Autoridades locales y de organismos internacionales, así como expertos en economía, destacaron una mejora del contexto económico internacional, aunque advirtieron que aún persisten serios riesgos. El Nobel de Economía, Jean Tirole, se refirió a la “banca en las sombras” asegurando que “es un crimen” para personas y pequeñas empresas ya que son “clientes frágiles» que operan en “un sector no regulado», con los riesgos que ello implica.
Las valoraciones sobre la coyuntura económica internacional fueron realizadas en el marco de las XXXII Jornadas Anuales de Economía del Banco Central del Uruguay (BCU), que tuvieron lugar esta semana en la sede de la entidad, y que en esta oportunidad se desarrollaron en el marco de los festejos por el 50º Aniversario del BCU.
Por eso no sorprendió que las Jornadas fueran inauguradas por el primer presidente que tuvo el BCU, Enrique Iglesias; por quien lo dirigió a la salida de la dictadura, Ricardo Pascale; y por su actual titular, Mario Bergara.
Como en otros eventos de este año, Iglesias hizo memoria respecto al contexto que llevó al nacimiento del BCU y subrayó las experiencias acumuladas que fueron dando lugar a una de las instituciones más respetadas del país. Recordó que al principio “no teníamos edificio, personal ni carta orgánica” y que los primeros dos años fueron sumamente complicados por las altas presiones inflacionarias, la brutal caída de las exportaciones y la fuga de capitales que afrontaba el país. Pese a ello, reflexionó que el BCU fue adquiriendo grandes activos, entre los que destacó el profesionalismo en su gestión.
Por su parte, Pascale, que dirigió al BCU entre 1985 y 1990, repasó la compleja situación que debió afrontar la entidad en esos primeros años de la vuelta a la democracia, ya que había “un desorden colosal”. “Había que reescribir el balance nacional, y a su vez existía un escenario político muy duro”, recordó.
No obstante, destacó que las autoridades de entonces lograron recuperar la confianza y que ello se debió fundamentalmente al rol que jugaron los líderes políticos de la época.
En tanto, Bergara repasó “los aprendizajes acumulados” y las “lecciones aprendidas” a lo largo de los años por la entidad. “En el terreno institucional trajo aparejado roles claros y bien definidos en el marco de una lógica de política económica”, indicó el presidente actual. Entre esas lecciones, destacó el hecho fundamental que implica trabajar en la actualidad con un régimen de flotación del tipo de cambio, que le permite al país transitar la incertidumbre que existe en el mundo actual, sin mayores sobresaltos. A su vez, subrayó “la importancia de la supervisión y la regulación financiera, la necesidad de continuar haciendo más eficiente y transparente el sistema de pagos, además de influenciar expectativas de los agentes para generar confianza e inducir comportamientos”.
En esa línea, valoró que se debe seguir trabajando con una lógica de profesionalización, planificación y gestión estratégica.
De todas formas, advirtió que existe una gran incertidumbre a nivel internacional que se torna clave para la toma de decisiones de los bancos centrales del planeta, lo que se torna aún más complejo en un escenario de constantes transformaciones tecnológicas. Además, interpretó que “la incertidumbre hoy no es solo económica y financiera, sino también política”.
A la sombra
Luego de las palabras de los tres presidentes del BCU, fue el turno del plato fuerte de esta edición de las Jornadas Anuales de Economía: la participación del Premio Nobel de Economía 2014, Jean Tirole, con su disertación titulada “Shadow banking and the four pillars of the traditional financial intermediation” (“La banca en la sombra y los cuatro pilares de la intermediación financiera tradicional”). Allí, el experto francés se refirió a las características de esta “banca en las sombras”, observando que el tamaño de la misma puede obligar a los gobiernos a tener que efectuar “rescates”, como los que se realizaron durante la crisis financiera internacional con instituciones tradicionales, lo que implica un serio riesgo para la economía global. “La banca en las sombras suele explotar los riesgos para su propia ventaja”, opinó.
Tirole dijo que «es un crimen» que personas y pequeñas empresas estén ingresando en la “banca en las sombras”, ya que entiende que son «clientes frágiles» que están operando dentro de “un sector no regulado», con los riesgos que ello implica. A su vez, la masividad de estos negocios lleva a cuestionarse si los gobiernos deberían rescatarlos ante un eventual problema de liquidez, como ocurrió con grandes bancos en Estados Unidos durante el estallido de la crisis financiera internacional. “No soy enemigo de la banca en la sombra, pero hay que cuidar que no accedan al dinero público”, sostuvo Tirole. De todas formas, el lado positivo es que la banca en la sombra le está generando una “competencia” al sistema tradicional lo que genera un impacto positivo en el sector. “Necesitamos un enemigo para crear cosas buenas”, opinó.
Multilaterales
En otro de los foros, expertos de organismos multilaterales se refirieron a la coyuntura internacional donde mayormente primó el optimismo sobre lo que vendrá.
Alejandro Werner, del FMI, se mostró optimista respecto al actual contexto macroeconómico, aunque advirtió respecto a la incertidumbre en el rumbo que pueda tomar la política económica de los Estados Unidos, los problemas políticos en el viejo continente y la tensión entre Estados Unidos y Corea del Norte. “Cualquiera de estos asuntos constituye un riesgo para la recuperación de la economía mundial”, sostuvo.
En tanto, el representante del Banco Mundial, Jorge Familiar, indicó que los países de la región han logrado importantes avances en materia fiscal, pero alertó que aún falta profundizar estas reformas. Asimismo, instó a “trabajar mucho en capital humano, transparencia y combate a la corrupción”. Para Familiar los principales desafíos pasan por la integración regional, las innovaciones tecnológicas que afectan al mercado laboral y los nuevos marcos regulatorios.
José Darío Uribe, del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) señaló que “hay un fortalecimiento de las condiciones globales para el crecimiento”. Explicó que la mayoría de los países europeos están creciendo, a diferencia de años anteriores, y que se registran mejoras considerables en el mercado laboral de Estados Unidos, Europa y sobre todo Japón. “Estamos entrando en una fase de normalización de la política monetaria de las economías avanzadas”, valoró.
En tanto, José Juan Ruiz, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), aseguró que el grado de incertidumbre de política económica ha sido en gran medida metabolizado por el sistema, lo que explica por qué “estamos un poco mejor”. Para el experto, la situación anterior sumada al incremento del comercio y la integración financiera, ayudan a explicar por qué en América Latina “hemos zafado” de lo que parecía un entorno más complejo. Ruiz explicó que para la región ha sido importante la apertura que han mostrado los mercados internacionales y que los precios de los commodities no han bajado tanto. De todas formas, alertó que “la región está creciendo por debajo de su tasa promedio de los últimos 25 años y creciendo a estas tasas es difícil seguir financiando los logros obtenidos”.
Por último, Pablo Sanguinetti, en representación de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, coincidió con el panorama más bien optimista planteado por sus colegas, pero decidió hacer hincapié en algunos riesgos que a su modo de ver aún se mantienen.
Destacó el riesgo de suba de tasa de interés de Estados Unidos y la actitud de este país respecto al comercio mundial, así como la situación de la economía china a partir del sostenimiento que realiza de países de la región mediante la inversión directa. “Creo igualmente que la región está preparada ante algún posible shock económico vinculado a alguno de estos riesgos”, valoró.