Aunque se reconoce la dificultad para medir la eficiencia del gasto público, varios expertos consultados por Crónicas coincidieron en que los resultados no son los mejores. El director del Centro de Economía del IEEM, Ignacio Munyo, y el director del CED Hernán Bonilla, señalaron que Uruguay aumentó su gasto público sin los impactos esperados en áreas clave. Gabriela Mordecki, del Instituto de Economía, destacó la mejora en los servicios para la población, pero insistió en que aún falta más.
El nivel de gasto público por parte del gobierno ha sido objeto de críticas a lo largo del período y se acrecientan con fuerza a medida que se acercan las elecciones nacionales y el déficit fiscal (que llega casi al 5% del PIB) no da muestras de retroceder.
Recientemente, el ministro de Economía, Danilo Astori, salió en defensa del gasto público, asegurando que las críticas al mismo parecían estar “de moda”. “Está de moda hablar mal del gasto e identificarlo como una mala palabra, con la incidencia de los tiempos electorales, que conducen a todo tipo de tergiversaciones y falsedades”, señaló Astori, asegurando que el gasto público es importante para “estimular el avance de la sociedad con inclusión, con equidad, con justicia social y con acceso a la protección y a la promoción de los derechos humanos” (ver CRÓNICAS 04/10/2019, Pág. 15).
Más allá de la defensa del ministro, el nivel del gasto y la calidad del mismo, es un tema que genera un constante debate y las posiciones nunca son unánimes. Además, desde el ámbito académico se reconoce que no existe una manera exacta de medir la eficacia y eficiencia de esta herramienta.
Más evaluación
En diálogo con CRÓNICAS, Ignacio Munyo, director del Centro de Economía del IEEM de la Universidad de Montevideo (UM), señaló que “deberíamos tener una mucho mayor evaluación, porque es algo esencial para el país”. En este sentido, saludó “con mucha alegría” los esfuerzos de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) para evaluar las políticas públicas.
A pesar de esta falta de recursos, Munyo indicó que al observar los resultados globales de determinadas áreas y calidad de servicio público, “naturalmente los niveles de eficiencia de gasto público no son los mejores”. Esto es debido a que no se logran mejores resultados para áreas vitales para el país, como lo son la educación, salud o seguridad.
Al respecto concordó Hernán Bonilla, director del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), para quien Uruguay ha aumentado el gasto sin obtener mejores resultados.
Al tener en cuenta el aumento del gasto en áreas como seguridad en educación, se puede contrastar con indicadores de dichos sectores. Por ejemplo, número de rapiñas o asesinatos en un caso, y tasas de egreso o nivel de las pruebas PISA en el otro. “Hay un aumento del gasto, pero no tanto de la eficiencia de la calidad”, analizó.
Por otro lado, Gabriela Mordecki, economista y directora del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración de la Universidad de la República (Iecon-UdelaR) le dio otra vuelta de tuerca al asunto.
Ella focalizó la eficacia del gasto en función del objetivo que se busque. Por ejemplo, en salud: luego de la reforma en esta área, el alcance de la cobertura en salud a la población aumentó enormemente, consideró. Pero enseguida se cuestionó si ello conlleva a una mejora en la calidad de la salud.
“Eso tendrán que verlo las investigaciones a más largo plazo, pero aparentemente hay un impacto positivo”, expresó. Gracias a un mayor gasto, hay una mayor cobertura, una mejora en los servicios que se prestan, y centros de mayor calidad; ahora bien, “¿eso hubiera sido igual si no hubiera estado la reforma de la salud? Es difícil, el contrafactual siempre es complejo”, sentenció.
De esta manera, opinó que hay en general una mejora en los servicios que se prestan a la población. La cuestión es que “todavía falta avanzar más”.
Gasto a futuro
Así, los tres expertos coincidieron en que es necesario que el próximo gobierno recorte gastos, atendiendo a la situación fiscal del país.
Munyo advirtió que la próxima administración estará “muy condicionada” por los actuales niveles de déficit. A su entender, el nivel actual del gasto es insostenible, por lo que la situación es “delicada y compleja”. Esto obliga a una necesidad de hacer ajustes “del estilo microcirugía”: ir oficina por oficina, ver rubro por rubro, y hacer lo que sea necesario para que se pueda volver a una trayectoria sostenible de la deuda pública y estabilizarla no mucho más allá de los niveles actuales, que ya está en niveles elevados, explicó.
Para Bonilla, el próximo gobierno debería seguir tres pasos. El primero, tener objetivos claros por programas o por proyectos; segundo, medir los resultados, y tercero, comparar esos resultados con los objetivos para evaluar y corregir.
Por último, Mordecki apuntó a que el país debería empezar a recortar a menos que logre volver a crecer a tasas significativas. Asimismo, pensando a mediano y largo plazo, estimó que “hay que rever la política vinculada a la seguridad social”.