El déficit fiscal, el crecimiento económico y la inserción internacional son algunos de los ejes económicos del debate político de cara a las elecciones de 2024. En diálogo con CRÓNICAS, los economistas Pablo Moya, Carlos Steneri y Ramón Pampín dieron su visión sobre estos temas, estableciendo, a su vez, cuál debería ser el foco de la discusión.
Por: Sofía Dri
“¡Es la economía, estúpido!” Así rezaba la famosa frase del asesor de campaña de Bill Clinton durante las elecciones de 1992, aludiendo a la importancia que tiene el debate económico en el resultado de las contiendas. Si bien no es el único factor relevante a la hora de elegir el voto, es uno de los ámbitos que más peso tiene en el debate político. CRÓNICAS contactó a tres expertos en economía para indagar en los distintos ejes económicos en los que se centrará el ciclo electoral de este año entrante.
Los ejes principales
El foco del debate político en torno a la economía durante este ciclo electoral, según Carlos Steneri, se va a centrar en el ámbito salarial, el déficit fiscal, y el crecimiento. Los salarios, dijo el economista, si bien se han ido recuperando, “siempre es un tema muy sensible que tiene mucho impacto electoral”, porque a su vez explican la evolución de las jubilaciones, por lo que el analista consideró que un tema de discusión serán las reglas de ajustes de recuperación salarial.
Por otro lado, proyectó que la oposición señalará que la administración saliente no cumplió su promesa de llevar el déficit fiscal a un nivel más bajo, y a su vez el gobierno actual argumentará que durante el período hubo grandes fenómenos fuera de su control, como la pandemia y la sequía.
Por último, el analista comentó que se discutirá sobre el crecimiento, que a su entender es “el tema más importante”. “El país tiene en su crecimiento un techo por razones estructurales, que anda alrededor del 2% anual. Ese es el crecimiento potencial. El buen debate sería cuáles son las propuestas para poder romper ese techo y crecer este de manera más robusta”, señaló.
En lo que respecta al debate político en torno a la economía, Pablo Moya indicó que el argumento del Frente Amplio estará más orientado hacia el bajo crecimiento, y a aludir que el mismo se explica por malas políticas públicas. Por otro lado, apuntó que un debate que le parece interesante es el del alto costo de vida del Uruguay, la explicación de por qué se da esto y distintas formas de revertirlo, debate que ha sido planteado por la candidata del Partido Nacional, Laura Raffo.
El impacto de las elecciones en materia fiscal
En cuanto al efecto que tendrá el año electoral en materia fiscal, Ramón Pampín comentó que lo más probable es que ese efecto exista, como “sucede casi siempre”. Según el experto, el único caso en el que a finales del período no hubo una dilatación fiscal fue durante el gobierno de Jorge Batlle, aunque recordó que eso se dio en el marco de la crisis económica.
Por su parte, Moya observó que hay “una regla no escrita” que indica que en el último ejercicio de gobierno siempre se materializan obras públicas que por distintos motivos se han ido relegando. Coincidió con Pampín de que esto es algo que se da en todos los mandatos, y advirtió que esto podía llegar a explicarse por la intención de cerrar los proyectos planificados para el período, sin necesariamente asignarle una intencionalidad política.
Steneri, por otro lado, comentó que “en principio el año electoral no afectaría en materia fiscal”, porque ya hay un presupuesto que limita las posibilidades de expansión de gastos, sobre todo en los “rubros importantes” que son sueldos y jubilaciones. “Obviamente, siempre puede haber algún impacto fiscal de gastos que estuvieron contenidos y que por razones electorales concentran su culminación en un año electoral, pero son movimientos pequeños que no generan una dislocación significativa de los resultados fiscales”, expresó el experto.
Un balance de la regla fiscal
A tres años de la implementación de la regla fiscal mediante la Ley de Urgente Consideración, Pampín valoró que “fue un gran paso”, aunque ponderó que tiene aspectos a mejorar. En ese sentido, el economista expresó que la regla fiscal, como toda regla, es como las dos hojas de una tijera, “necesitás la regla fiscal y el cumplimiento de la regla”. El experto comentó que era algo positivo adoptar esta medida, que “ojalá quienes vengan la sigan mejorando”, pero que “la mejora no pasa solo por el diseño, sino también por el cumplimiento”.
