De acuerdo con los economistas Carlos Végh, Julio de Brun y Aldo Lema, el Banco Central (BCU) debería “independizarse” del ciclo político electoral. Es decir, que el jerarca y consejo directivo del ente financiero no cambien a la par del presidente de la República.
En la mañana del jueves dieron inicio las XXXV Jornadas de Economía del Banco Central (BCU). Las mismas abarcan los días 27 y 28 de agosto en su interés por significar “un ámbito de reflexión” para “pensar un poco más para adelante”, según dijo a CRÓNICAS el presidente del ente financiero, Diego Labat.
Así, el jerarca actuó como moderador en el primer panel de la actividad, titulado “Institucionalidad para la política monetaria”.
Allí, Carlos Végh, economista y académico de la Universidad John Hopkins, señaló que históricamente la alta inflación en la región se explica por dos factores clave relacionados con una pobre institucionalidad. A su entender, estos son déficits fiscales cuantiosos y financiados por el Banco Central, y la falta de credibilidad en política monetaria.
No obstante, desde la década de 1990 hasta hoy se dio una baja sostenida en las tasas de inflación, la cual se dio acompañada de un contexto de cambios institucionales en dichos entes financieros. Según apreció, un 28% era autónomo e independiente en 1990, cuando en 2019 casi un 50% lo son.
En este contexto, el experto bregó por una mayor independencia de los bancos centrales, particularmente en Uruguay. Conlleva beneficios, como el romper con la “dominancia fiscal”, lo cual implica que el ente no tiene que financiar al gobierno con el impuesto inflacionario; pero también conlleva obligaciones.
Una mayor transparencia y claridad en la toma de decisiones, mayor responsabilidad por desvíos de la meta inflacionaria, e “independizarse” del ciclo político, argumentó Végh. Esto último implica que el mandato del presidente del Banco Central del Uruguay (BCU) no finalice al mismo tiempo que el del presidente de la República.
Al respecto, el economista Julio de Brun explicó que el país ya tuvo dos instancias para concretar dicha independencia y las perdió. La primera fue en la Carta Orgánica de 1995, y la segunda en 2008. Se cuestionó, entonces, si la tercera será la vencida para lograr la separación del mandato del directorio del BCU del período de gobierno en Uruguay.
No obstante, insistió también en que “hacer el cumplimiento de la meta de inflación una costumbre más que una rareza” es el principal desafío para el Banco.
Por último, Aldo Lema argumentó que si bien Uruguay avanzó en los últimos 50 años en términos de independencia de política monetaria -en particular del ’95 en adelante-, “cuando uno compara esa independencia del BCU respecto a la región, Uruguay está por debajo del promedio en materia de independencia de su Banco Central”. Por ello, el país debería avanzar hacia una inflación “más baja y estable”, en torno al 3%, comentó el economista.
Para ello, son necesarios “cambios institucionales para converger” hacia ese objetivo, señaló.
Algunos de ellos incluyen, como ya se mencionó, desfasar al directorio del BCU del ciclo político electoral (y expresó que un cambio legal en la materia “reforzaría un compromiso). También incluyó revisar la interacción del ente con el resto del gobierno, y lograr una ausencia de conflictos con otros objetivos.
Si se alcanzara el objetivo de una inflación en torno al 3%, “se estimularía a la larga la desdolarización y una mayor flexibilidad cambiaria”, finalizó Lema.