Mientras que el economista Pablo Moya opinó que los problemas económicos y financieros de Argentina “en un principio” no afectarían tanto a Uruguay, Alfonso Capurro valoró que el efecto contagio ya se siente en la competitividad bilateral entre ambos países.
Aunque lejano, los problemas financieros en Turquía están afectando directamente a la mayoría de las economías emergentes, y particularmente a aquellas que muestran mayores vulnerabilidades macroeconómicas, como es el caso de nuestro país vecino, que sigue viendo cómo su moneda pierde valor respecto al dólar y no puede frenar la sangría de divisas en los mercados.
Turquía se está viendo enfrentada a severos problemas financieros derivados del anuncio de aumento de los aranceles al acero y al aluminio entre otros productos por parte de Estados Unidos. La situación llevó al desplome de su moneda, la lira turca, que cayó un 15,97% con respecto al billete verde.
La situación refleja la tensión por la que atraviesan los mercados financieros y las consecuencias se hicieron notar con fuerza. Los inversores internacionales salieron a refugiarse en deudas o bonos de economías desarrolladas buscando estabilidad, lo que como contrapartida genera que muchos capitales huyan de las economías emergentes -más rentables, pero más riesgosas-.
Esta situación afecta particularmente a Argentina, que atraviesa importantes problemas económicos de fondo (un déficit alto, elevada inflación, una economía que no crece, entre otras debilidades) y genera una corrida de retiro de depósitos e inversiones que se refugian en el dólar y hace que se deprecie el peso argentino. A esto se le agrega que el país vecino ha sido particularmente poco confiable a lo largo de su historia, por lo que estos sucesos recientes no la ayudan.
Como una medida para contrarrestar la situación, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) estableció un programa de cancelación de letras (Lebac), ofertando en cada licitación un monto menor a los vencimientos y que solo podrá ser suscripto por entidades no bancarias. Para controlar liquidez restante, BCRA licita dólares y el Tesoro emite Notas en pesos argentinos. Para las entidades bancarias el BCRA sólo ofrecerá notas Nobac y Leliq, similares a las Lebac pero con otras condiciones.
Al ver la convulsión que hay en el país vecino, en Uruguay comenzamos a prestar atención a la situación y a mirar de reojo las medidas y derivaciones de las decisiones del Gobierno de Mauricio Macri. Ante esta coyuntura, CRÓNICAS dialogó con algunos expertos para intentar entender mejor el impacto de los hechos en Argentina, así como también cuestionar la posibilidad de un efecto contagio.
Nerviosos y preocupados
El economista Pablo Moya, de la consultora Oikos y quien justamente se encontraba en Buenos Aires el pasado lunes, notó un clima de “bastante nerviosismo y preocupación”, principalmente por el frente cambiario. En este sentido, señaló que el desplome de la lira turca causó preocupación sobre los bonos de países emergentes, “que tuvieron una pérdida de valor importante”. “A su vez, esto podría tener un mayor efecto sobre la salida de fondos o la dificultad de Argentina de poder captar fondos del exterior”, continuó.
El economista opinó que, en materia financiera, el gobierno argentino “tiene unos próximos días bastante complicados” en relación a los próximos vencimientos de las Lebacs. “Bastante complicados”, puntualizó, porque se ve obligado a atender esos vencimientos vía endeudamiento, y añadió que ya gastó un recurso importante como lo es el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Sobre esto último, indicó que el gobierno argentino “se la jugó” con el compromiso de un programa que, según él, ya incumpliría en menos de un mes de aprobado. “Quizás para este trimestre pueda cumplir con las necesidades financieras pero para el trimestre próximo ya vaya a ser más complicado”, dictaminó.
Problema de credibilidad
Por otra parte, el economista Alfonso Capurro evaluó que la situación que actualmente sufre Argentina es una réplica de los episodios que se dieron en mayo de este año, donde, de acuerdo con el portal Diario Financiero, la actividad económica cayó 5,8%.
El Gerente Senior de CPA Ferrere atribuyó la realidad que azota a Argentina a dos principales dimensiones: por un lado, un problema de estructura fiscal -que viene aplicando un ajuste muy lento al déficit desde que asumió el último gobierno- y, por otro, un problema de financiamiento de corto plazo. En este sentido, indicó que se deberían tomar medidas puntuales en ambos aspectos; por ejemplo, suspender las devoluciones de impuestos para algunos sectores exportadores, o la ya comentada eliminación de las Lebac. Si estas medidas serán eficientes en su objetivo o no “depende mucho de la credibilidad de mercado”, indicó.
Previamente, en un evento organizado por CPA Ferrere (ver nota página 14) el economista Gabriel Oddone fue contundente ante la interrogante de si en Argentina ya habría pasado lo peor: “No”.
En primer lugar, el economista explicó que los fundamentos macroeconómicos de Argentina “siguen siendo débiles”. De todas formas, opinó que la “buena noticia” es que los datos de déficit mostraron una mejora, lo que hace indicar que “las medidas parecen ir por buen camino”.
En segundo lugar, Oddone interpretó que la diferenciación entre las Lebac, Nobac y Leliq “apunta a separar a los bancos del resto de los sectores, para particionar al mercado” y, llegado el caso, “tener un tratamiento distinto a los bancos”. “Estrategia de precaución por si la situación se vuelve compleja para poder negociar con los bancos”.
Por último, evaluó que el programa financiero del Gobierno no está cerrado y que el resto del sector público también muestra grandes necesidades de financiamiento.
“Todo esto pone presión en el mercado cambiario”, concluyó Oddone.
Efectos contrapuestos
Los economistas consultados no coincidieron en relación al impacto esperado de la situación de Argentina en Uruguay.
Por un lado Capurro opinó que “ya está causando” un efecto contagio, ya que Uruguay pierde competitividad con su país vecino y deja de ser atractivo para los turistas argentinos. “A menos que Uruguay deprecie tanto el dólar como Argentina”, fundamentó, “toda esta situación financiera con mucha presión cambiaria tiene impactos negativos en la competitividad bilateral y tendrá en el turismo en la próxima temporada”.
Por su parte, Moya señaló que el efecto contagio es “bastante difícil de probar”, ya que no se sabe exactamente en qué medida la depreciación de la moneda uruguaya se debe a lo sucedido en la otra orilla. Sin embargo, añadió que no cree que arrastre a una depreciación tan fuerte de la moneda “porque no tiene fundamentos para que la moneda esté tan depreciada como la Argentina”, por lo que “en un principio” el riesgo que corre Uruguay “no es tanto”.