En este punto, Steneri valoró que es “un paso adelante” en cuanto a “disciplinar” y darle una hoja de ruta a las administraciones, y argumentó que “todavía es prematuro” evaluar su efectividad, dado que desde su instauración han habido fenómenos exógenos que “han afectado” su desempeño. El analista definió que para poder evaluarla justamente debemos esperar al menos una década.
Por su parte, Moya coincidió que es una “buena señal” que estemos fijando estándares que son de uso común en otros países, sobre todo en países de alto desarrollo. Si bien ponderó que su aplicación “tuvo sus altibajos en cuanto a cumplimiento”, consideró que fue un período con muchos desafíos, como la pandemia y la sequía.
Los desafíos para la inserción internacional
Con respecto a la inserción internacional, Steneri reflexionó que nuestro país “sigue siendo muy cerrado para el tamaño que tiene Uruguay”. El economista argumentó que el “gran potencial” de nuestro país para poder crecer más es el mercado internacional, lo cual implica “mejores condiciones de acceso”, para lograr una mayor penetración en cuanto a volúmenes, lo cual implica una disminución en los aranceles. Por tanto, el experto definió que Uruguay debe “abrirse más” al mundo, y en lo posible buscar exportar no sólo productos primarios, sino también productos con más valor agregado. “La protección, de alguna forma, actúa como un impuesto a la dinámica de esta actividad”, concluyó.
A su vez, Moya sentenció que Uruguay “tiene que buscar mecanismos cada vez más cómodos de ir sacándose el corset del Mercosur”. Argumentó que el acuerdo actual no beneficia al país, y si bien en todo acuerdo hay ganadores y perdedores, en la globalidad “Uruguay tiene más para ganar que para perder” alejándose del Mercosur.
Por otro lado, Pampín señaló que “estamos todos muy preocupados por el famoso acrónimo del TLC”. En este aspecto, el economista puntualizó que, si bien ve como algo positivo la adopción de tratados de libre comercio, cree que hay otra gama de herramientas que requieren menos recursos y esfuerzos, e igualmente son muy efectivos.
El debate sobre el crecimiento
El crecimiento de la economía en 2023 se estima por debajo del 1%. Para incrementar ese número, argumentó Steneri, la economía “necesita un segundo shock de cambios estructurales” como hubo en la década del 90 -ejemplificó con la Ley de Puertos y la Ley Forestal-. El economista llamó a la necesidad de una reforma del Estado para hacerlo “más eficiente” y “más productivo”. En ese sentido, opinó que por más de que el Estado tenga un papel importante en nuestro país, “eso no justifica que tengamos un Estado perezoso en cuanto a su aporte en la economía”. Argumentó que este “no puede ser únicamente una fuente de empleo”, sino que “tiene que hacer un aporte más importante a través de mayor productividad y eficiencia” de las empresas públicas, y “la eliminación de regulaciones y burocracias innecesarias”.
Además, el analista apuntó a la importancia de mejorar la productividad de la fuerza de trabajo, lo cual implica un sistema educativo que genere ciudadanos “no sólo más cultos”, sino también “más diestros en lo que hace a su condición de seres productivos”.
En este punto, Pampín expresó que, si bien las políticas públicas podían hasta cierto punto generar algunos incentivos o distribuir de distintas maneras, hay fenómenos que están fuera de su control, como las condiciones climáticas o la relación cambiaria con los países vecinos. En ese sentido, el experto puntualizó que el crecimiento es un parámetro que cae en el reino del sector privado, a quien corresponden “los méritos y los deméritos”. “Educar mejor a los uruguayos para producir bienes y servicios más sofisticados, u ofrecerle a los empresarios un amplio mercado de destino para sus productos sin aranceles son cosas que quizás están en el debe, sí depende del Estado, pero evitar una sequía o no, o un diferencial de precios con Argentina, son cosas que el gobierno no controla”, expresó.
Moya coincidió con esto último, y comentó que el bajo crecimiento se dio en mayor parte por los factores exógenos, y no tanto a falta de políticas públicas. El economista afirmó que “el gran desafío de Uruguay es generar un crecimiento estable y parejo, lo cual es difícil de incentivar para el sector público y de mantener para el sector privado”.
Por último, según Steneri el debate económico no va a traer mayores sorpresas, ya que ambas propuestas “que tienen mayores chances” de triunfar en las elecciones “van más o menos en una dirección similar, obviamente con matices, pero no hay cambios de 180 grados en lo que se está planteando hacia adelante”, reflexionó.