El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en una reciente reunión con el presidente de China, Xi Jinping, acordaron que el comercio entre ambos países se efectúe a través del yuan y en determinadas ocasiones ha manifestado su intención de “desdolarizar la economía”. A su vez, distintos países han optado por dejar de utilizar esta moneda para el comercio, algo que se acentúa con la crisis geopolítica entre Rusia y Ucrania. Ante este escenario, CRÓNICAS consultó al economista Ramón Pampín, quien cree que estos acontecimientos no desplazarán al dólar de su lugar.
Por Mateo Castells | @teocastells
En Uruguay, quien compre, contrate o arriende un bien, un servicio o un inmueble de alto valor, probablemente fijará sus precios en dólares estadounidenses. Si bien en otros países su economía no está tan dolarizada, al momento de comerciar internacionalmente, en la mayoría de los casos se opta por utilizar el billete verde como moneda para esas transacciones.
Eso no se debe a la cualidad estética que puedan tener los billetes del Tío Sam, con su tira vertical azulada que los atraviesa y genera la sensación de seguridad, sino que se debe al rol hegemónico que posee la moneda estadounidense en la economía global.
Desde hace casi 80 años que el dólar estadounidense es la moneda de referencia en el sistema financiero mundial. El grueso de las reservas extranjeras, gran parte de los préstamos y los bonos que se emiten a nivel internacional y casi el 50% del comercio internacional, contemplando todas sus artistas, utilizan la moneda norteamericana.
La explicación del vigor perdurable que ha mantenido a lo largo de los años, se encuentra en que el dólar ha sido el depósito preferido de los ahorros globales y el refugio definitivo en épocas de crisis financieras, y más allá de la creciente importancia del euro y el yuan, el billete verde sigue siendo la divisa utilizada para fijar los intercambios comerciales y los precios, principalmente del petróleo.
Esta predominancia se asentó principalmente a partir de julio de 1944, cuando en una reunión en el hotel Mount Washington de Bretton Woods -de ahí surge el denominado acuerdo que alude a la localidad estadounidense- 44 países acordaron nuevas reglas que regirían el sistema monetario y que sentarían las bases de este asunto.
En dicha reunión se acordó que el dólar ocuparía el lugar de la moneda de referencia internacional y se le otorgó la posibilidad de ser convertida en oro, además de que el resto de países podría vincular a ella sus propias monedas, al tomarla como referencia. Años más tarde, en pleno desenlace de la posguerra, comenzó la invasión de las reservas de bancos europeos de billetes estadounidenses, y en la década del 70, el acuerdo que establecía al dólar como moneda elemental para el comercio del petróleo, fueron los sucesos que terminaron por sedimentar la hegemonía de esta moneda.
¿Crisis de hegemonía?
Sin embargo, los acontecimientos recientes ponen en duda esa hegemonía, aunque de acuerdo al economista Ramón Pampín, esa hegemonía no está en cuestión.
En diálogo con CRÓNICAS, explicó que Estados Unidos ha sacado provecho a lo largo de estos años de su situación de privilegio, y ha trasladado “algunas ineficiencias macro” al mundo, además de hacer “uso y abuso” de su rol, lo que ha llevado a que su predominancia comience a cuestionarse.
Para entender este asunto, es menester contemplar los acontecimientos que han atravesado la agenda mundial en el último tiempo. El crecimiento paulatino que ha tenido China, sobre todo a nivel comercial, el movimiento geopolítico surgido a raíz de la invasión rusa a Ucrania y las sanciones y medidas que el Kremlin se ha visto obligado a tomar, son el puntapié para comenzar a desmenuzar lo que está ocurriendo.
Rusia, obligada por los embargos, ha decidido adoptar el yuan para salvaguardar sus reservas internacionales y el comercio. Francia, Arabia Saudita y Brasil han decidido hacer lo mismo, pero tan solo a nivel comercial.
Pampín afirmó que hay que tener en cuenta el aspecto comercial y el financiero. “Las decisiones de distintos países de optar por la moneda china, solo repercuten en el comercio”, pero esto se limita solamente a este segmento.
El flujo financiero
Otra parte “más profunda y voluminosa” es el flujo financiero. “Acá es donde se mueve la deuda, las acciones y todo lo que hace al sistema financiero mundial, donde el dólar es la gran moneda global”, comentó Pampín, y aseveró que esto se debe a que, en comparación al resto de divisas es “la menos mala”, teniendo en cuenta que, desde un punto de vista teórico, una moneda debe imponerse sobre el resto y dominar.
En definitiva, dijo que “el sistema financiero más líquido es el de Estados Unidos, donde está el gran volumen de flujo, lo que hace que el dólar tenga su lugar de predominancia” y lo que determinará esto será el nivel general de la renta variable y de la renta fija.