionó, y agregó que “no debemos depender tanto del dólar como único instrumento para ser competitivos”.
En ese espíritu, el experto propuso que sería buena idea crear un Consejo de Productividad compuesto por especialistas y que no dependa del gobierno de turno, sino que se sostenga con el paso del tiempo. Munyo contó que esto es algo que se hace en muchos países del mundo, como en Australia, y que el impulso en productividad podría afectar positivamente la competitividad. Este organismo evaluaría las políticas que el gobierno considera, y haría públicas sus anotaciones para que políticamente sea más difícil tomar una decisión que vaya en contra de la productividad.