La posibilidad de negociar un acuerdo de libre comercio con EEUU vuelve a estar sobre la mesa, aunque expertos consultados por CRÓNICAS mostraron algunas diferencias respecto a las posibilidades de avance. Para Hernán Bonilla, director ejecutivo del CED, y Gonzalo Oleggini, investigador en negocios internacionales, sería bueno comenzar a negociar, aunque no necesariamente surja un acuerdo en el corto plazo. Por su parte, el economista de Oikos, Pablo Moya, entiende que no será posible avanzar demasiado hacia un TLC, por las limitantes que impone el Mercosur.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
El presidente electo Luis Lacalle Pou mantuvo un diálogo esta semana con el secretario de Estado de Estados Unidos (EEUU), Mike Pompeo, según se informó, para estrechar lazos entre ambos países de cara al próximo gobierno. Aprovechando el intercambio, Lacalle le consultó al jerarca estadounidense respecto a la posibilidad de firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países. Si bien no hubo respuesta formal, el tema de un TLC con la mayor economía mundial vuelve a estar sobre la mesa.
No es la primera vez que lo está. La más recordada fue la oportunidad que hubo en 2006 durante la primera administración del Frente Amplio, cuando Tabaré Vázquez se mostró a favor de un acuerdo (es muy recordada su frase de que “el tren pasa solo una vez”). También estaba a favor el ministro de Economía, Danilo Astori. Sin embargo, las resistencias de algunos sectores del oficialismo alineados tras la figura del entonces Canciller, Reinaldo Gargano, echaron por tierra esa posibilidad.
Casi una década y media después, el tema vuelve a ponerse en la agenda y CRÓNICAS consultó a varios expertos para analizar cómo sería un acercamiento comercial entre ambas naciones, y qué rol podría jugar el Mercosur en esa eventualidad.
Que sí, que no
Hernán Bonilla, director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo, opinó que “es bueno” que el tema se plantee por parte de Uruguay, mientras que Gonzalo Oleggini, investigador en negocios internacionales, subrayó que “es posible empezar a negociar” el acuerdo.
Así, ambos se mostraron optimistas -en primera instancia- a la noticia del tratado.
No obstante, al ahondar en el tema, encontraron algunos obstáculos: Bonilla consideró que la política proteccionista que ha mostrado la administración de Donald Trump en estos últimos años no representan un buen antecedente a las posibilidades de concretar un acuerdo. Por su parte, Oleggini consideró que las próximas elecciones nacionales de ese país también pueden incidir, ya que “la historia ha demostrado que en los años electorales en EEUU no se ha cerrado ningún acuerdo comercial”.
En este sentido, el investigador señaló que “es un momento para arrancarlo, pero no para terminarlo”. Bonilla, por su parte, indicó que hay que ver “qué receptividad hay del lado” de la potencia.
Quien se mostró más escéptico respecto a la firma fue Pablo Moya, economista de la consultora Oikos. “Yo creo que hay muy baja probabilidad de que se concrete”, sostuvo. Así, el rol de Uruguay ante una eventual negociación con EEUU “va a ser un trabajo bastante arduo y creo que también con poco éxito”.
¿Sólo o acompañado?
Moya fundamentó que una de las trabas principales para concretar el acuerdo es el Mercosur. Recordó la decisión Nº 32/00, que impide a los países miembros del bloque negociar con terceros por su cuenta. Uruguay no podría negociar con el gigante, continuó, a menos que se vaya del bloque. “Son situaciones extremas y creo que Uruguay hoy no está en esa posición”, consideró Moya, y agregó que “buscarlo como bloque dentro del Mercosur es muy poco probable”.
Por su parte, Oleggini dio dos visiones: desde el punto de vista legal se debería negociar a través del Mercosur, pero al observarlo “desde el punto de vista práctico, creo que lamentablemente el Mercosur no ha demostrado el ambiente” como para llevar a cabo una negociación con EEUU.
Ahondar en un acuerdo de la mano del bloque “es meterse en un embudo del cual prácticamente no tiene salida”, comentó. Más al tener en cuenta la situación actual de Argentina, agregó el investigador. A su entender, “la única manera que veo de negociar el acuerdo, no hay duda que es bilateral”.
En igual línea se manifestó el Director Ejecutivo del CED, para quien sería “más viable” llevar adelante una negociación de manera bilateral. Si bien sí expresó que “si se pudiera avanzar por Mercosur, sería fantástico”, también indicó que “idealmente habría que tratar de conversar con los otros socios del bloque para flexibilizarlo”.
A la altura del desafío
Los expertos también analizaron cómo debería ser un acuerdo entre ambas naciones; qué cosas deberían hacerse y qué cosas evitarse.
En esta línea, para Bonilla “tendría que buscarse que fuera un tratado que se acerque lo más posible al libre comercio”. A su entender, “muchas veces los TLC tienen tantas cláusulas que terminan no pareciéndose demasiado al libre comercio”. De esta manera, esto permitiría no solo el efecto beneficioso del mercado de bienes, sino también otros aspectos más allá del comercio, como es la atracción de inversiones, apuntó.
En tanto, Oleggini sopesó los sectores ganadores y perdedores de la firma del acuerdo. Opinó que “hay algunos sectores que tienen capacidad de aprovechar mucho el acuerdo”. El mayor de ellos es la industria de software, para la cual “un mejor acceso a EEUU sería vital”.
Pero en este sentido, el investigador valoró más estos factores intangibles por sobre los productos que se puedan exportar a la potencia. Servicios, inversiones, investigación y adquisición de conocimiento; “todo ese tipo de cosas a veces tienen más valor que poder vender más carne, más lana, más arroz o más soja”.